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HistoriaBiografía

Caro y Sureda, Pedro. Marqués de la Romana (1761-1811).

Militar español nacido en Palma de Mallorca el 3 de octubre de 1761 y muerto en Cartaxo (Santarem, Portugal) el 23 de enero de 1811. III Marqués de la Romana y Grande de España.

Hijo del brigadier Pedro Caro Maza de Lizana, II marqués de la Romana, estudió en el Oratorio de Lyon desde 1771. Cuando murió su padre en la expedición de Argel, regresó a España en 1775, a continuar sus estudios en la Universidad de Salamanca y en el Seminario de Nobles de Madrid. Guardiamarina en el departamento de Cartagena en 1777 y oficial en 1779. Asistió al sitio y toma de Mahón (1782) y al bloqueo de Gibraltar (1783). Al año siguiente se retiró a Valencia, e hizo un viaje que le llevó a París, Berlín y Viena. Regresó a España en 1790, ascendiendo a capitán de fragata. Hizo con Gravina la campaña del Cabo Finisterre, regresando después a Cádiz. Al comenzar la guerra contra la República francesa, 1793, pasó al ejército con el empleo de coronel, y luchó a las órdenes de su tío Ventura Caro en Navarra y las Provincias Vascongadas.

Hombre instruido e inteligente, al decir de Foy, se pensaba de él que llegaría a ser una figura nacional el día en que España volviese a ser una nación. Brigadier, 1794, pasó a Cataluña. Mariscal de campo y teniente general, 1795. A partir de 1796 se dedicó al estudio de las antigüedades. Como auxiliar de los franceses asistió a la campaña de Pomerania. Anglófilo decidido, en 1798 intervino en algunas negociaciones que buscaban una paz separada con Inglaterra. Tres cartas suyas autógrafas, del 15 de marzo, 1 de mayo y 26 de junio de 1800, dirigidas a Antonio Vallas Planell, salieron en la Subasta Durán 306, del 11 de marzo de 1996.

En 1800 era capitán general de Cataluña. De esta época se conoce un Bando sobre medidas de sanidad para que no se propague la epidemia (Barcelona, 1800). Después fue nombrado consejero de la Guerra. En 1807, a sugerencia del embajador de Rusia, Strogonov, se le confirió el mando del ejército expedicionario al Norte de Europa, que iba a formar parte de la Grande Armée. No era la flor del ejército, como se ha dicho, sino un cuerpo formado un poco a la ligera, entre 450 y 600 artilleros, que puso una nota exótica y se llevó bien con las poblaciones por donde pasó, aunque fueron frecuentes las riñas con las tropas francesas. Bernadotte le intimidó para que reconociese a José I, lo que hizo, según unos por prudencia, mientras preparaba la evasión; según Lorenzo Calvo de Rozas fueron sus soldados los que le obligaron a volver a España.

Ambrosio de la Quadra habla de la extraordinaria influencia que ejercía sobre el marqués el intendente Lázaro de las Heras, quien habría concebido la política de no hacer una declaración solemne de adhesión a la dinastía napoleónica, pero de aceptarla por medio de cartas. El 1 de junio de 1808 dirige una al príncipe de Neufchâtel, desde Nieborg en Fionia, en la que le manifiesta su satisfacción por el nombramiento de Murat como Lugarteniente de España, y porque haya sido dominado el movimiento sedicioso de Madrid. Al mismo, el 14 de junio de 1808, le comunica su emoción y aceptación, en nombre de toda la división, por la exaltación de José I al trono de España. Una noticia aparecida en la Gazeta de Zaragoza dice que el 21 del corriente, o sea junio, el príncipe de Masserano le ha presentado a la emperatriz en St.Cloud, lo cual parece por lo menos dudoso. El 24 felicita al propio Intruso y dirige oficios a sus coroneles para que se acepte el nuevo orden de cosas. Poco después, en julio, recibió la Legión de honor, que el 11 de julio, siempre desde Nieborg, agradecía en carta a Bernadotte (príncipe de Pontecorvo). No obstante, si hemos de creer a una carta aparecida en el Conciso, número 5, del 10 de enero de 1811, su juramento fue "Como individuos del ejército de la Nación española deseamos vivir y morir unidos a ella, y creyendo que por medio de sus legítimos representantes, y de su libre y espontánea voluntad ha hecho un juramento semejante a el que se nos exige, juramos al Rey José, las leyes y la constitución". Los autores de la carta, E.C. D. G. y S., dicen que la Romana al prestar su juramento no conocía los sucesos de España. Sabemos que esto no es cierto, pero sea como fuere ya en ese mismo mes de junio había recibido en secreto a un enviado inglés, y había empezado a reconsiderar su situación. (En contra de Calvo de Rozas, le defiende también el folleto anónimo, pero obra de Joaquín de Osma: Observaciones sobre el libelo publicado por Don Lorenzo Calvo de Rozas titulado: Reglamento que la suprema Junta central dio al consejo de Regencia, que dio lugar a una gran polémica, y acción violenta, reflejadas en la Apología de los palos dados al Excmo. Sr. D. Lorenzo Calvo por el Teniente-Coronel D. Joaquín de Osma, de Gallardo, Cádiz, febrero de 1811).

La fuga se gestó a continuación. En cartas escritas en los primeros días de agosto, La Romana habla de la situación crítica en que se halla, ante la aparición de varias fragatas y bricks - enviados por los ingleses - porque las tropas quieren volver a España. La "insurrección" vino, efectivamente, de las tropas, como Calvo de Rozas señaló en su día: el marqués de la Romana, después de considerar lo difícil de su situación, la acepta, como español que es, y actúa en consecuencia. Su relación con el almirante inglés Keats y con Rafael Lobo, enviado de Asturias, facilita el resultado. El 17 agosto 1808 la proclama Soldados, dada en Rudkiobing, invita a sus hombres a acudir a la salvación de la patria, siguiendo las exhortaciones de las Juntas de Galicia y de Asturias. Desde Dinamarca se dirigió a Gotemburgo, donde entregó el mando al conde de San Román; siguió viaje a Londres, y llegó a La Coruña el 11 de noviembre de 1808. Publicó Tratado de ejercicio y maniobras de la Infantería (Madrid, 1808).

Comandante en jefe de las provincias septentrionales, trató de luchar contra lo que él consideraba la anarquía española. Vocal de la Junta de Valencia, en sustitución del difunto Príncipe Pío, miembro de la Central, su fama era grande. Desde abril de 1809 mandaba el ejército de la izquierda y tenía acumuladas las comandancias generales de Galicia, Castilla la Vieja y Asturias. El 2 de mayo de 1809 - Jovellanos lamenta incluso la fecha - procedió a disolver por la fuerza la Junta de Asturias, y a sustituirla después por otra nombrada por él, calificada de espuria por Jovellanos, lo que contribuyó grandemente a la nueva ocupación de Asturias por los enemigos. El edicto de la Romana, en Oviedo el 2 de mayo de 1809, con la firma de los nuevos vocales, fue publicado por Jovellanos en su Memoria en defensa de la Junta Central. En junio tuvo también problemas con la Junta de defensa de La Coruña. Escribió y publicó Representación del ... a la Suprema Junta Central, también llamada "Voto de la Romana" (Sevilla, 14 de octubre de 1809, nueva edición en Valencia en 1809 y traducción portuguesa, Lisboa en 1810), y Proclamaçâo que dirigiu ao exercito por occasiâo de ser chamado para vogal das Cortes (Lisboa, 1809).

Único militar en la Comisión ejecutiva creada por la Junta Central, desde el 1 de noviembre de 1809 su voz era determinante en cuestiones militares, aunque tuvo que dejar el mando de tropas. Intervino en la formación de la Comisión militar de Sevilla, actividad fundamentalmente política, que no impidió la capitulación de la ciudad. El 7 de febrero de 1810 se hace cargo de nuevo del ejército de la Izquierda y en marzo del mismo año, ya con el grado de capitán general, se dirigió a Portugal a conferenciar con Wellington. Publicó Proclama al ejército, en Cádiz el 15 de mayo de 1810, y en Lisboa un Prontuario de voces y Proclamaçâo do heroi defensor da patria ... e proclamaçâo aos povos de Andaluzia para se levantarem contra os perfidos inimigos da Europa, 1810.

Un oficio o carta al general Copons, en Salvatierra el 14 de agosto de 1810, se contiene en otro de aquél, Conciso, número 3, del 28 de agosto de 1810. Una "Orden del ejército de la izquierda del 4 al 5 de octubre de 1810", firmada por él, en la que celebra los triunfos de Wellington sobre Massena, se publica en Diario Mercantil de Cádiz, del 18 de octubre de 1810. Muerto a los 52 años, su cadáver fue llevado a Palma de Mallorca, enterrado primero en Santo Domingo, y luego en la catedral en un mausoleo erigido por decreto de las Cortes de 8 marzo 1811. Entre otros honores poseía la gran cruz de Carlos III. Su importante biblioteca fue inventariada al ser trasladada a Madrid en 1865. Quedó incorporada en la Biblioteca Nacional.

Bibliografía

  • BOPPE, P.: Le Corps de la Romana 1807-1808. Les Espagnols a la Grande Armée. Nancy, 1898.

  • Conciso, n. 3, 28 de agosto de 1810; y n. 5, 10 de enero de 1811.

  • Diario Mercantil de Cádiz, 5 de abril y 18 de octubre de 1810.

  • Gazeta de Zaragoza, n. 59, 14 de julio de 1808.

  • MOYA Y JIMÉNEZ, Francisco y REY JOLY, Celestino: El Ejército y la Marina en las Cortes de Cádiz. Cádiz, 1913.

  • PÁEZ RÍOS, Elena: Iconografía hispana. Madrid, 1966. 5 vols.

  • PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero hispanoamericano. 2ª ed. Barcelona, 1948-1977.

  • QUADRA, Ambrosio de la: Memorias de los acontecimientos en el Exército de Dinamarca desde los primeros rumores de la abdicación de la corona de España y Congreso de Bayona, hasta la salida de las tropas españolas del reino. Madrid, 1932.

A. GIL NOVALES.

Autor

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