Arnold Joseph Toynbee (1889-1975). El pensador que redefinió la historia como ciencia
Toynbee, Arnold Joseph (1889-1975). El pensador que redefinió la historia como ciencia
Arnold Joseph Toynbee (1889-1975), filósofo e historiador británico, se erige como una de las figuras más influyentes del siglo XX en el ámbito de la historiografía. Su principal legado lo constituye su obra monumental A Study of History (Estudio de la Historia), que abarcó 12 volúmenes entre 1934 y 1961. En ella, Toynbee planteó una de las más ambiciosas y científicas aproximaciones a la historia, buscando comprender la dinámica y los ciclos de las civilizaciones. Su legado, tanto en la historia de la humanidad como en el pensamiento filosófico, sigue siendo objeto de estudio y reflexión.
Contexto de su Nacimiento y Formación
Arnold Toynbee nació el 14 de abril de 1889 en Londres, en el seno de una familia vinculada al mundo intelectual. Su tío, el historiador Arnold Toynbee (1852-1883), ya le había dejado una huella importante, y fue este entorno familiar el que probablemente influenció su futura carrera. Toynbee estudió en el Winchester Institute y, posteriormente, se matriculó en el Balliol College de la Universidad de Oxford en 1908. Allí se especializó en Clásicas, licenciándose en 1911. Este paso por el mundo clásico fue clave en su formación y marcaría profundamente su obra. En 1912, pasó un breve período en la Escuela Británica de Atenas, lo que le permitió sumergirse en el estudio directo de la antigua Grecia y Roma, estableciendo un contacto con el mundo clásico que tendría repercusiones notables en su carrera.
En 1913, Toynbee comenzó a trabajar como profesor asociado de Historia Antigua en el Balliol College de Cambridge, donde profundizó en sus estudios sobre el mundo griego. A partir de 1919, pasó a ocupar la cátedra de Estudios Griegos y Bizantinos en la Universidad de Londres. Fue en este periodo cuando se consolidó como una de las figuras más prometedoras del campo académico, siendo nombrado director de investigaciones en Historia Internacional en la Escuela de Economía de Londres (London School of Economics) en 1925. Su nombramiento como director de la prestigiosa institución consolidó su posición como uno de los principales historiadores de su tiempo. Toynbee también fue miembro de la Academia Británica desde 1937, y hasta su jubilación en 1955, continuó su labor como profesor de Historia Internacional en la Universidad de Londres.
Logros y momentos importantes de su vida
A lo largo de su carrera, Arnold Toynbee no solo destacó en el ámbito académico, sino que también desempeñó un papel importante en la política británica. En 1915, comenzó a trabajar como funcionario del departamento de Inteligencia del Ministerio de Asuntos Exteriores británico. Este cargo fue crucial para su visión del mundo y de la historia, especialmente cuando participó en la delegación británica en la Conferencia de Paz de Versalles en 1919, un evento que tuvo un impacto duradero en su pensamiento. El fracaso de este tratado, que no logró garantizar una paz duradera, fue un factor clave en el desarrollo de su obra The World after the Peace Conference (El mundo tras la conferencia de paz, 1925), en la que ofreció una crítica sobre las consecuencias de la paz impuesta tras la Primera Guerra Mundial.
Su producción académica fue vasta y diversa, abarcando temas como la historia de Grecia, la espiritualidad y las relaciones internacionales. Entre sus trabajos más destacados se encuentran La cuestión de Oriente entre Grecia y Turquía (1922), Pensamiento histórico griego (1924), y La civilización helénica (1959). Sin embargo, fue su obra más ambiciosa, A Study of History, la que consolidó su lugar como una de las figuras más influyentes en la historiografía moderna. En esta obra, Toynbee desarrolló una teoría revolucionaria sobre las civilizaciones, proponiendo que estas no debían estudiarse de manera lineal, sino como un conjunto de respuestas a desafíos sociales y naturales.
Impacto en la Sociedad y su Tiempo
La obra de Toynbee tuvo un impacto profundo no solo en el campo de la historia, sino también en la manera en que se comprendía la evolución de las civilizaciones y el papel del ser humano en ella. En A Study of History, Toynbee propuso que la historia debía ser entendida no como un proceso continuo de ascenso y caída de civilizaciones, sino como una serie de respuestas a los retos que estas enfrentaban. De acuerdo con Toynbee, el motor de la historia no era simplemente el progreso o el desarrollo lineal, sino la capacidad de las sociedades para enfrentar desafíos y transformarse a partir de ellos.
Toynbee rompió con la visión tradicional de la historia que veía las civilizaciones como entidades estáticas, y propuso una visión más dinámica, donde las civilizaciones eran organismos vivos sujetos a la interacción entre «retos» y «respuestas». Esta idea de la civilización como una respuesta colectiva, dirigida por una élite creativa, fue uno de los pilares de su pensamiento. Para él, el auge de las civilizaciones no solo dependía de factores naturales, sino de la capacidad de los individuos y las colectividades para innovar y adaptarse a su entorno.
En este sentido, Toynbee también introdujo un enfoque innovador al cuestionar la concepción tradicional de la decadencia de las civilizaciones. Aunque influenciado por el pesimismo de Oswald Spengler, Toynbee no aceptaba la visión fatalista de que el declive de una civilización fuera inevitable. Según él, el colapso de una civilización solo ocurría cuando sus élites cerraban las puertas a nuevas respuestas y se aferraban al poder mediante el autoritarismo. La clave de la supervivencia y el renacimiento de una civilización radicaba, según Toynbee, en la capacidad de sus miembros para renovarse espiritualmente y adaptarse a las nuevas circunstancias.
Legado y Controversias Posteriores
A pesar de la profunda influencia de Toynbee en la historiografía, su legado no estuvo exento de controversias. Su visión sobre el papel del nacionalismo en la historia fue particularmente polémica. Toynbee consideraba que el nacionalismo era uno de los mayores enemigos de las civilizaciones, ya que promovía el tribalismo y obstaculizaba la capacidad creativa de las sociedades. Este punto de vista fue duramente criticado por varios pensadores, entre ellos el filósofo español José Ortega y Gasset, quien le reprochó su visión excesivamente negativa del nacionalismo y su falta de atención a la importancia de las naciones en el desarrollo de la historia.
Además, la idea de que la espiritualidad era un factor fundamental para la regeneración de las civilizaciones ha sido objeto de debate. Muchos críticos consideraron que la espiritualidad era un concepto demasiado abstracto para servir como solución a los problemas reales que enfrentaban las sociedades. A pesar de las críticas, la obra de Toynbee sigue siendo relevante, ya que ofrece un enfoque interdisciplinario que conecta la historia, la filosofía y la sociología de manera única.
Reflexiones Finales: La vigencia de Toynbee en el siglo XXI
El pensamiento de Arnold Toynbee sigue siendo una referencia fundamental para quienes estudian la historia de las civilizaciones y la evolución de la humanidad. A lo largo de su vida, Toynbee dejó claro que la historia no debe ser vista como un relato de hechos aislados, sino como una narrativa compleja en la que las civilizaciones se enfrentan a desafíos constantes. A través de su concepto de «respuesta creativa», Toynbee sugirió que la capacidad humana para adaptarse y transformar su entorno es el factor que impulsa el cambio en la historia.
A pesar de las críticas que ha recibido su obra, especialmente en lo que respecta a su visión sobre el nacionalismo y la espiritualidad, el legado de Toynbee perdura como una de las contribuciones más originales y profundas a la filosofía de la historia. En un mundo que continúa enfrentando retos globales, las ideas de Toynbee siguen siendo una fuente de reflexión y debate sobre el futuro de las civilizaciones.
Bibliografía
-
TOYNBEE, A. J.: Estudio de la Historia. Compendio. (Madrid, Alianza Editorial, 1970-73, 3 vols., trad. de L. Grasset).