Tocornal Grez, Manuel Antonio (1817-1867).
Político chileno nacido en Santiago de Chile el 12 de junio de 1817 y fallecido en su ciudad natal el 15 de agosto de 1867. Líder destacado de la fusión liberal conservadora que tuvo lugar en Chile a mediados del siglo XIX, fue uno de los fundadores del Partido Conservador (Chile).
Vino al mundo en el seno de una familia acomodada, fundada por don Joaquín Tocornal Jiménez y su primera esposa, doña Micaela Grez e Ipinza. Sus progenitores se aseguraron de que, desde su primera infancia, recibiese una espléndida educación; y así, cuando apenas contaba siete años de edad le pusieron un preceptor particular para que le impartiese lecciones de latín en su propio domicilio.
Formado, poco después, en los colegios más selectos de la capital chilena, contó, entre otros brillantes maestros, con el magisterio del insigne polígrafo venezolano Andrés Bello (1781-1865), que se había afincado en Chile a finales de la década de los años veinte. El joven Manuel Antonio pasó por las aulas de la Escuela Recoleta Dominica y, años después, por las del Liceo de Santiago (1827-1831), para acabar ingresando en el Seminario Conciliar dependiente del Instituto Nacional, donde, en 1837, obtuvo el título de bachiller en Leyes.
Pasó, a continuación, a realizar prácticas de abogacía en el despacho de un eminente jurista de la época, don Manuel Montt Torres (1809-1880), quien también tuvo una destacada presencia en la vida pública de su nación, de la que acabó siendo presidente entre 1851 y 1864. Finalmente, el 10 de octubre de 1839, tras dos años de prácticas, Manuel Antonio Tocornal obtuvo el título oficial de abogado.
Al cabo de cinco años (concretamente, el 28 de marzo de 1844), contrajo nupcias con su prima hermana Mercedes Ignacia Tocornal Velasco, de veinte años de edad, con la que tuvo cuatro hijos. Hasta un mes antes de su boda, había venido desempeñando una brillante labor como abogado en el bufete de otro destacadísimo político chileno, don José Antonio Rodríguez Aldea (1779-1841), quien, consciente de los conocimientos y la capacidad intelectual de Manuel Antonio Tocornal, lo había contratado tan pronto como hubo egresado de la Universidad. Tras la muerte de Rodríguez Aldea, acaecida en 1841, el joven abogado santiaguino -que, hasta entonces, había venido sustituyendo a su jefe en los procesamientos verbales que él no podía atender personalmente- pasó a ocuparse de las causas de mayor relieve, con lo que pronto adquirió un notable prestigio en los medios jurídicos de Santiago de Chile. Este reconocimiento propició su incorporación, en 1843, a la plantilla docente de la Facultad de Leyes de la Universidad de Chile.
En febrero de 1844, como ya se ha indicado más arriba, Tocornal Grez dejó de prestar sus servicios en el estudio del difunto Rodríguez Aldea y pasó a establecerse por su cuenta, al tiempo que compaginaba su dedicación a la abogacía con sus obligaciones docentes y su entrega a una de sus grandes vocaciones: la política. Especializado en causas civiles y en pleitos laborales -principalmente, los que afectaban a los trabajadores del sector minero, siempre tan pujante en Chile-, Tocornal inició su andadura política en 1846, año en el que resultó elegido diputado por la demarcación territorial de Rancagua. Tan pronto como llegó al Congreso, el flamante político quedó incorporado, en función de su brillante trayectoria académica y profesional, a la Comisión de Legislación y Justicia.
Dos años después de su arribada a la Cámara legislativa, un golpe de fortuna vino a lanzar definitivamente su carrera laboral. Tras haber defendido en un complejo pleito los intereses de Blas de Ossa, un rico propietario de mina, recibió, en concepto de pago por sus servicios, cuatro barras y media de plata, amén de varias rentas generadas por ciertas explotaciones mineras de gran rendimiento. Su hacienda aumentó de forma espectacular, lo que le permitió, amén de hacerse construir una lujosa mansión en uno de los barrios señoriales de Santiago (concretamente, en la calle Bandera), adquirir varias propiedades agrícolas, invertir en la floreciente industria vitivinícola y, finalmente, consagrar mucho más tiempo a la política, como era su deseo.
Así las cosas, en 1849 fue elegido diputado por la circunscripción de Valparaíso, y en mayo de aquel mismo año, en colaboración con el gran escritor Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), fundó el rotativo La Tribuna, cuyas páginas utilizó para fustigar al ministro del Interior don Manuel Camilo Vial (1804-1882), que había hecho todo lo posible para que Tocornal no resultara electo en los últimos comicios. Poco después, el Presidente chileno don Manuel Bulnes Prieto (1799-1866), convencido de que el político santiaguino contaba con más partidarios que Vial, destituyó a éste de su gabinete y, tras conciliar a sus seguidores y a los de Tocornal, acabó por nombrar a este último ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública.
Parecía, pues, que, con tan elevado nombramiento, su carrera política quedaba definitivamente consolidada. Pero apenas duró ocho meses al frente de sus nuevas ocupaciones ministeriales, pues, al cabo de tan reducido período, presentó su dimisión, originada en las discrepancias que mantenía con el propio Bulnes acerca de la designación de su posible sucesor al cargo presidencial.
No obstante, el Presidente optó por olvidar estas desavenencias a raíz del levantamiento militar que tuvo lugar en Concepción, en septiembre de 1851. Bulnes, consciente del peligro que corría él, sus seguidores y su partido, decidió ponerse él mismo al mando de las fuerzas militares que acudieron a sofocar el alzamiento, y quiso contar con hombres de confianza a su alrededor. Fue entonces cuando recuperó los servicios de Tocornal, al que nombró auditor de guerra del ejército gubernamental.
Vuelto, así, las altas instituciones estatales, Tocornal se encontró con que, a los pocos días del levantamiento de Concepción, Bulnes entregaba el poder a su viejo mentor Manuel Montt. Con él de Presidente, el político santiaguino resulto elegido diputado, en los comicios de 1852, por las demarcaciones de Santiago y La Serena. Se inclinó por representar a esta última, que volvió a elegirle diputado en 1853. Dos años después, los pobladores de La Serena de otorgaron, por tercera vez, su confianza; pero Tocornal optó, ahora, por representar a la circunscripción de Vitoria, por la que también había resultado electo.
Su protagonismo en la vida pública chilena volvió a ser decisivo a finales de la década de los años cincuenta, cuando, tras haber tomado parte en un pleito ante la Corte Suprema, en calidad de abogado del arzobispo Valdivieso (1804-1878), se propuso colaborar con éste en un magno proyecto destinado a reunificar a los partidarios de los dos bandos en que se había escindido el partido de Montt (el de los conservadores, defensores de los intereses de la Iglesia, y el de los nacionales, partidarios de la supremacía de las instituciones laicas del Estado).
Con este propósito apaciguador, Tocornal Grez y el arzobispo Valdivieso fundaron, en 1957, el Partido Conservador, que, liderado por el propio político santiaguino, prestó en un principio su apoyo firme y decidido a una nueva candidatura y al posterior gobierno de Manuel Montt. Pero, poco o poco, el hecho de que éste máximo dignatario abusase de las facultades extraordinarias que a sí mismo se había ido otorgando, así como de la potestad de decretar a su antojo el estado de sitio, fue apartando a Tocornal Grez y a su Partido Conservador de la esfera de Montt, contra el que ya lucharon abiertamente en las fases previas a la revolución de 1859.
Tras dicho proceso de turbulencia y agitación en la vida política de Chile, Manuel Antonio Tocornal se erigió en líder de una delicada alianza entre liberales y conservadores que, en 1861, acabó por llevar a la Presidencia del Gobierno a José Joaquín Pérez Mascayano (1801-1889). En julio de 1862, éste convenció a Tocornal para que se sumase a su gabinete, en calidad de ministro de Interior y, a la par, de Relaciones Exteriores. Además, debido a la renuncia de otro relevante dignatario, hubo de asumir de forma interina la cartera de Hacienda, con lo que alcanzó sus mayores cotas de poder dentro de la política chilena de su tiempo.
No obstante, los duros ataques lanzados contra él por la prensa independiente -que recelaba de los numerosos cargos acaparados por Tocornal en un sólo años- provocaron que presentase su renuncia en mayo de 1864. Se le había cuestionado, principalmente, por haberse mostrado insolidario, en su condición de Ministro de Relaciones Exteriores, con la nación vecina de Perú, ante una acción militar de la Marina española llevada a cabo en las islas Chinchas.
Por no desvincularse definitivamente de la política, pasó a la Cámara de los Diputados en calidad de representante de Chillán, demarcación que, al igual que la de La Laja, le había elegido como tal en 1863. Poco después, los muchos seguidores con que aún contaba le eligieron Presidente de dicha Asamblea, cargo en el que se mantuvo hasta 1866. Sin embargo, estaba cada vez más desengañado de la política y, al mismo tiempo, interesado por la vida intelectual, por lo que compaginó su último año de mandato en la Cámara de los Diputados con el desempeño de un nuevo cargo, muy diferente a todos los que había ocupado hasta entonces: el de rector de la Universidad de Chile, donde venía a sustituir a su antiguo maestro Andrés Bello, recientemente fallecido.
Ya gravemente enfermo, Tocornal Grez aún tuvo fuerzas y ánimos para prestar un nuevo servicio al gobierno chileno, al aceptar, en 1867, la presidencia del Senado. Pero una grave dolencia hepática, complicada con problemas estomacales, acabó con su vida el 15 de agosto de aquel mismo año.
JRF