A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
CineBiografía

Bronston, Samuel (1908-1994).

Productor de cine estadounidense, nacido el 26 de marzo de 1908 en Ismail (Rusia) y fallecido el 13 de enero de 1994 en Carmichael (Estados Unidos).

Vida.

Pocas personalidades del mundo cinematográfico han sido capaces de levantar a lo largo de la historia un imperio prácticamente desde la nada y sustentarlo sobre cada vez más endebles bases, sin que por ello disminuyese la apariencia de glamour y grandeza. La figura de Samuel Bronston simboliza en este sentido el último intento de lanzar al mercado magnas superproducciones al mejor estilo del Hollywood clásico, protagonizadas por los más famosos intérpretes del momento y dirigidas por prestigiosos directores.

De orígenes judíos, nada más emigrar a Estados Unidos cambió su apellido real, Bronstein, por el más americanizado Bronston, en un primer intento de amoldarse cuanto antes a esa tierra de oportunidades que le estaba acogiendo. Mirándose en el espejo de los mayores magnates de la industria cinematográfica, aquellos que habían creado el sistema de estudios, como Fox o Warner, se adentró en este terreno con el ánimo de realizar películas con grandiosos decorados, las más luminosas estrellas del firmamento audiovisual y elevados presupuestos. Pero los comienzos fueron duros para este emigrante ruso, que no consiguió poner en marcha su primer largometraje como productor hasta 1942: El barco de la muerte, que dirigió Sidney Salkow. Este film modesto, de escasas pretensiones y cercano a la serie B, le abrió apenas un resquicio por el cual se adentraría al interior de varios estudios emblemáticos: Columbia, United Artists y Twentieth Century Fox. Hasta que, una década más tarde, sus fuertes discusiones con los directivos de la Fox le impulsarían a convertirse de nuevo en productor independiente.

Creó así la empresa Internal Films; ésta inició sus actividades con una serie de documentales sobre los tesoros vaticanos que encontró amplia difusión en circuitos conservadores norteamericanos, como la sociedad de Los Caballeros de Colón. Una de las cabezas visibles de esta organización, el militar Chester W. Nimitz, le propuso entonces plasmar en imágenes las hazañas del marino John Paul Jones, héroe en la guerra de Independencia de los Estados Unidos, justo cuando los estudios clásicos empezaban a manifestar un escaso entusiasmo por acometer superproducciones, cada vez más caras y cuyas recaudaciones en taquilla iban en descenso a causa de la competencia televisiva. Surgió de este modo El capitán Jones, producción financiada en buena medida Du Pont (fabricante de cosas tan diversas como armamento, plutonio, nailon o película virgen fotográfica) con un dinero que no pudo sacar de España como consecuencia de la decisión del gobierno franquista de obligar a estas empresas a reinvertir parte de sus ganancias.

Samuel Bronston encontró en este país un excelente clima, magníficos técnicos y artistas dispuestos a ser contratados por bajos salarios, así como cierta disponibilidad gubernativa a favorecer sus inversiones. Robert Stack y Bette Davis protagonizaron este film, en el que también intervinieron actores españoles como Susana Canales, Félix de Pomés o José Nieto, bajo la dirección de John Farrow, quien recientemente acababa de obtener un Oscar como guionista por La vuelta al mundo en ochenta días y que gozaba de una amplia experiencia en películas de ambiente marino gracias a títulos como La nave de los condenados o El zorro de los océanos.

En la idea de que a una película de enorme presupuesto únicamente le podía seguir otro film de aún mayor coste económico, Bronston se embarcó en Rey de Reyes, dirigida por Nicholas Ray, que narraba la pasión y muerte de Jesucristo. El alto presupuesto fue cubierto en buena parte por distribuidores y exhibidores independientes de todo el mundo, interesados en esta fascinante propuesta empresarial que acababa de iniciarse y deseosos de poder mostrar en sus cines largometrajes espectaculares que atrajeran de nuevo al público.

El Cid, protagonizada por Charlton Heston y Sophia Loren, fue la primera incursión de Bronston en la historia española. La película, sin pretenderlo, suscitó una encendida polémica por el simple hecho de que fuesen extranjeros quienes llevaran adelante este ambicioso proyecto, que acabaría siendo exhibido en lugares tan remotos como Nueva Zelanda, Alemania, Japón o Estados Unidos. Sin embargo, con 55 días en Pekín el imperio Bronston comenzó a dar muestras de prematura decadencia. El rodaje, efectuado en el pueblo español de Las Matas, fue un auténtico calvario por la enorme cantidad de incidentes que se produjeron y que acabarían elevando el coste hasta cantidades descomunales. Además, como complicación añadida, el director Nicholas Ray sufrió un ataque al corazón y hubo de ser sustituido sobre la marcha por el ayudante Guy Green y el reconocido especialista Andrew Marton.

El declive continuaría con La caída del imperio romano, cuyo presupuesto se elevó hasta los veintiocho millones de dólares sin que el posterior rendimiento en taquilla estuviera en consonancia con el gasto. Buscando el apoyo expreso del régimen de Francisco Franco, gobernante del país donde estaban rodándose todas sus producciones, ideó entonces una serie de documentales como El valle de los Caídos, sobre la basílica que se estaba construyendo en el valle de Cuelgamuros, o Sinfonía española, melodioso paseo por las bellezas turísticas de la nación. Entre todos ellos destacó especialmente Boda en Atenas, por su relevancia como documento histórico de la ceremonia nupcial de los futuros Reyes de España Juan Carlos I y Sofía de Grecia.

Condecorado hasta por el Vaticano, Bronston no pudo sin embargo conseguir el respaldo financiero que buscaba, por lo que se decidió a emprender un último proyecto de cuyo rendimiento dependería el futuro: El fabuloso mundo del circo. Dirigida por el veterano Henry Hathaway, con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale como protagonistas, supuso el definitivo canto de cisne de este emprendedor negociante que buscó con sus películas una vuelta al romanticismo y la revalorización de sentimientos en desuso durante los tiempos modernos, como nobleza, familia o sacrificio personal para lograr un mundo mejor. Tras años de retiro, en parte como consecuencia de la enfermedad de Alzheimer, y un olvido cada vez más creciente sobre su importante figura, fallecería de una parada respiratoria.

Filmografía.

1942: El barco de la muerte.
1943: Jack London.
1959: El Capitán Jones.
1960: Rey de Reyes.
1961: El Cid.
1963: 55 días en Pekín.
1964: La caída del Imperio Romano; El fabuloso mundo del circo.

Bibliografía.

  • GARCÍA DE DUEÑAS, Jesús: "Samuel Bronston: ascenso y caída de un imperio", en Secuencias, núm. 9, octubre de 1998.

  • GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio C. (Coord.): Memoria viva del cine español, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Madrid, 1998.

LFC

Autor

  • LFC.