Humberto Moro Treviño (1929-2015). El matador de toros que marcó una época en México y España
Humberto Moro Treviño (1929-2015). El matador de toros que marcó una época en México y España
Humberto Moro Treviño es una de las
figuras más destacadas de la tauromaquia mexicana, un torero cuyo
recorrido estuvo marcado tanto por su destreza técnica como por los
eventos trágicos que marcaron su vida. Nacido en Linares, Nuevo León,
el 18 de octubre de 1929, Moro Treviño se formó inicialmente en el
campo del Comercio, sin que la tauromaquia fuera una vocación temprana.
Sin embargo, el destino lo llevó a los ruedos, donde logró hacerse un
nombre y dejar un legado que sigue siendo relevante en el mundo del
toreo.
Contexto de su Nacimiento y Formación
Humberto Moro Treviño nació en un
momento de gran agitación social en México. La década de 1920 fue una
época de cambios políticos y económicos profundos, tras la Revolución
Mexicana, lo que generó un ambiente marcado por el crecimiento de
nuevas clases sociales y una mayor centralización de poder en el país.
Aunque Moro Treviño no se crió en el corazón de la capital, su entorno
familiar y cultural fue clave en la conformación de su carácter. Desde
joven, su familia fue testigo del desarrollo de una de las tradiciones
más enraizadas en México: la tauromaquia, aunque el joven Humberto no
se sintió atraído por el mundo de los toros hasta más tarde en su vida.
Sus estudios de Comercio, que
seguía con disciplina, contrastaban con la impulsiva atracción que
sentía por el mundo taurino. El paso hacia la profesionalización fue
incierto y tardío, y lejos de las historias de toreros que nacen con el
«deseo de sangre», la decisión de Humberto Moro de convertirse en
torero fue una que tomó de forma madura y consciente, más que por una
llamada genética o por pasión temprana.
Logros y momentos importantes de su vida
La verdadera carrera de Humberto
Moro Treviño comenzó de manera modesta. Después de haber probado suerte
en diversos aspectos del toreo y de haber pasado por algunas
experiencias previas en ruedos de menor relevancia, el 8 de enero de
1950 debutó oficialmente en la Plaza de Toros de Aguascalientes. A
pesar de la tardía entrada en el mundo taurino, su destreza para torear
al natural sorprendió a los aficionados más experimentados, y pronto se
ganó un lugar en el circuito profesional. Su habilidad para manejar la
muleta lo convirtió en una figura prometedora, un torero que ofrecía
una técnica refinada y un estilo único.
Apenas unos meses después de su
debut, el 16 de julio de 1950, hizo su presentación en la capital
mexicana, en la Plaza Monumental de México. Esta actuación fue clave en
su carrera, pues no solo le permitió demostrar su capacidad ante el
público de la ciudad, sino que también marcó el inicio de su ascenso en
el escalafón taurino. En febrero de 1951, Moro Treviño dio el paso
definitivo, dejando atrás su etapa de novillero para recibir la
alternativa en una corrida en la que actuaron figuras de renombre como
el torero portugués Manuel dos Santos Pires y el mexicano Jesús Córdoba
Ramírez. En esa ocasión, Moro Treviño se enfrentó a un toro de la
ganadería de San Mateo, marcando un hito en su carrera profesional.
La temporada siguiente, Humberto
Moro se aventuró a cruzar el Atlántico para probar suerte en las plazas
más importantes de España. En 1952, toreó en diversos cosos españoles,
incluidos lugares emblemáticos como la Real Maestranza de Caballería de
Sevilla, donde compartió cartel con dos grandes figuras del toreo, Luis
Miguel González Lucas y Agustín Parra Dueñas. Aunque no alcanzó a
confirmar su alternativa en Madrid, su paso por el país europeo dejó
claro que tenía el nivel necesario para competir al más alto nivel.
De regreso en México, Humberto
Moro Treviño continuó con su exitosa carrera, toreando en diversas
plazas hispanoamericanas y consolidando su posición como uno de los
matadores más respetados de su generación. Sin embargo, la tragedia se
cernió sobre su carrera en 1960, cuando sufrió una cornada tan grave
que, según el taurino Ángel Villatoro, fue «una de las más horribles de
que se tiene memoria». Este accidente, que le causó daños irreparables
en sus órganos genitales, obligó a Moro Treviño a interrumpir su
temporada de manera prolongada. A pesar de esta tragedia, su
recuperación fue asombrosamente rápida, y en 1961 volvió a los ruedos
con gran valentía, toreando en cuatro ocasiones, pero nunca pudo
recuperar el ritmo de su carrera inicial.
Impacto en la Sociedad y su Tiempo
Humberto Moro Treviño fue un
hombre que supo ganarse el respeto tanto en México como en España, no
solo por su destreza en los ruedos, sino por la manera en que su figura
representó el alma del toreo azteca. En una época en la que la figura
del matador de toros gozaba de un estatus social elevado, Moro Treviño
fue capaz de trascender los límites del toreo, convirtiéndose en un
emblema de la lucha y el sacrificio. Su arte de torear al natural, su
dominio de la muleta y su valentía frente al toro se convirtieron en
características que lo definieron y que fueron apreciadas por la
crítica especializada.
Sin embargo, su carrera también
estuvo marcada por las dificultades y los altibajos. El percance de
1960, sumado a una vida llena de constantes desafíos, impidió que Moro
Treviño llegara a ser una figura internacional aún más grande. Pese a
ello, su influencia en la tauromaquia mexicana fue profunda, y su
legado sigue siendo recordado por los aficionados al toreo de su país.
Al igual que muchos toreros, Moro Treviño también fue testigo de los
cambios en la sociedad mexicana, que vio cómo los toros pasaban de ser
una tradición popular a una actividad más elitista.
Legado y Controversias Posteriores
El legado de Humberto Moro Treviño
es uno de aquellos que sigue siendo objeto de reflexión y debate dentro
del mundo taurino. A pesar de no haber alcanzado la misma fama que
algunos de sus contemporáneos, como José Huerta Rivera o Francisco
Rivera Agüero, su nombre sigue siendo sinónimo de valentía, técnica y
pasión por el toreo. Su trágica cornada de 1960, que podría haberlo
dejado fuera de los ruedos para siempre, se ha convertido en parte
esencial de su historia, reflejando la dureza de la vida de un torero.
En la actualidad, su figura ha
sido revalorizada por algunos estudiosos y aficionados del toreo,
quienes subrayan la importancia de su estilo y su valentía, mientras
que otros argumentan que su carrera estuvo limitada por los accidentes
que sufrió. A pesar de ello, el reconocimiento a su arte sigue vivo en
las generaciones más jóvenes de toreros, quienes ven en su vida un
ejemplo de perseverancia y dedicación.
Una figura que sigue viva en el recuerdo
La figura de Humberto Moro Treviño
es un recordatorio de las complejidades y sacrificios del toreo. A
través de su arte, su valentía y su tragedia personal, Moro Treviño
dejó una huella indeleble en la historia del toreo mexicano. Su vida
continúa siendo un símbolo de la pasión por la tauromaquia y un ejemplo
de que, más allá de los triunfos y las derrotas, lo que perdura es el
arte y el corazón que se pone en cada faena.
Bibliografía
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