Wilhelm von Keitel (1882-1946): El mariscal de campo que abrazó el nazismo y fue condenado en los juicios de Nuremberg

Wilhelm von Keitel (1882-1946): El mariscal de campo que abrazó el nazismo y fue condenado en los juicios de Nuremberg

Wilhelm von Keitel, nacido el 22 de septiembre de 1882 en Hanover, Alemania, y fallecido el 16 de octubre de 1946 en Nuremberg, fue una de las figuras militares más influyentes y controvertidas del Tercer Reich. Su carrera estuvo marcada por su lealtad inquebrantable a Adolf Hitler, que lo convirtió en un alto mando del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su formación militar desde joven y su ascendente carrera, Keitel terminó siendo condenado por crímenes de guerra en los juicios de Nuremberg, donde su nombre quedaría asociado para siempre a los horrores del régimen nazi.

Contexto de su Nacimiento y Formación

Wilhelm von Keitel nació en el seno de una familia terrateniente de Brunswick. Su infancia transcurrió en un ambiente alejado de las grandes preocupaciones académicas, ya que su educación fue básica y poco destacada. Aunque su rendimiento escolar fue mediocre, Keitel demostró un notable interés por los caballos y la caza, pasatiempos que marcaron su juventud. Este amor por la vida militar no era extraño en una época en la que muchos jóvenes alemanes se veían atraídos por el ejército prusiano, símbolo de poder y prestigio en el nuevo Imperio Alemán.

En 1901, Keitel ingresó al 46º Regimiento de Artillería de Prusia, donde comenzó su carrera militar. En poco tiempo, sus capacidades organizativas comenzaron a destacar, y en 1902, con solo 20 años, ascendió a segundo lugarteniente. Esta habilidad para la logística y la organización le permitió hacerse un hueco dentro del ejército alemán, donde continuó forjando su carrera a pesar de sus limitadas aptitudes académicas.

Logros y momentos importantes de su vida

Durante la Primera Guerra Mundial, Keitel fue movilizado y, a pesar de ser herido en septiembre de 1914, regresó al frente tras su recuperación. Su ascenso fue vertiginoso, alcanzando el rango de capitán, y se destacó por su capacidad para dirigir batallones. En 1917, fue nombrado comandante de la 199ª División de Infantería y luchó en Flandes, donde pudo demostrar su destreza en la organización y planificación.

Sin embargo, el final de la guerra fue un punto de inflexión para Keitel. En 1918, se vio forzado a izar la bandera roja de la revolución tras los amotinamientos de los soldados, un hecho que lo marcó profundamente. Este fue el comienzo de su vinculación con los grupos de extrema derecha, que al igual que él, rechazaban la rendición y el Tratado de Versalles. Ingresó en los Freikorps, una organización paramilitar que combatía en la frontera de Polonia y que se convirtió en uno de los principales focos del ultranacionalismo alemán.

Keitel sería una pieza clave en la reconstrucción del ejército de la República de Weimar, creado en el contexto del Tratado de Versalles. Gracias a la intervención de Hans von Seeckt, entonces jefe del estado mayor del ejército alemán, Keitel se incorporó a la Reichswehr (ejército de 100.000 hombres), una fuerza que, bajo restricciones internacionales, tenía el objetivo de mantener el orden interno. Durante estos años, Keitel pasó largas temporadas en la Unión Soviética, donde colaboró con el Ejército Rojo y adquirió una vasta experiencia en tácticas militares.

Impacto en la Sociedad y su Tiempo

La llegada de Hitler al poder en 1933 marcó el punto de no retorno en la carrera de Keitel. Aunque no estaba inicialmente conforme con el nombramiento del líder nazi como canciller, la estructura militar alemana lo obligó a acatar la orden. A medida que avanzaban los años, Keitel comenzó a sentir una creciente admiración por Hitler, convirtiéndose en uno de sus más fieles seguidores. En 1935, fue nombrado al frente de la Oficina de las Fuerzas Armadas (Wehrmachtsamt), consolidándose como uno de los principales mandos del ejército.

La política agresiva de Hitler y sus expansiones territoriales en Europa contaron con el apoyo incondicional de Keitel. En 1938, fue nombrado jefe del OKW (Oberkommando der Wehrmacht), la nueva organización que unificaba el mando de las tres ramas del ejército alemán. Desde esta posición, Keitel supervisó diversas campañas militares, incluida la invasión de Polonia en 1939, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Su actitud de obediencia ciega a las órdenes del Führer lo convirtió en uno de los principales responsables de los crímenes cometidos durante el conflicto.

En particular, Keitel fue una figura central en la planificación de la guerra agresiva del Tercer Reich. En 1941, dio su apoyo total a la invasión de la Unión Soviética, participando directamente en la creación de políticas de exterminio masivo. Entre otras decisiones controvertidas, Keitel autorizó la ejecución de prisioneros de guerra comunistas y fue responsable de firmar una orden que permitía a Heinrich Himmler llevar a cabo sus programas raciales en los territorios ocupados.

Legado y Controversias Posteriores

El colapso del Tercer Reich en 1945 marcó el fin de la carrera de Keitel. Tras la caída de Berlín, huyó a Holstein, donde fue arrestado por las fuerzas británicas. Durante los juicios de Nuremberg, Keitel no negó su participación en los crímenes de guerra y aceptó su responsabilidad. A pesar de sus intentos de justificar sus acciones como simples órdenes cumplidas, su defensa fue insuficiente, y fue condenado a muerte. El 16 de octubre de 1946, Keitel fue ejecutado por ahorcamiento.

El legado de Wilhelm von Keitel está marcado por su firme lealtad a un régimen que promovió la violencia y el odio racial. A pesar de sus logros militares, su nombre ha quedado ligado al terror y las atrocidades cometidas por el régimen nazi. Sin embargo, la figura de Keitel sigue siendo objeto de debate en la historiografía contemporánea. Mientras algunos analizan su carrera en el contexto de la estructura jerárquica y autoritaria del Tercer Reich, otros cuestionan hasta qué punto su participación en los crímenes de guerra refleja una falta de juicio propio y un exceso de obediencia a un régimen totalitario.

La relevancia de estudiar su figura

La vida y la carrera de Wilhelm von Keitel siguen siendo un campo de estudio complejo y polémico. Su figura no solo refleja las dinámicas internas del Ejército Alemán durante la Segunda Guerra Mundial, sino también la relación entre el poder militar y los dictámenes políticos de la época. Su caso es un recordatorio de los peligros de la obediencia ciega y la falta de ética en los círculos de poder.

A pesar de las condenas históricas, el personaje de Keitel invita a la reflexión sobre el papel que desempeñaron los líderes militares durante los regímenes totalitarios. Su historia sigue generando preguntas sobre la moralidad en tiempos de guerra y el impacto de los líderes en las decisiones bélicas. Hoy, su figura se encuentra marcada por la condena social y moral, pero sigue siendo un punto de referencia en los estudios sobre la historia del Tercer Reich y sus atrocidades.