Robin Howard (1924-1989). El mecenas de la danza que conectó Europa con la modernidad americana
Howard, Robin (1924-1989). El mecenas de la danza que conectó Europa con la modernidad americana
La figura de Robin Howard
(1924-1989), nacido en Londres y fallecido en la misma ciudad, marcó un
antes y un después en la historia de la danza moderna europea. Como
mecenas y director de ballet, su visión transformadora permitió que la
danza moderna estadounidense, liderada por Martha Graham,
encontrara su lugar en el corazón de Europa. El trabajo de Howard no
solo consistió en facilitar el acceso a la modernidad coreográfica,
sino que se dedicó a consolidar espacios y estructuras en las que esta
forma de arte pudiera desarrollarse, florecer y prosperar, influyendo
de manera decisiva en la evolución de la danza contemporánea.
Contexto de su Nacimiento y Formación
Robin Howard nació el 21 de mayo de
1924 en Londres, en una época en la que la danza clásica y las formas
tradicionales dominaban las artes escénicas. En un periodo histórico
convulso, marcado por la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias
sociales y culturales, la juventud de Howard estuvo influenciada por
una ciudad que se encontraba en plena reconstrucción tras los horrores
de la guerra. Aunque el ballet clásico tenía una notable presencia, la
modernidad artística estaba en auge, especialmente en los Estados
Unidos, donde la danza estaba empezando a transformarse bajo el influjo
de nuevas propuestas vanguardistas.
Desde temprana edad, Howard se
sintió atraído por las artes, pero fue en 1954 cuando experimentó una
revelación definitiva al asistir a la primera actuación de la compañía
de Martha Graham en
Europa. Esta experiencia no solo marcó el inicio de su fascinación por
la danza moderna, sino que también le llevó a convertirse en el
principal portavoz británico de Graham, con quien entabló una relación
profesional que definiría gran parte de su carrera.
Logros y Momentos Importantes de su Vida
Howard no solo fue un admirador y
seguidor de la danza moderna, sino que pasó a desempeñar un papel
fundamental en su difusión y consolidación en el Reino Unido y Europa.
Su primera gran contribución fue organizar temporadas de la compañía de
Martha Graham en
Londres, lo que permitió que el público europeo se familiarizara con
las innovadoras propuestas de la coreógrafa estadounidense. Además,
ayudó a muchos bailarines británicos a mudarse a Nueva York para
trabajar con Graham, abriendo así las puertas a una nueva etapa en la
danza moderna en el continente.
En 1966, fundó la School of Contemporary Dance en Londres, una institución que un año más tarde se transformaría en el London Contemporary Dance Theatre,
consolidando un espacio dedicado exclusivamente a la danza
contemporánea. Este paso no solo reflejaba su interés por el arte en
sí, sino también su compromiso con la creación de estructuras
permanentes que respaldaran a los nuevos talentos de la danza
contemporánea. La nueva escuela y compañía encontraron su sede en un
antiguo cuartel londinense que fue reconvertido en el Teatro The Place en 1969, un hito que proporcionó a los bailarines y coreógrafos un escenario de primer nivel para desarrollar sus creaciones.
Howard fue reconocido por su
incansable esfuerzo al integrar la danza moderna americana en Europa,
siendo galardonado en 1976 con la Orden del Imperio Británico,
un reconocimiento a su labor en pro del arte y la cultura. Su
dedicación al campo de la danza no se limitó solo a la creación de
instituciones, sino que también se volcó en la gestión y promoción de
eventos que acercaran la danza contemporánea al público europeo,
construyendo puentes entre los dos continentes.
Impacto en la Sociedad y su Tiempo
Robin Howard fue una pieza clave
en la transformación de la danza contemporánea en Europa. Al introducir
la danza moderna estadounidense a través de figuras como Martha Graham,
cambió para siempre la percepción de este arte en el continente. No
solo logró que la danza moderna fuera aceptada en una sociedad muy
centrada en el ballet clásico, sino que también ayudó a crear una
generación de bailarines y coreógrafos que pudieron expresarse de
manera más libre y experimental, sin las restricciones del ballet
tradicional.
Además de su impacto directo en la
danza, el trabajo de Howard también contribuyó al enriquecimiento del
panorama cultural británico y europeo en general. En una época en la
que las artes de vanguardia se debatían entre la tradición y la
renovación, su visión de la danza como una forma de arte en constante
evolución y experimentación permitió que nuevas voces emergieran y que
se crearan espacios dedicados a la investigación artística.
Su presencia en el Comité Permanente de la Danza de la UNESCO,
cargo que ocupó en los últimos años de su vida, reflejó su compromiso
global con el desarrollo y promoción de la danza como herramienta
cultural y educativa. Durante su presidencia, Howard contribuyó a
reforzar la cooperación internacional en el campo de la danza, ayudando
a la creación de redes globales que abrieron oportunidades para
artistas de todo el mundo.
Legado y Controversias Posteriores
El legado de Robin Howard sigue vivo en el London Contemporary Dance Theatre,
una institución que continúa siendo uno de los pilares fundamentales de
la danza contemporánea en el Reino Unido. Además, su influencia puede
percibirse en la gran cantidad de bailarines y coreógrafos que se
formaron en sus escuelas y que, a su vez, han pasado a ser figuras
destacadas en el ámbito internacional.
Sin embargo, como suele suceder
con las figuras que desafían las normas establecidas, su figura no ha
estado exenta de controversia. Algunos críticos han cuestionado el
enfoque de Howard sobre la danza, al considerar que su apuesta por la
modernidad y la integración de la danza americana pudo haber eclipsado
o desplazado otras formas de expresión artística en Europa. A pesar de
estas críticas, la gran mayoría de los especialistas coinciden en que
su contribución al panorama de la danza fue esencial para su desarrollo
en la segunda mitad del siglo XX.
Hoy en día, Robin Howard es
considerado uno de los grandes mecenas de la danza moderna, y su labor
de promoción y difusión sigue siendo reconocida por quienes continúan
impulsando la danza contemporánea en Europa.
Un Legado Inquebrantable
La vida y obra de Robin Howard son
un testimonio de cómo un individuo puede transformar un campo artístico
y cultural con pasión y dedicación. Su enfoque visionario permitió que
la danza moderna, de la mano de Martha Graham
y otros referentes de la vanguardia estadounidense, encontrara un lugar
en Europa. Su legado sigue vigente no solo a través de las
instituciones que fundó y consolidó, sino también a través de la huella
que dejó en la danza contemporánea global. El debate sobre su figura y
su trabajo sigue siendo relevante, especialmente en el contexto de una
danza que continúa evolucionando y abriendo nuevas posibilidades
creativas para las generaciones venideras.