Darío II, Rey de Persia (424-404 a.C.): Un monarca en tiempos de crisis
Darío II fue un rey de Persia que gobernó entre el 424 y el 404 a.C. durante un periodo de inestabilidad política y militar. A pesar de que su reinado es menos conocido que el de sus predecesores como Ciro el Grande o Jerjes I, tuvo un papel clave en la evolución del Imperio Aqueménida, especialmente en sus relaciones con las ciudades-estado griegas y los conflictos internos que marcaron su gobierno.
Contexto histórico y ascenso al trono
El Imperio Aqueménida, fundado por Ciro el Grande, fue una de las primeras superpotencias de la historia. Sin embargo, a la muerte de Artajerjes I en el 424 a.C., el imperio entró en un periodo de crisis sucesoria. Su hijo mayor, Jerjes II, heredó el trono pero fue asesinado poco después de su ascenso, lo que dejó un vacío de poder.
Darío II, hijo ilegítimo de Artajerjes I y una concubina babilonia llamada Cosmartidene, tomó el control del imperio con el apoyo de su esposa, la influyente reina Parisatis. Su reinado comenzó con dificultades, ya que tuvo que consolidar su poder enfrentando diversas revueltas y oposición interna.
Gobierno y política interna
El reinado de Darío II se caracterizó por la corrupción administrativa y la creciente influencia de los eunucos y de la nobleza persa en la corte. Durante su mandato, la reina Parisatis jugó un papel político fundamental, controlando intrigas palaciegas y asegurando la estabilidad dinástica.
Entre los principales problemas internos que enfrentó Darío II, se destacan:
- Revueltas en Egipto: Egipto, que había sido conquistado por los persas en el 525 a.C., se mantuvo en constante resistencia. Durante el reinado de Darío II, los egipcios intentaron liberarse del dominio persa con el apoyo de los griegos.
- Corrupción en la administración: Los sátrapas, gobernadores regionales del imperio, comenzaron a actuar con mayor autonomía, lo que debilitó el control central.
- Problemas económicos: La presión fiscal sobre los pueblos sometidos aumentó, lo que generó descontento en varias regiones del imperio.
Relación con Grecia y la Guerra del Peloponeso
Uno de los aspectos más significativos del reinado de Darío II fue su intervención en la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), el conflicto entre Atenas y Esparta por la hegemonía en el mundo griego. Aunque Persia había sido tradicionalmente enemiga de los griegos desde las Guerras Médicas, Darío II optó por una estrategia diplomática y militar diferente.
Su hijo, Ciro el Joven, fue enviado a Asia Menor con el objetivo de fortalecer la posición persa en la región y apoyar a Esparta contra Atenas. Persuadido por los espartanos de que una derrota ateniense beneficiaría a Persia, Darío II permitió que Ciro el Joven financiara la flota espartana, lo que eventualmente llevó a la caída de Atenas en el 404 a.C.
Las acciones de Darío II en Grecia consolidaron el dominio persa sobre las ciudades jonias de Asia Menor, permitiendo que el imperio recobrara parte de su influencia en la región.
La figura de la reina Parisatis
Parisatis, la esposa de Darío II, fue una de las figuras más influyentes de su reinado. Cruel y astuta, se encargó de eliminar a rivales políticos y consolidar el poder de su dinastía. Su influencia se mantuvo después de la muerte de Darío II, cuando su hijo Artajerjes II tomó el trono.
Muerte y sucesión
Darío II murió en el 404 a.C., el mismo año en que Esparta derrotó a Atenas, marcando el fin de la Guerra del Peloponeso. Su hijo, Artajerjes II, heredó un imperio debilitado por las revueltas internas y la autonomía creciente de los sátrapas.
Su muerte también marcó el inicio de una serie de conflictos internos, incluyendo la rebelion de su otro hijo, Ciro el Joven, quien intentó arrebatar el trono a Artajerjes II en la famosa batalla de Cunaxa (401 a.C.).
Legado de Darío II
A pesar de que su gobierno fue marcado por crisis y conflictos internos, Darío II logró mantener la estabilidad del Imperio Aqueménida en tiempos de gran turbulencia. Su apoyo a Esparta en la Guerra del Peloponeso permitió que Persia recuperara influencia en Asia Menor, pero también sentó las bases para los problemas políticos que enfrentaría su sucesor.
Principales logros y fracasos:
Logros:
- Recuperó influencia persa en Asia Menor mediante alianzas estratégicas con Esparta.
- Logró mantener el control del imperio a pesar de las revueltas internas.
- Expandó la influencia diplomática persa en el mundo griego.
Fracasos:
- No logró frenar la autonomía de los sátrapas, lo que debilitó el poder central.
- No pudo sofocar las revueltas en Egipto, lo que mermó la estabilidad del imperio.
- Su reinado estuvo marcado por la corrupción y el nepotismo, lo que afectó la eficiencia administrativa.
Conclusión
Darío II es un monarca a menudo opacado por figuras como Darío I o Jerjes I, pero su reinado desempeñó un papel crucial en la historia del Imperio Aqueménida. Su estrategia diplomática y militar en Grecia le permitió recuperar influencia, aunque al precio de una creciente inestabilidad interna.
Su legado se percibe en los acontecimientos que siguieron a su muerte, en particular la guerra entre sus hijos por el trono y la creciente debilidad del imperio, que eventualmente sería conquistado por Alejandro Magno en el siglo IV a.C. Aunque no fue un reformador ni un conquistador, Darío II logró mantener el control sobre un imperio en crisis, asegurando su continuidad por una generación más.