Berenguela Berenguer (1108-1149). La Reina de Castilla que dejó una huella indeleble en la historia
Berenguela Berenguer, nacida en Barcelona en 1108, es una de las figuras más fascinantes de la historia medieval de España. Reina de Castilla por su matrimonio con Alfonso VII, jugó un papel crucial en la política de su tiempo, convirtiéndose en un referente de prudencia, diplomacia y sacrificio. Su vida, marcada por grandes desafíos, tanto en lo personal como en lo político, dejó una impronta duradera en los acontecimientos históricos de la Península Ibérica.
Contexto de su nacimiento y formación
Berenguela nació en un contexto de importantes convulsiones políticas en la península Ibérica. Hija de Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y de doña Dulce, condesa de Provenza, fue hermana de Ramón Berenguer IV. Su familia, de gran poder en el ámbito catalán, estaba inmersa en la lucha por la consolidación del poder en un contexto dominado por la competencia entre los reinos cristianos y los musulmanes, así como por las tensiones internas en el mismo territorio.
El siglo XII fue una época de profundas transformaciones en Europa, especialmente en la Península Ibérica, donde los reinos cristianos enfrentaban una expansión constante hacia el sur, a la par que intentaban consolidar sus dominios frente a las ambiciones de otros monarcas cristianos y musulmanes. Fue en este ambiente complejo y cambiante en el que Berenguela creció y se formó. Su matrimonio con Alfonso VII no solo fue un acto de unión dinástica, sino también una alianza estratégica que buscaba consolidar el poder en la región.
El matrimonio con Alfonso VII y su papel político
En 1128, Berenguela contrajo matrimonio con Alfonso VII, rey de Castilla, en Saldaña. Este enlace fue mucho más que un simple matrimonio real; se trataba de una alianza entre los condes de Barcelona y el que ya se titulaba Imperator Hispaniae, Alfonso VII, en su lucha contra el rey Alfonso el Batallador. Este matrimonio consolidó la unión entre los dos poderes, y Berenguela, consciente de las responsabilidades que asumía, no solo se limitó a su papel de consorte, sino que se involucró de manera activa en la política del reino.
La reina mostró una gran astucia política, convirtiéndose en una de las principales consejeras de su esposo. Según la crónica de mosén Miguel Carbonell, Berenguela formó una gran amistad con doña Sancha, una de las hermanas de Alfonso VII, y juntas jugaron un papel clave en las decisiones del emperador. Berenguela no solo se limitó a influir en las decisiones internas, sino que también fue crucial en momentos de conflicto. Un ejemplo de su implicación política fue su intervención en la rebelión del conde de Asturias, Gonzalo Peláez, de la cual fue la principal responsable de sofocar.
Además, su implicación en las campañas bélicas de su esposo fue constante, acompañándolo en numerosas ocasiones y participando en las victorias de su reinado. Este compromiso con las luchas militares y políticas de Castilla refleja su dedicación no solo a su familia, sino a los intereses del reino, lo que la convirtió en una figura central en la corte de Alfonso VII.
Momentos heroicos y diplomacia en Toledo
Uno de los episodios más recordados de la vida de Berenguela ocurrió en 1139, cuando, tras la partida de su esposo hacia el sitio del castillo de Aurelia, ella quedó al mando de la defensa de Toledo. En ese momento, la ciudad fue sitiada por el emperador de Marruecos, quien había reunido un ejército de 30,000 hombres. Aunque el ejército de la reina era inferior en número, ella tomó una decisión diplomática audaz que evitaría una lucha sangrienta.
En lugar de optar por la confrontación directa, Berenguela envió un mensajero con una carta dirigida al líder musulmán, diciendo: «¿No conocéis que es mengua de caballeros y capitanes esforzados acometer a una mujer indefensa cuando tan cerca os espera el emperador? Si queréis pelear id a Aurelia y allí podréis acreditar que sois valientes, como aquí dejar demostrado que sois hombres de honor si os retiráis». La nobleza de la reina impresionó tanto a los musulmanes que decidieron levantar el cerco y retirarse para enfrentarse a Alfonso VII en otro frente.
Este acto de valor y diplomacia no solo evitó una masacre, sino que consolidó la figura de Berenguela como una soberana sabia y decidida, capaz de proteger su reino con astucia y determinación. La reina también mostró una notable compasión cuando, al recibir las cabezas de los emires de Sevilla y Córdoba, decidió embalsamarlas y enviarlas a las viudas de estos en cofres de oro, una muestra de su humanidad en medio de la guerra.
Su sacrificio personal y su legado familiar
Además de sus logros como reina, Berenguela es recordada por su capacidad de sacrificarse por los intereses del reino y por su familia. A pesar de las infidelidades de su esposo con la noble asturiana Gontrada Díaz, que resultaron en el nacimiento de su hija, doña Urraca, Berenguela optó por perdonar a Alfonso VII y trabajó para mantener la estabilidad en su matrimonio y en el reino. Este acto de perdón refleja su pragmatismo y su capacidad para anteponer el bienestar de su reino a sus propios sentimientos.
La reina también mostró un gran cuidado por su familia, especialmente cuando su hija Urraca se casó con García el Restaurador, rey de Navarra. Berenguela se encargó de organizar los esponsales de manera espléndida y participó activamente en la ceremonia, dándole el máximo realce. Su influencia en los asuntos dinásticos y familiares fue crucial para mantener la unión entre los reinos cristianos.
Muerte y legado
La muerte de Berenguela en 1149 fue un golpe doloroso para su familia y para el reino. La figura de la reina fue tan significativa que el año de su fallecimiento, 1139, fue utilizado como referencia temporal en los documentos, bajo la fórmula «año en que falleció la señora emperatriz». Berenguela dejó un legado de prudencia, diplomacia y sacrificio, que perduró en la memoria colectiva de Castilla y de los reinos ibéricos.
La reina tuvo dos hijas, Constanza y Sancha, y fue madre de Sancho el Deseado, quien murió en su niñez. Su cuerpo descansa en la capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago, un lugar de gran simbolismo y honor, acorde con la importancia que tuvo en la historia de Castilla.
El legado de Berenguela en la historia
Berenguela Berenguer es una figura que sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la historia medieval de España. Su vida y su obra reflejan una mujer de gran capacidad política y de un coraje admirable, que, a pesar de las adversidades, supo mantener la estabilidad del reino y de su familia. A través de su ejemplo, la historia nos ofrece una lección sobre el liderazgo, la prudencia y el sacrificio personal en tiempos de turbulencia.
La figura de Berenguela es ahora reconsiderada en el contexto de los debates sobre el papel de las mujeres en la política medieval y la historia. Su vida, llena de momentos de valentía y sabiduría, continúa siendo un testimonio de cómo las decisiones personales y políticas pueden influir en el destino de un reino.