Juan de Bejarano (s. XVIII). El escultor destacado del Siglo de las Luces en Madrid

Juan de Bejarano fue uno de los
escultores más destacados de la Madrid del siglo XVIII, un periodo
marcado por la transición del barroco hacia el neoclasicismo. Su
trabajo fue reconocido y celebrado por su maestría técnica y su
capacidad para capturar la esencia del arte en la escultura religiosa y
decorativa. Aunque su vida fue relativamente breve en comparación con
algunos de sus contemporáneos, su legado perdura a través de las obras
que dejó y de su influencia en la escultura española de su tiempo. El
pintor y crítico de arte, Palomino, lo elogió en su época,
contribuyendo a la difusión de su nombre y obra.

Contexto de su Nacimiento y Formación

Juan de Bejarano nació en un
periodo de grandes transformaciones sociales y culturales en España. En
el siglo XVIII, Madrid vivía una época de auge del arte, especialmente
en las artes plásticas. La influencia de los monarcas borbónicos, en
particular de los Reyes Católicos y de Carlos III, favoreció el
desarrollo de las artes. Madrid, como capital del imperio, era un
hervidero de tendencias artísticas, en donde convergían el estilo
barroco, que aún dominaba, y las primeras manifestaciones del
neoclasicismo.

Aunque no se sabe con exactitud el
lugar y año de su nacimiento, se cree que Bejarano formó parte de la
escuela de escultura madrileña, donde su habilidad para trabajar la
madera y el mármol lo convirtió en uno de los más prestigiosos
escultores de su tiempo. De joven, pudo haber recibido formación en los
talleres de escultores más relevantes de la época, como los de
Francisco de Goya o de su maestro, quien podría haberle transmitido los
conocimientos técnicos necesarios para perfeccionar su arte.

Logros y momentos importantes de su vida

A lo largo de su carrera, Bejarano
logró gran renombre en la capital española. Su estilo fue una mezcla de
la tradición barroca, con una profunda influencia de la escultura
italiana, y las nuevas tendencias neoclásicas que se comenzaban a
gestar en Europa. Sus obras no solo son destacadas por su perfección
técnica, sino también por la emoción y la profundidad que transmiten,
cualidades que le otorgaron un lugar privilegiado en la historia del
arte español.

Uno de los hitos más importantes
de Bejarano fue su trabajo en la Real Academia de San Fernando. Como
escultor de la corte, participó en varios proyectos de envergadura para
iglesias y edificios oficiales. Sus estatuas religiosas, en particular,
se destacan por su realismo y el refinamiento en el tratamiento de las
figuras humanas. Su obra más emblemática fue probablemente la escultura
del San José con el Niño Jesús, una pieza que sigue siendo admirada por su delicadeza y por la serenidad con la que capta la escena religiosa.

Además de su labor en la iglesia,
Bejarano también estuvo involucrado en la creación de piezas
decorativas para palacios y edificios gubernamentales. Su estilo,
aunque influenciado por la tradición barroca, se alejó del exceso de
ornamentación, adoptando una estética más sencilla y elegante,
característica de los primeros años del neoclasicismo. Este enfoque le
permitió conectar con las ideas progresistas del momento, que buscaban
una mayor armonía y racionalidad en las artes.

Impacto en la Sociedad y su Tiempo

La obra de Juan de Bejarano
reflejó los profundos cambios sociales, culturales y políticos de la
España del siglo XVIII. En un contexto en el que las reformas
ilustradas influían en la vida pública y en las artes, Bejarano, con su
dominio de la escultura y su capacidad para fusionar el barroco con el
neoclasicismo, encarnó el ideal del artista racional y capaz de
reflejar en su obra los nuevos valores de la sociedad.

Las instituciones que patrocinaron
su obra, como la Real Academia de San Fernando, promovían una visión de
las artes al servicio del Estado y la educación pública. En este
sentido, Bejarano no solo fue un escultor, sino también un partícipe
activo de la política cultural de la época. Al colaborar con las
autoridades de Madrid y con los artistas más influyentes de la corte,
su obra ayudó a consolidar la capital como un centro artístico y
cultural en Europa.

A nivel social, las esculturas
religiosas de Bejarano cumplieron una función importante en la devoción
pública, especialmente en la época de la Ilustración, cuando el clero y
la nobleza utilizaban el arte para mantener la influencia religiosa en
la vida cotidiana. Su estilo sobrio y refinado se adaptaba
perfectamente a las exigencias de la Iglesia y de las autoridades
civiles, reflejando una atmósfera de serenidad y piedad en tiempos de
cambios y tensiones.

Legado y Controversias Posteriores

A pesar de la fama que alcanzó en
su tiempo, la figura de Juan de Bejarano ha sido menos conocida en la
posteridad en comparación con otros escultores contemporáneos, como
Francisco de Goya o Ramón Bayeu. Sin embargo, su legado sigue siendo
relevante dentro de los estudios de la escultura del siglo XVIII. Hoy
en día, las piezas que sobreviven de su obra siguen siendo apreciadas
por su técnica impecable y su capacidad para transmitir emociones a
través de la piedra y la madera.

La crítica contemporánea ha
destacado su habilidad para sintetizar las tendencias del barroco y del
neoclasicismo, dos estilos que, aunque cercanos en el tiempo, presentan
grandes diferencias en cuanto a su enfoque hacia la forma y el
contenido. Sin embargo, algunos estudios recientes han cuestionado
hasta qué punto Bejarano fue un creador verdaderamente innovador o si
fue simplemente un maestro de la ejecución técnica. Esta es una
cuestión que sigue siendo debatida por los historiadores del arte, ya
que su figura se ha situado en un lugar intermedio entre los grandes
innovadores de la escultura española y aquellos que trabajaron dentro
de las fórmulas tradicionales.

A lo largo del tiempo, su obra ha
sido objeto de reinterpretaciones y debates, especialmente en lo que
respecta a su relación con el poder religioso y político de la época.
En algunos círculos, Bejarano ha sido considerado un artista al
servicio de la Iglesia, mientras que en otros se le ha reconocido como
un pionero en la representación de la belleza sobria y equilibrada, en
consonancia con las ideas ilustradas de la época.

El Arte de Bejarano como Testimonio del Siglo XVIII

El análisis de la figura de Juan
de Bejarano revela cómo el arte y la escultura de su tiempo no solo
fueron reflejos de las transformaciones sociales y políticas de la
España del siglo XVIII, sino también de las tensiones entre la
tradición y la modernidad. Su obra continúa siendo un testimonio de las
complejas dinámicas que marcaron la transición de un periodo barroco,
lleno de exuberancia, a una estética más racional y sobria, propia del
neoclasicismo.

Hoy en día,
el estudio de su vida y obra ofrece una oportunidad para explorar no
solo la historia del arte, sino también el impacto que las corrientes
filosóficas y culturales de la Ilustración tuvieron en los artistas de
la época. Bejarano, aunque a menudo eclipsado por otros maestros de su
tiempo, sigue siendo un punto de referencia importante para comprender
cómo el arte puede servir como un espejo de los cambios históricos y
sociales.