Martín Barco de Centenera (1535-ca.1605). El poeta épico que narró la conquista del Río de la Plata

Barco de Centenera, Martín (1535-ca.1605). El poeta épico que narró la conquista del Río de la Plata

Martín Barco de Centenera, nacido en
Logrosán, Extremadura, hacia 1535, es uno de los poetas épicos menos
conocidos de la literatura española, pero cuyo testimonio constituye un
documento invaluable sobre la historia de la conquista del Río de la
Plata. Su obra principal, Argentina y conquista del Río de La Plata, con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y estado del Brasil,
publicada en 1602, constituye tanto una crónica poética como un
testimonio de primera mano de la vida en las colonias sudamericanas. Su
figura, aunque eclipsada por contemporáneos más renombrados como Alonso
de Ercilla, es clave para entender la visión española sobre la
conquista de estas tierras y las tensiones culturales y políticas de su
tiempo.

Contexto de su Nacimiento y Formación

Martín Barco de Centenera nació en
la villa de Logrosán, ubicada en la provincia de Cáceres, un entorno
agrícola y rural que estaba profundamente influido por las
transformaciones económicas y sociales del siglo XVI en España.
Extremadura, en particular, había sido una región proveedora de
numerosos conquistadores y exploradores. Este contexto regional marcó
profundamente su cosmovisión y sus aspiraciones. Durante su juventud,
España se encontraba en plena expansión imperial, con Carlos V y
posteriormente Felipe II consolidando la hegemonía española en Europa y
América.

Barco de Centenera cursó estudios
en la prestigiosa Universidad de Salamanca, una de las más importantes
del Renacimiento. Salamanca era un hervidero de ideas humanistas, y
aunque se desconocen los detalles específicos de su formación, es
evidente que allí adquirió una sólida base en las letras y la retórica
clásica. Esta formación se reflejaría más adelante en su obra, donde la
influencia de la épica renacentista y la poesía culta es palpable.

La formación universitaria en
Salamanca le permitió acceder a un mundo intelectual donde se debatían
los grandes temas de la época: la naturaleza de la conquista, la
legitimidad de la expansión imperial y el papel de la cultura clásica
en la justificación del dominio español. Estos debates no solo
moldearon su estilo literario, sino también su perspectiva sobre los
acontecimientos que narraría en su épica americana.

Logros y momentos importantes de su vida

Tras completar sus estudios, Barco
de Centenera tomó una decisión que cambiaría radicalmente el rumbo de
su vida: embarcarse en la expedición de Juan Ortiz de Zárate con
destino al Río de la Plata. Esta expedición formaba parte de la vasta
empresa colonial española, marcada por la búsqueda de riquezas y la
consolidación de nuevas tierras. El joven poeta se embarcó con la
esperanza de labrarse un futuro en las Indias, como tantos otros
hombres de su tiempo.

Entre 1575 y 1580, Barco de
Centenera se desempeñó como arcediano de la catedral de Asunción y de
la Villa Rica, cargos que implicaban importantes responsabilidades
eclesiásticas y administrativas. Su posición como arcediano le permitió
conocer de cerca la compleja realidad de la colonización: la relación
entre conquistadores y población indígena, la consolidación de las
estructuras eclesiásticas y la tensión constante entre la
evangelización y la explotación económica.

Su experiencia en el continente americano fue el germen de su obra más importante: Argentina y conquista del Río de La Plata.
Publicada en 1602, esta obra no solo es un poema épico, sino también un
ambicioso intento de documentar y legitimar las hazañas de los
conquistadores en el cono sur. Inspirada en la Araucana
de Alonso de Ercilla, la obra de Barco de Centenera se inserta en la
tradición épica renacentista, utilizando el verso como vehículo para
narrar la historia y para construir un relato heroico del pasado
reciente.

Impacto en la Sociedad y su Tiempo

La obra de Martín Barco de
Centenera tuvo un impacto considerable en la forma en que los europeos
percibían la región del Río de la Plata. Aunque no alcanzó la
popularidad de otras epopeyas coloniales, Argentina y conquista del Río de La Plata
ofrecía un relato que combinaba la exaltación de la gesta conquistadora
con un tono crítico y, en ocasiones, ambiguo sobre las dificultades y
los sufrimientos de la empresa colonial.

Desde un punto de vista histórico,
la obra es valiosa porque recoge testimonios directos de la expedición
de Ortiz de Zárate, de la cual Barco de Centenera fue participante. Sus
versos detallan los paisajes, las luchas contra los pueblos indígenas y
las peripecias de los conquistadores, constituyendo un documento
etnográfico y cultural que ilumina aspectos poco tratados por las
crónicas oficiales.

En el plano social, la figura de
Barco de Centenera representa a la vez al intelectual renacentista y al
aventurero colonial. Su obra refleja la tensión entre la mirada culta
del humanista y la dura realidad de la colonización americana. A
diferencia de otros cronistas, Barco de Centenera no solo recoge
hechos, sino que los enmarca en un discurso poético que pretende dar
sentido épico a la empresa colonial. Este enfoque contribuyó a forjar
la imagen de la conquista como una aventura gloriosa, aunque también
dejó entrever las sombras y las contradicciones inherentes a dicha
empresa.

Legado y Controversias Posteriores

La figura de Martín Barco de
Centenera ha sido objeto de revisiones y debates historiográficos a lo
largo de los siglos. Mientras que en su tiempo su obra fue recibida con
interés, la posteridad ha tendido a relegarlo a un segundo plano en
comparación con epopeyas más celebradas, como la Araucana
de Ercilla. Sin embargo, estudios más recientes han puesto en valor el
carácter híbrido de su obra: un texto que combina la narración heroica
con una visión casi etnográfica de la vida colonial.

Uno de los principales puntos de
controversia radica en la fiabilidad histórica de sus relatos. Aunque
Barco de Centenera ofrece un testimonio de primera mano de la
expedición de Ortiz de Zárate, su relato de los sucesos anteriores a su
llegada ha sido considerado de dudosa exactitud. Esta falta de rigor ha
llevado a algunos historiadores a cuestionar la veracidad de ciertas
afirmaciones contenidas en su poema. Sin embargo, otros defienden el
valor simbólico y cultural de la obra, más allá de su precisión factual.

Además, su poema ha sido
interpretado como un intento de legitimar la empresa colonial española
en el Río de la Plata, utilizando la épica como herramienta de
justificación política. En este sentido, Barco de Centenera se inserta
en la tradición de los poetas cronistas que buscaron dar un barniz
heroico a la conquista, aunque no sin dejar entrever las tensiones y
contradicciones del proceso.

En la actualidad, su figura es
objeto de un renovado interés, especialmente entre los estudiosos de la
literatura colonial y la historiografía de la conquista del Río de la
Plata. Su obra, aunque no tan célebre como otras epopeyas del Siglo de
Oro, ofrece una ventana única a las mentalidades y los imaginarios que
sustentaron la expansión española en América.

La vigencia de un testimonio olvidado

La vida y la obra de Martín Barco
de Centenera constituyen un ejemplo paradigmático de cómo la literatura
puede convertirse en un testimonio ambiguo de la historia. Su poema
épico no es solo un canto a la gesta conquistadora, sino también un
documento que revela las luces y las sombras de la empresa colonial
española. Lejos de ser un simple relato de hechos, su obra refleja la
tensión entre el humanismo renacentista y la brutal realidad de la
colonización.

En
tiempos contemporáneos, su figura invita a reflexionar sobre las formas
en que la historia ha sido narrada y legitimada. El redescubrimiento de
su obra nos recuerda que la conquista de América fue un proceso
complejo, lleno de matices y contradicciones, donde las voces de
quienes la vivieron —incluso las menos conocidas— siguen teniendo mucho
que decir. En la obra de Barco de Centenera encontramos no solo un
testimonio poético, sino también un espejo de las aspiraciones, los
temores y las esperanzas de una generación que, entre la fe y la
ambición, buscaba dejar su huella en tierras lejanas.