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Biografía

Vázquez de Arce, Rodrigo (1529-1600).

Político y jurisconsulto español nacido en 1529 y muerto en El Carpio (Medina del Campo, Valladolid) el 24 de agosto de 1600. Ocupó relevantes cargos durante el reinado de Felipe II, del que llegó a ser uno de sus testamentarios. Fue presidente del Consejo de Castilla, del Consejo de Hacienda (véase: Consejos en la Monarquía Hispánica), oidor de la Chancillería de Granada y miembro de la Orden de Alcántara.

Actuó en forma destacada en favor del rey Felipe II en dos asuntos. Por un lado cuando colaboró con otros juristas y resguardó los derechos que el monarca tenía sobre la corona del reino de Portugal, que finalmente fue para el monarca. El otro asunto fue su actuación como juez que se encargó de la causa que se abrió contra el secretario personal del rey Antonio Pérez. Ambas actuaciones se realizaron casi de forma simultánea y fue muy grande la satisfacción del soberano con la actuación que realizó Rodrigo Vázquez de Arce. Descendía de una notable familia que se dedicó a las leyes. Recibió estudios superiores en Valladolid, en el prestigioso colegio de Santa Cruz. Una vez que finalizó sus estudios jurídicos se incorporó al tribunal de la Chancillería de Granada por orden del Emperador Carlos V. En este puesto, en el que alcanzó gran prestigio, desarrolló su labor durante muchos años, pero una nueva etapa en su vida se inició con la pretensiones de Felipe II sobre el trono de Portugal.

Ascenso a la cumbre

En 1578 se encontraba Rodrigo Vázquez de Arce en Lisboa junto con un equipo en el que formaban parte otros jurisconsultos, donde todos se incorporaron, como expertos asesores legales, en la delegación diplomática del rey. Esta fue primero encabezada, desde el 25 de agosto de 1578, por el portugués Cristóbal de Moura quien había llegado a Castilla en 1556 en el cortejo de la princesa doña Juana y luego, desde el 11 de febrero de 1579, por don Pedro Girón, primer duque de Osuna. Posteriormente Moura fue nombrado embajador en Lisboa en abril de 1579 y cuando Felipe II sea coronado rey, él será el virrey designado para el nuevo dominio de la monarquía hispánica. El estado de la situación sobre la sucesión a la corona de Portugal era confuso. El rey don Sebastián nombró como heredero a Enrique I, persona que tenía una edad avanzada, 67 años, cuando llegó al trono, con un estado de salud muy agravado, estaba sordo, medio ciego, desdentado, tuberculoso y aquejado frecuentemente de demencia senil. Además no tenía descendencia puesto que era cardenal y era, por ende, tío materno de Felipe II, quien pretendió obligarle a que le nombrase su sucesor al trono. Vázquez de Arce acompañó a Moura hacia Madrid en abril de 1579 y volvió a acompañarle hacia Lisboa en mayo, cuando este ya tenía su nombramiento como embajador del rey Felipe II.

La misión de Vázquez de Arce junto con los otros juristas, como Luis de Molina, e incluso otros que fueron contratados por toda Europa, era presentar al rey Enrique I los documentos jurídicos que respaldaban los derechos de sucesión de Felipe II sobre el trono portugués, respaldo de una situación de por si favorable al monarca, ya que era, legalmente, el candidato mejor posicionado. Tanto Vázquez de Arce como Molina fueron recibidos de forma grandiosa en Portugal y tanto la documentación que aportaron, como el uso de una fuerza expedicionaria en la frontera con Portugal y de una flota en aguas andaluzas, convencieron a Enrique I, que nombró a Felipe II sucesor al trono de Portugal. Finalmente el cardenal-rey falleció el 31 de enero de 1580. Tras un período de confusión en el que finalmente se hizo uso de las tropas, Felipe II se convirtió en rey de Portugal en octubre de 1580. Se celebraron cortes portuguesas en el monasterio de Tomar, en Abrantes, a partir del 20 de abril de 1581, previamente, el 16 del mismo rey, Felipe II fue jurado por los asistentes a las cortes y juró ante ellas como rey de Portugal.

El asunto de Antonio López

El mencionado asunto consistió en que el secretario personal del rey de dicho nombre, abusó de su puesto e intrigaba contra don Juan de Austria y contra el propio rey, en connivencia con la princesa de Éboli, Ana de Mendoza. Estas intrigas fueron descubiertas por Juan de Escobedo secretario personal de don Juan de Austria al que este envió a Madrid desde Flandes para que averiguase que sucedía en la corte. Finalmente Escobedo fue asesinado, por orden de Antonio Pérez, el 31 de marzo de 1578. Las acusaciones y rumores sobre el crimen apuntaron hacia Antonio López, pero el rey le mantuvo en su cargo. Lo que si mandó fue que se abriese la preceptiva investigación sobre el crimen. Esta investigación se inició de forma secreta por las dudas que tenía el soberano sobre la veracidad de las acusaciones contra su secretario. La misma fue encomendada a Rodrigo Vázquez de Arce, que empezó a actuar como juez de la causa. La investigación se fue extendiendo en el tiempo y en 1582 pasó a ser oficial y pública y además, desde Lisboa, Vázquez de Arce inició la redacción de los cargos contra Antonio Pérez, cargos que fueron presentados contra el en 1584, a la vez que se dio inicio a las detenciones.

El primer paso se dio contra la princesa de Éboli, a la que se privó de la custodia de sus hijos y de la administración de sus bienes. Para ambas cosas el rey formó un consejo, del que formaba parte el juez Rodrigo Vázquez de Arce. En 1585 se encarceló finalmente a Antonio Pérez y en febrero de 1590 fue sometido a tormento. Finalmente el 19 de abril de 1590, desde el último lugar donde estaba prisionero, el castillo de Turégano (Segovia), se fugó y se dirigió hacia territorio de la corona de Aragón, en concreto a Zaragoza, ya que las leyes aragonesas le protegieron, al menos temporalmente, frente a la intervención del monarca. Pero finalmente Rodrigo Vázquez de Arce le condenó a muerte en rebeldía el día 1 de julio de 1590. Además Vázquez de Arce había sido designado miembro de una junta especial de trece personas que se formó en Madrid por orden del rey cuando Pérez, que terminó su huida en Francia, huyó hacia Aragón. Esta acción había suscitado un grave problema político, que incluso culminó con la muerte del virrey de Aragón, el marqués de Almenara, a consecuencia de las heridas que recibió en un tumulto que ocurrió en Zaragoza. Esta junta, frente a la opción que pretendieron otros consejeros del rey, como Alonso de Vargas, de suavidad para con los sublevados, se alistó con las pretensiones que tuvo el monarca y que era partidario de la mano dura contra los insurgentes si ello era necesario. De hecho a finales de noviembre de 1591 la junta votó a favor de la ejecución inmediata y sin juicio previo tanto del Justicia de Aragón, Juan de Lanuza, como de cualquier otro líder de la revuelta. Lanuza fue capturado el 20 de diciembre y se le leyó la sentencia a muerte y el 21 a las diez de la mañana se le cortó la cabeza.

En la cumbre

Después que finalizó con éxito la ascensión de Felipe II al trono de Portugal, quizás como compensación por la satisfacción que debió sentir el monarca por la forma en que desempeñó la labor que se le encomendó, y antes de que Antonio López se fugase primero hacia Aragón y luego hacia Francia, Rodrigo Vázquez de Arce recibió una sucesión de puestos claves en la administración de la monarquía hispánica, puestos que cada vez eran más significativos. Inmediatamente después de la entronización el monarca le nombró miembro del Consejo de Castilla, consejo del que fue presidente entre 1592 y 1598. Este cargo de presidente se le concedió por parte del rey cuando, después de los sucesos de Zaragoza y la posterior represión de los mismos, convocó reunión de las cortes aragonesas, concretamente en Tarazona, para mayo de 1592 y a las que el monarca asistió. Lo que quería el rey era que los asuntos de Castilla permaneciesen en orden el tiempo que duró su ausencia. Otra actuación destacada de Rodrigo Vázquez de Arce en este puesto fue cuando en una ocasión dio la orden a los alcaldes de corte de Madrid y estos entraron en la residencia del embajador de Venecia. Su misión era la de detener a un deudor que se había refugiado en la misma.

Previamente uno de los alcaldes de corte se habían introducido en dicha residencia, con permiso del embajador, pero ya dentro el sobrino del embajador y los criados de la residencia le agredieron, maltrataron e insultaron. Igualmente participó en función de su cargo cuando mandó apresar a una treintena de participantes en un tumulto y puso baja escarnio público a cuatro de los mismos, entre los que se encontraba el almirante de Castilla. Esto sucedió cuando la muchedumbre pretendió entrar en el Alcázar de Madrid ya que querían hablar con el rey. En 1584 entró y fue nombrado directamente como presidente del Consejo de Hacienda, cargo presidencial que ostentó hasta 1595. Su misión en este Consejo consistió en procurar recursos económicos necesarios para la monarquía de cara a la acción exterior de esta, lo que vino a significar para gastos militares. Su estancia en este Consejo coincidió con los preparativos de la Gran Armada que tenía que conquistar Inglaterra, pero cuyo fracaso supuso posteriormente una situación de bancarrota para las finanzas de la monarquía hispánica. Fue también en su grado como presidente del mismo por lo que participó en la comitiva que acompañó al rey y entró con él en Zaragoza el 24 de febrero de 1585 con motivo de la boda que se celebró el 10 de marzo entre el duque de Saboya y la hija menor de Felipe II, Catalina Micaela. La máxima prueba de la confianza que el monarca depositó en el fue cuando el 7 de marzo de 1594 este otorgó testamento. Esto sucedió ante el secretario del monarca Jerónimo Gassol y además ante cinco testigos, uno de los cuales era Rodrigo Vázquez de Arce, presidente del Consejo de Castilla.

Caída en desgracia

Cuando el 13 de septiembre de 1598 murió el rey Felipe II y subió a dirigir los designios de la monarquía hispánica su hijo Felipe III, dio inicio un proceso de purga de los altos cargos del anterior monarca y que fue encabezado por el valido o privado del rey, Francisco Gómez Sandoval y Rojas, marqués de Denia y futuro duque de Lerma. Esto, que ocurrió con personajes como el obispo de Cuenca e inquisidor general, Pedro Portocarrero, o con Cristóbal de Moura, personajes que junto con otros formaban un consejo que ordenó Felipe III para contener los posibles excesos del nuevo rey así como alejarlo de la influencia del de Denia. Pero una de las primeras medidas que tomó el monarca a instancias de su valido, fue la destitución de Vázquez de Arce como presidente del Consejo de Castilla. Quizás esto fue consecuencia de la imagen que tanto Vázquez de Arce como el arzobispo de Toledo, Pedro Girón García de Loaisa, dieron al rey Felipe II sobre su hijo Felipe y la influencia que en él ejerció el marqués de Denia.

Las presiones sobre Rodrigo Vázquez de Arce llegaron a tal extremo que incluso se aludió a una posible condición y conductas impías, debido a la firmeza con la que defendió la jurisdicción civil frente a la eclesiástica, aunque, y parece ser que esta fue la causa principal, se opuso a una gestión de la monarquía hispánica ente los judíos portugueses, según la cual a cambio de una importante cantidad de dinero se pretendió dejar de perseguirles por las ofensas contra la fe católica. El final llegó cuando Francisco Gómez Sandoval y Rojas, que ya había sido convertido en conde y luego duque de Lerma, pretendió hacerse nombrar señor de Arévalo, a lo que se opuso Vázquez de Arce. Así, el 13 de mayo de 1599 tuvo que salir de la corte. De hecho fue desterrado, ya que se le impidió acercarse a menos de veinte leguas de la misma e igualmente se le prohibió alojarse y residir en la casa que tenía en Valladolid. Se alojó en el lugar de El Carpio, en Medina del Campo, y allí murió el 24 de agosto de 1600.

Bibliografía

  • CABRERA DE CÓRDOBA, Relación de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614. Madrid, 1857.

  • KAMEN, H., Felipe de España. Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid, 1997.

MFD.

Autor

  • 0109 MFD.