Thyssen-Bornemisza de Kaszon, Hans Heinrich (1921-2002).
Empresario, coleccionista de arte y filántropo holandés, nacido el 13 de abril de 1921 en Schveningen y fallecido el 27 de abril de 2002 en Sant Feliu de Guíxols (Gerona). Sus raíces familiares se encuentran en Alemania y Hungría, nació en Holanda y estableció su residencia en Suiza, país del que finalmente adoptó la nacionalidad. Con un catálogo de más de 1.700 obras de arte de reconocido prestigio, que abarcan toda la historia de la pintura, se convirtió en el primer coleccionista privado del mundo.
Hijo único y heredero de la acaudalada familia formada por el financiero alemán Heinrich Thyssen y la baronesa de origen húngaro Margarita Bornemisza, el matrimonio decidió partir hacia Holanda tras el triunfo del nazismo en Alemania y del comunismo en Hungría. Cuando los Thyssen-Bornemisza firmaron su separación legal en 1931, el joven Hans Heinrich quedó bajo la tutela paterna y recibió sus primeros estudios en un colegio alemán de La Haya, hasta que la inminente invasión de Holanda por parte de las tropas de Hitler obligó a la familia a buscar de nuevo el exilio. En 1932, los Thyssen se trasladaron a Villa Favorita, en la localidad suiza de Lugano.
Durante la guerra, Hans Heinrich cursó estudios de Economía, Derecho, Filosofía, Arte y Literatura francesa en la célebre Universidad de Friburgo y, poco después de terminar la contienda, se convirtió en el nuevo barón Thyssen-Bornemisza. Su padre falleció en 1947 y con 26 años heredó una extraordinaria colección de arte y una vasta fortuna ligada a los negocios de su progenitor. Durante la década siguiente, y con el apoyo de un eficiente equipo gestor, logró recuperar el imperio industrial y financiero que había quedado sensiblemente deteriorado por la guerra; revitalizó los astilleros holandeses y alemanes de la familia y construyó en Alemania una mina de carbón y una central hidroeléctrica. Una vez saneados los negocios, decidió vender la mayor parte de sus intereses en el sector de la industria pesada e invertir en nuevas áreas de rápido crecimiento en los Estados Unidos. Fundó el TGB (Thyssen Bornemisza Group), un complejo entramado empresarial con 250 firmas agrupadas en ocho sectores de actividad que recorrían desde las altas tecnologías informáticas hasta la maquinaria agrícola.
Con una cifra anual de ventas superior a los 1.200 millones de euros y cuantiosos beneficios garantizados, el barón derivó su dedicación profesional hacia una de sus grandes pasiones, el coleccionismo de obras de arte y, particularmente, de pintura de los siglos XII al XIX. Compró las colecciones de varios magnates estadounidenses, ávidos de liquidez tras el desastre bursátil de 1929; reagrupó, amplió y mejoró el catálogo de adquisiciones realizadas por su padre, que había conseguido reunir más de 500 piezas de extraordinario valor y, en poco más de veinte años, atesoró la pinacoteca privada más importante del mundo.
Desde obras primitivas de la Italia del siglo XII hasta los paisajistas americanos y los mejores impresionistas europeos del XIX, la colección Thyssen se concreta en más de 1.700 cuadros que recorren sin apenas lagunas toda la historia de la pintura. En los últimos años, el barón enriqueció su colección con piezas del siglo XX para dar cabida a los expresionistas alemanes, los fauvistas franceses, los movimientos cubista y abstracto e incluso el pop art anglosajón. A mediados de los años ochenta, se constituyó la Fundación Thyssen Bornemisza para garantizar la unidad de los fondos de la colección y evitar la fragmentación tras la muerte del barón.
Después de cuatro matrimonios y cuatro hijos y herederos, Hans Heinrich Thyssen se casó con la española Carmen Cervera en 1985, madre de un hijo que también fue adoptado legalmente por el barón. Esta última relación tuvo consecuencias francamente beneficiosas para el ámbito de la cultura en España pues favoreció el acuerdo para que, en el verano de 1993, el Estado español adquiriera por 253 millones de euros las 800 piezas pictóricas más representativas de la colección Thyssen. Las negociaciones, que exigían la renuncia testamentaria de los herederos del barón, se habían iniciado varios años antes y, salvadas las condiciones y requisitos entre las partes, el acuerdo fue factible el 3 de agosto de 1993. La dirección del Patrimonio estatal resolvió la cesión del madrileño Palacio de Villahermosa a la nueva Fundación Colección Thyssen Bornemisza para convertirlo en sede del Museo Thyssen. Algunas piezas de la colección se trasladaron al museo del monasterio de Pedralbes en Barcelona.
El delicado estado de salud del barón en los últimos años y las disputas por la gestión del patrimonio familiar con su primogénito, Georg Thyssen, que se dirimieron en los tribunales hasta lograr finalmente un acuerdo amistoso, no consiguieron empañar la satisfacción de Hans Heinrich Thyssen Bornemisza por ver cumplido el más viejo de sus deseos; mantener intacta la colección y exhibirla públicamente. Murió en su finca de la Costa Brava española y sus restos fueron enterrados en el panteón familiar del castillo de Schloss Landsberg (Alemania).