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FilosofíaBiografía

Plotino (204-269).

Uno de los místicos más fervientes de su época, Plotino transformó el platonismo en una cosmovisión religiosa y mística. Fue el más alto exponente del neoplatonismo, y su pensamiento ha influido en la historia de la filosofía hasta nuestros días.

Vida y obras

Filósofo neoplatónico, nacido en Alejandría, discípulo de Ammonio Saccas, fundador del neoplatonismo, hasta que decidió seguir al emperador Gordiano en una expedición contra los persas para tener así la oportunidad de conocer mejor la filosofía y la sabiduría orientales. En el año 244 fundó una escuela en Roma y se ganó el aprecio de los romanos gracias a su altruismo y nobles miras. Conocemos las obras de Plotino por la recopilación que hizo su discípulo Porfirio, quien las agrupó en seis secciones, formadas cada una por nueve tratados, de donde le viene el nombre de Enneadas. Las Enéadas agrupan la doctrina de Plotino en orden sistemático, en este orden: primera Enéada, ética; segunda, física y cosmogonía; tercera, cosmología, en el sentido amplio del término (trata también el problema del tiempo, la eternidad, y la contemplación de lo Uno); cuarta, los escritos sobre el alma; quinta, de la inteligencia y las ideas; y, por último, la sexta trata de los temas relacionados con los géneros del ente, del ser y del bien.

Lo múltiple y lo Uno

El sistema filosófico de Plotino gira todo en torno a la noción del Uno. El Uno supera toda realidad, todo ser y todo pensamiento. El Uno coincide con el Bien. Intrínseca también al Uno es su capacidad generadora, por su propia perfección. Genera pluralidad, pero sin menguar ni perder nada de sí, sino por proceso de emanación, como el sol que ilumina sin perder energía. De esta emanación lo primero que procede es el Espíritu (nous), que es eterno y próximo al Uno, equivalente a las Ideas de Platón, o al logos de Filón. Vuelto reflexivo el nous, sin desvincularse del Uno, y como el demiurgo platónico, produce el Alma del mundo, de la que derivan las almas individuales. El Alma toma realidad en las cosas del mundo, pues en el alma moran las ideas que son susceptibles de "encarnarse" en el mundo sensible. La materia se reduce a una sombra (como el sol que ilumina y pierde su intensidad hasta convertirse en sombra).

Vemos, pues, tres grados en línea descendiente a partir del Uno, grados que aun siendo coeternos, varían en perfección. Esta degradación termina en un cuarto orden, que es el ocupado por la materia. La materia es elemento negativo o ínfimo, produce la multiplicidad y es causa del mal. De Plotino se puede decir que llega a un panteísmo de la emanación. Pero es un panteísmo especial, porque el Uno permanece substancialmente íntegro, a pesar de su donación.

El retorno al Uno

El hombre debe recorrer a la inversa el proceso ascendente, mediante pasos graduales, hasta unirse con el Uno, del que en última instancia emanó. Esta ascensión o liberación del alma encadenada, se realiza en tres grados o etapas. El primer grado consiste en la adquisición de las virtudes, hasta llegar a su autodominio. El segundo grado consiste en su comunicación intuitiva con el Espíritu. Por último, el tercero se logra en el éxtasis, es decir, la unión mística con el Uno, instante supremo de perfección.

Con Plotino se rompe el intelectualismo griego, para dar paso a la metafísica de la voluntad, y en particular fluyen de aquí los conceptos que ayudarán a Agustín a mirar a Dios como amor. El Uno de Plotino no se concibe ya como Primer Motor inmóvil, sino necesariamente "extravertido" por amor de su perfección. Dios ya no es mirado como un arsenal de ideas, sino, sobre todo, como voluntad amorosa. El mundo tampoco es fríamente producido, sino donado por la divinidad, producido de sí mismo, en lugar de creado de la nada.

Autor

  • CCG.