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LiteraturaBiografía

Petronio Árbitro (34-66).

Escritor latino autor de la célebre novela titulada Satyrica, más conocida como Satiricón. Uno de los mayores problemas que se le presentan a la crítica es la identificación correcta de este autor, en el que muchos han querido ver a Petronio Níger, arbiter elegantiae en la corte de Nerón. De acuerdo con la descripción que ofrece el historiador Tácito de dicho personaje, éste era un hombre refinado y voluptuoso, amante de los placeres mundanos, que llegó a ser uno de los favoritos del emperador; por otro lado, si bien el nombre de Petronio es muy común no ocurre lo mismo con Arbiter, que aparece en muchos manuscritos como sobrenombre del autor y que muy bien podría derivar del mencionado texto de Tácito; a pesar de que estas características y coincidencias podrían hacernos pensar que el cortesano de Nerón y el autor de la novela son la misma persona, no se puede demostrar nada de manera concluyente; por ello, lo único seguro es que se trata de una obra de la segunda mitad del siglo I en la que se describe una sociedad decadente, que muy bien podría ser semejante a la de la época del emperador Nerón.

En cuanto al título de la obra, Satyrica, "historias satíricas o de sátiros" indica una cierta afinidad con la novela romántica griega; sin embargo, muy pronto pudo haber una confusión entre este nombre y el término satura, que la hace próxima al género romano de la sátira, en la que el humor y el ridículo se mezclan con un fin moral (ausente este último de la novela de Petronio). Desde luego, esta cercanía se aprecia cuando a lo largo de la narración aparecen algunos temas propios de la sátira como la descripción de la cena en casa de Trimalción, la caracterización de ciertos personajes o la parodia, elemento este último constante en la novela. Esta parodia no es sólo de las situaciones de la vida cotidiana, sino que se dirige sobre todo hacia la literatura: en el Satiricón encontramos parodiados todos los géneros literarios al uso como se verá más adelante. Por último, un precedente cercano de la obra de Petronio podrían ser las famosas Sátiras Menipeas de Varrón, donde también se da la mezcla de prosa y verso.

Estructura y sentido del Satiricón

El Satiricón de Petronio sólo nos ha llegado de manera fragmentaria, por lo que es muy difícil reconstruir la historia, que además avanza con una narración muy episódica de los hechos: ésta se hace lenta y se carga de detalles cuando se abordan temas de interés general como el de la educación, pero se acelera al tocar otros asuntos relacionados más de cerca con los personajes. De todos modos, es posible agrupar estos fragmentos en tres grandes bloques:
a) Ascilto (capítulos 1-26),
b) la Cena de Trimalción (capítulos 27-78), único episodio que aparece completo, y
c) Eumolpo (capítulos 79-141).
Sin embargo surge la pregunta de a qué parte de la obra corresponden estos fragmentos y qué relación guardan entre sí. Diversos datos hacen pensar que estos fragmentos formarían parte de los libros 14, 15 y 16 de la novela, con lo que realmente sólo poseeríamos una breve muestra de la obra.

La novela narra las aventuras de Encolpio, un verdadero antihéroe, un joven educado, sin dinero y sin moral, y de su joven amigo Gitón, un muchacho guapo que no tiene reparos en admitir a otros amantes. El resto de los personajes de la novela no presentan una continuidad, viene o se van, y nos es imposible precisar su función narrativa. Encolpio, que es el narrador de su propia historia, es el único elemento que presta cierta continuidad al relato. Al comienzo se nos dice que Príapo le persigue y fruto de esta persecución comienzan a desarrollarse sus males; él es un joven desafortunado, fanfarrón, cobarde que se ve obligado a huir continuamente de una fortuna adversa. De esta manera, podemos adivinar en Petronio el deseo de burlarse y satirizar las tramas de la novela griega, en las que el héroe y la heroína sufren las adversidades de la fortuna, que ellos pueden superar gracias a su amor, capaz de vencer y triunfar sobre todos los peligros. En el caso de Encolpio y su amante Gitón, su amor homosexual no es capaz de salir airoso de esas pruebas: en vez de virtud, sólo hay vicio y desenfreno, de los que se habla sin proponer ninguna observación moral a cambio.

Estos ecos metaliterarios no sólo aparecen en la burla de la novela romántica griega (cuya presencia puede explicar el desarrollo de toda la obra), pues también hay referencias a otros géneros a la hora de tratar determinados personajes o de explicar algunos capítulos; así, es posible ver una subversión de la épica al tratar la figura del héroe: Encolpio, al igual de Ulises o Eneas, vagan perseguidos por la divinidad. De igual modo, como ya se apuntó, hay también una proximidad con las Sátiras Menipeas en su mezcla de prosa y verso y elementos que nos remiten a los famosos cuentos milesios, como el episodio de la viuda de Éfeso (capítulo 111-112), donde una vez más hay también ecos de la épica, pues la viuda desconsolada puede no ser más que una parodia de la Dido virgiliana.

El De bello civili y Troiae Halosis: dos composiciones poéticas dentro de la novela

Al lado de estas alusiones, sólo perceptibles para un público con amplia formación literaria, podemos leer dentro de la propia novela dos composiciones poéticas cuya función en la obra es difícil de precisar: se trata del poema sobre la caída de Troya, Troiae Halosis, con 65 versos yámbicos, y el De bello civili, con 295 hexámetros. Muchos han querido ver en este último poema una simple parodia (o quizás crítica) del poema de Lucano sobre el mismo tema. De todos modos, resulta llamativa la excesiva longitud del poema así como la presencia en el mismo de un aparato divino ausente por completo en Lucano. Estos dos argumentos han servido a algunos estudiosos para negar la función paródica de esta composición épica. Por otro lado, no hay que olvidar que este poema está puesto en boca de Eumolpo, un poetastro fanfarrón y presumido, que pretende demostrar cómo es preciso tratar poéticamente un tema elevado. Desde luego, estos versos dan a entender que el poema de Lucano está presente, pero es difícil averiguar la intención de Petronio al insertarlos en el relato: en ellos se critica de manera indirecta un tratamiento de la poesía épica semejante al de la historia (acusación que se hizo desde el principio a Lucano), pero, si esta crítica está en la boca de un personaje a la vez ridículo, quizás sea una manera indirecta de manifestar un apoyo al poeta épico sin dejar de burlarse de la cada vez más cómica figura de los vates inspirados. De este modo, cabe suponer que con estos versos Petronio quería criticar, entre otras cosas, a un tipo de poetas, muy de moda en sus días, que, a pesar de su apariencia grandilocuente, se inscribían dentro de un tono mediocre. En cuanto a la Troiae Halosis supone también una crítica implícita a la moda de componer poemas insustanciales en yambos a la manera en que lo hacía Séneca o el propio Nerón.

La cena de Trimalción

El Satiricón se nos presenta también como una novela cargada de un fuerte realismo, que sirve para pintar con tintes crueles la sociedad del momento; de todos modos, el episodio donde este realismo se hace más presente es el de La cena de Trimalción, un vívida pintura de un liberto cargado de dinero y mal gusto; para ello, Petronio se permitió caracterizar a su personaje con un lenguaje propio de la calle, con lo que este fragmento se ha convertido en una fuente importante para el estudio del llamado latín vulgar. Trimalción es un personaje complejo, un liberto cargado de riquezas que se mueve en medio de la lujuria y el engaño, que se ha de enfrentar a un mundo duro revestido de una fachada ridícula y pretenciosa y que, al fin y al cabo, muestra muchos de sus complejos e inseguridades bajo la apariencia de un falso aplomo. Esta estudiada burla del personaje se adivina ya incluso con su mismo nombre, que, de acuerdo con J. Picasso (me remito a la bibliografía), proviene de la raíz hebrea "melej", que significa rey; así, Trimalción significaría "el coronado tres veces", algo que casa bien con la fatuidad del personaje, cuya mujer, además, se llama (como no podía ser menos) Fortunata.

Lengua y estilo

Ese apego al realismo permite encontrar en esta novela una variedad enorme de matices y estilos narrativos, que sirven para caracterizar a los diferentes personajes, desde los educados hasta los libertos que sólo han recibido una barniz superficial de cultura. El lenguaje le sirve a Petronio para ridiculizar la falsa pomposidad de aquellos que se pretenden educados, quienes no dejan pasar la ocasión para hablar con un estilo hinchado, propio de las escuelas retóricas y alejado de la realidad en la que viven inmersos. Al lado de estos pseudo-cultivados, los libertos son quienes están mejor retratados por su habla: su lengua es vulgar, zafia y además aparece cargada de grecismos (quizás explicables por el hecho de que toda la novela se desarrolla en la zona de Campania, donde el contacto con el mundo griego era mucho más fuerte y apreciable). Con todos estos rasgos, Petronio construyó un relato caracterizado por un estilo vívido, rápido, lleno de gracia y, en palabras de Menéndez Pelayo en su La novela entre los latinos, "purísimo y digno de la Edad de Oro".

Pervivencia de la novela. Otras obras atribuidas a Petronio

La novela de Petronio no tuvo mucha repercusión a lo largo de la Antigüedad. Durante la Edad Media, sólo se conocieron algunos fragmentos a través de excerptas y antologías, aunque Juan de Salisbury (siglo XII) sí muestra un conocimiento más profundo de la novela, que no se recuperó hasta la llegada del siglo XV, en que Poggio Bracciolini encontró un manuscrito que contenía la Cena Trimalchionis. Sin embargo, este hallazgo no tuvo mucho éxito, pues la primera edición impresa de la obra no apareció hasta el siglo XVII en Padua.

Además del Satiricón, se atribuyen a Petronio una breve colección de poemas elegíacos y líricos. Estas atribuciones son generalmente modernas y parten de ciertas concomitancias entre estos poemas y los temas y modos del Satiricón; de hecho, se ha llegado a pensar que esos poemas son meros fragmentos de la novela. Los poemas atribuidos a Petronio son los números 466, 469, 690, 475, 706 y 698 de la Anthologia Latina.

Bibliografía

  • Ediciones:
    F. Bücheler, Berlín, 1862; K. Müller, Múnich, 1961 (revisada en 1965); A. Ernout, Budé, París, 1958; M. Díaz y Díaz, Alma Mater, Barcelona, 1968-1969 (con traducción en español). L. Friedländer, Petronii Cena Trimalchionis, Leipzig, 1891; E. V. Marmorale, Petronii Arbitri Cena Trimalchionis, Florencia, 1961; F. T. Baldwin, De bello civili, Nueva York, 1911.

Estudios:
A. Collignon, Étude sur Pétrone, París, 1892; W. Heraeus, Die Sprache des Petronius und die Glossen, Leipzig, 1899; E. V. Marmorale, La questione petroniana, Bari, 1948; G. Bagnani, Arbiter of Elegance. A Study of the Life and Works of C. Petronius, Toronto, 1954; J. P. Sullivan, The Satyricon of Petronius, Londres, 1968; P. G. Walsh, The Roman novel, Cambridge, 1970.

Traducciones:
J. B. Bergua, La novela romana, Madrid, 1964 (págs. 74-304); L. Rubio, El Satiricón, Madrid, 1978.

T. Jiménez Calvente.

Autor

  • TJC