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Maxwell, Elsa (1883-1963).

Cronista social y relaciones públicas estadounidense nacida en 1883 en Keok (Iowa) y fallecida en Nueva York en 1963.

Maxwell se crió en el seno de una familia modesta pero ilustrada. Pasó su infancia en San Francisco, y tuvo una formación autodidacta, adquiriendo sólidos conocimientos de literatura y música. Llegó a tocar con maestría el piano. A pesar de que su nivel de vida no podía ser muy alto, los Maxwell se relacionaban con buena parte de la intelectualidad de San Francisco, y Elsa soñaba con formar parte alguna vez de la élite social de la que se sabía excluida.

El padre de Elsa murió cuando ella contaba sólo 19 años, dejando a la familia en una delicada situación económica. Para entonces Maxwell era una joven simpática aunque no muy agraciada que no tenía suerte en sus relaciones sentimentales. Gracias al único novio que tuvo, que era alemán, aprendió la lengua de Goethe. Tras morir su padre, y con objeto de no ser una carga para su madre, Maxwell dejó San Francisco. Trabajó primero para una compañía de teatro, y luego se instaló en Nueva York, donde se empleó como pianista en un cine. Tuvo un golpe de suerte cuando conoció a la actriz de music-hall Dorothy Toye, que le pidió que la acompañase como asistente personal en una gira por sudamérica. Maxwell, que quería ver mundo, no se lo pensó. En el transcurso de aquel viaje tuvo ocasión de conocer a personajes de lo más variopinto, y en todos dejó huella por su simpatía personal, su don de gentes y su capacidad para la diversión.

Tras regresar de su viaje, Maxwell se instaló en París. Sus condiciones económicas seguían siendo desesperadas, y vivía en una habitación de alquiler en pésimo estado. Paradójicamente, para aquel entonces sus amistades pertenecían al círculo de la alta sociedad europea, y la presencia de Maxwell en fiestas y cenas de postín era reclamada constantemente. Cuando algunos de sus amigos se dieron cuenta de que Elsa tenía un sexto sentido para la organización de actos sociales, decidieron confiarle a ella la organización de celebraciones de todo tipo. Así empezó su carrera como organizadora de fiestas. Contar con Elsa Maxwell al frente de un evento era garantía de éxito, de forma que nadie le regateaba medios ni honorarios. Ella exigía, sobre todo, carta blanca: se ocupaba de las listas de invitados, las flores, el menú, la orquesta y hasta el servicio de bar.

Pronto empezó también la carrera de Elsa como relaciones públicas. El modisto Jean Patou la contrató para lanzar al mundo su perfume “Joy”, y en 1923 el gobierno italiano le pidió que contribuyese a promocionar Venecia y la playa del Lido como centro turístico internacional. Maxwell empezó su trabajo intentando solucionar el enfrentamiento que desde años mantenían las dos cabezas de la alta sociedad veneciana, la princesa de San Faustino y la condesa Marosini, que había desvertebrado la aristocracia de Venecia. El éxito de la campaña de la promoción del Lido hizo que, cuatro años más tarde, el príncipe Polignac contratase a Maxwell para relanzar Montecarlo como destino vacacional para las clases altas europeas. Maxwell recibió como honorarios seis mil dólares de la época, que se gastó en una sola noche en el Casino del principado.

Fue también en los años 20 cuando inició su carrera como empresaria, poniendo en marcha en París una cabaret llamado "La Acacia", donde tenía como socio al conocido modisto Edward Molyneux. Más adelante ambos inauguraron otro local, “El jardín de mi hermana”, que fue uno de los centros de la vida social parisina. A finales de la década de los treinta, y después de alcanzar un éxito notable como locutora de radio, inició una fugaz carrera como actriz cinematográfica, apareciendo en dos películas y tres cortometrajes rodados en Hollywood, por los que cobró ochenta mil dólares. Su paso por la meca del cine, aunque fue corto, le dio ocasión de conocer a las grandes estrellas de la época, con los que amplió su ya selecto grupo de amistades.

En los años 40, el círculo habitual de Maxwell lo formaban Linda y Cole Porter, los duques de Windsor, Sergei Diaghilev, Millicent Hearst y un buen número de millonarios americanos y aristócratas europeos. Aprovechando lo privilegiado de su situación, durante la Segunda Guerra Mundial, Maxwell Elsa se ocupó de la tarea de la venta de bonos de guerra a beneficio de Estados Unidos, con la que consiguió ingresos de cientos de miles de dólares. Ya terminada la contienda, el general De Gaulle le impuso la Legión de Honor.

Si Elsa Maxwell pasó a la historia como cronista social y relaciones públicas, también debería haberlo hecho como "celestina" de lujo, pues fue ella quien presentó a dos parejas que hicieron correr ríos de tinta: la actriz Rita Hayworth y el príncipe Alí Khan (a quienes hizo coincidir en una velada en la Costa Azul) y la soprano María Callas y el magnate Aristóteles Onassis, que se conocieron en una fiesta organizada por Elsa en el hotel Danieli de Venecia. Años más tarde circuló por los mentideros sociales la historia (nunca confirmada) de que la americana estaba secretamente enamorada de María Callas.

Maxwell murió en Nueva York en 1963, a la edad de ochenta años, y tras haber asegurado a todo el mundo haber sido, en cada momento de su vida, inmensamente feliz.

Marta Rivera de la Cruz

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  • 0307 Marta Rivera de la Cruz