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HistoriaPolíticaBiografía

María de Austria, Reina de Hungría y Bohemia (1505-1558).

Reina de Hungría y Bohemia, gobernadora de los Países Bajos (1531-1555), nacida en Bruselas el 15 de septiembre de 1505 y muerta en Cigales (Valladolid) el 18 de octubre de 1558.

Síntesis biográfica

Quinta hija de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, apenas conoció a sus padres, ya que su padre murió poco tiempo después de su llegada a Castilla y su madre fue recluida en Tordesillas tras sufrir una fuerte depresión. Casada en 1522 con Luis II de Hungría, en 1526 perdió a su esposo en la batalla de Mohacs, tras lo cual ejerció su influencia para que se produjera la proclamación de su hermano Fernando de Austriacomo rey de Hungría y Bohemia. Debido a su gran genio político su hermano, el emperador Carlos V, decidió nombrarla gobernadora de los Países Bajos, puesto en el que permaneció desde 1531 hasta 1555.

Primeros años

El nacimiento de María de Austria fue el fruto de una de las múltiples reconciliaciones que plagaron el tortuoso matrimonio de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. La infanta nació en el Palacio Real de Bruselas, el cual en aquellos años era uno de los lugares favoritos de la corte del conde de Flandes.

Apenas conoció María a sus progenitores ya que éstos abandonaron los Países Bajos el 7 de enero de 1506, cuando ésta contaba con cuatro meses de edad. Así la joven infanta quedó en la ciudad de Malinas, donde Felipe el Hermoso había dado instrucciones precisas para que se hicieran cargo de los cuatro hijos que dejaba en su país natal, entre los que se encontraba el futuro Carlos V y además de María, las infantas Leonor e Isabel. El 12 de septiembre de ese mismo año murió en Castilla de forma prematura el citado Felipe el Hermoso, lo cual supuso un duro golpe para la reina Juana, que sufrió los efectos de una terrible depresión, que tendría como consecuencia el encierro de ésta en Tordesillas hasta su muerte en el año 1555, algún tiempo antes de la llegada de María a España.

La situación de desamparo de los jóvenes príncipes preocupó especialmente a su abuelo paterno, el emperador Maximiliano I, que decidió nombrar como tutor de sus nietos a su hija Margarita de Saboya, la cual además de hacerse cargo de la educación de sus sobrinos, fue nombrada gobernadora de los Países Bajos el 17 de abril de 1507. María estuvo muy unida a su tía, puesto que ésta fue la única madre que conoció y su muerte en 1530 fue uno de los episodios más tristes de su juventud.

La educación de María, al igual que la de los tres hijos de Felipe el Hermoso que quedaron en Flandes, fue esmerada y a pesar de que nunca fue tan culta como su tía Margarita de Saboya, la princesa dominaba a la perfección tanto el alemán como el francés. Educada según los principios del Renacimiento cuando contaba con 10 años de edad fue trasladada a Austria, concretamente a la zona del Tirol, donde muy pronto demostró un enorme interés por todas las manifestaciones artísticas, especialmente por la pintura, interés que conservó durante toda su vida. Hay que destacar que María desde su infancia estuvo en contacto con las ideas de Erasmo de Rotterdam, el cual durante algún tiempo fue su preceptor y este hecho en opinión de muchos autores justificaría el espíritu tolerante de la hermana del futuro emperador. Como era costumbre en la época tampoco se descuidó en estos primeros años la forma física de la princesa, la cual sorprendió a sus contemporáneos por su gran afición por la caza y por montar a caballo. Pero sobre todo hay que destacar que María, debido a las circunstancias que rodearon los primeros años de su vida, muy pronto demostró estar dotada de un alto sentido de la responsabilidad y del deber.

Matrimonio con Luis II de Hungría

El emperador Maximiliano I con el fin de continuar con su política matrimonial muy pronto decidió utilizar a su nieta en beneficio de los intereses de su dinastía. El emperador consideró que María era la candidata ideal para contraer matrimonio con el heredero por entonces, a las coronas de Hungría y Bohemia, el futuro Luis II. Así cuando María contaba con apenas diez años se iniciaron las negociaciones con la corte de Vladislao II. El compromiso fue respetado por Carlos V cuando asumió la jefatura de la familia imperial en el año 1519 y fue reforzado tras concertarse el matrimonio de Fernando de Austria con Ana de Hungría.

Aproximadamente un año antes de contraer matrimonio con Luis II, María llegó a Budapest. Instalada en el palacio real de Buda, en el año 1522 contrajo matrimonio con el joven y enfermizo Luis II. No le fue fácil adaptarse a su nueva condición, puesto que la mayoría de sus súbditos se mostraron recelosos debido a su pertenencia a la familia imperial austríaca y sobre todo por las implicaciones que podían tener tanto su matrimonio como el de Fernando de Austria.

Según todos los datos parece que María de Hungría estuvo profundamente enamorada de su esposo, aunque la felicidad conyugal estuvo supeditada a los numerosos conflictos a los que tuvo que hacer frente el monarca desde su llegada al poder en el año 1517. Así la vida de la joven reina estuvo rodeada de tensiones por las numerosas intrigas políticas que se sucedieron en el interior y sobre todo por la amenaza que suponían los ejércitos de Solimán el Magnifico, el cual se encontraba a 300 kilómetros de la capital húngara. María en opinión de todos los cronistas muy pronto demostró su gran entereza y supo sobreponerse a la adversidad, por este motivo estuvo en todo momento junto a su esposo. A pesar de estas dificultades, María continuo cultivando su afición por las artes y las ciencias, además se mostró interesada por las ideas reformistas de Lutero, el cual en el año 1526 le dedicó la versión que había realizado de los cuatro salmos, dedicatoria que hizo que muchos la tacharan de hereje.

Cuatro años después de haber contraído matrimonio María quedó viuda tras la batalla de Mohacs (el 26 de agosto de 1526). Así la amenaza turca truncó definitivamente la vida de la que fue la viuda más joven de Europa, que a pesar de su inmenso dolor, fue capaz de sobreponerse a la trágica muerte de su esposo y desde su posición ejerció un papel destacado en la elección del nuevo monarca. Así como no habían quedado descendientes de su unión con Luis II, hizo todo lo que estuvo en su mano para lograr la proclamación de su hermano Fernando como rey de Hungría y Bohemia.

María de Hungría gobernadora de los Países Bajos

No paso desapercibida para Carlos V la intervención de María en la mencionada elección de Fernando de Austria, por ese motivo consideró que su hermana podría serle gran utilidad en la política imperial. Pero a pesar de que el emperador agradeció su intervención, consideró necesario reprenderla por las simpatías que había demostrado sentir hacia la Reforma Luterana. María de Hungría acató con rapidez las ordenes de su hermano, no sólo por el inmenso respeto y devoción que sentía hacia él, sino también porque desde la muerte de su esposo dependía tanto del emperador como de su hermano Fernando para subsistir con cierto decoro, ya que Luis II estaba prácticamente arruinado al igual que su reino, en el momento de su muerte.

En los años siguientes María de Hungría expresó en diversas ocasiones a su hermano Carlos V su deseo de abandonar la vida pública y permanecer a su servicio en la Corte Imperial, además de su intención de no contraer nuevas nupcias por lo cual se negó a considerar las proposiciones matrimoniales que le llegaron de toda Europa. Finalmente a mediados de junio de 1530 llegó a la Corte de su hermano, aproximadamente 5 meses antes de la muerte de Margarita de Saboya.

Tras la muerte de su querida tía, Carlos V pidió a María que sustituyera a ésta en el puesto de gobernadora de los Países Bajos, ya que necesitaba a una persona de su total confianza para ocupar tan elevada posición. La reina viuda, a pesar de que había expresado su deseo de no ocupar ningún puesto de responsabilidad, es posible que, como indica Manuel Fernández Alvarez, en su obra Carlos V, el César y el hombre, aceptase el puesto para no contraer matrimonio con el rey de Escocia Jacobo V, bien porque quería permanecer fiel a su difunto esposos o "porque temía la sujeción que conllevaba el matrimonio y sus peligros, como le estaba ocurriendo a su tía Catalina de Aragón". Carlos V como prueba de su gratitud se comprometió a respetar la condición de viuda de su hermana, pero impuso a cambio que ésta debía despedir a la mayor parte de sus sirvientes, a los cuales consideraba sospechosos de practicar la religión protestante.

María de Hungría se reunió con Carlos V en la ciudad de Lovaina el 4 de marzo de 1531, con el fin de recibir de manos de su hermano las últimas instrucciones para desempeñar su nuevo cargo. Tras la reunión de los Estados Generales en la mencionada ciudad, recibió el título de gobernadora de los Países Bajos de forma oficial el 1 de julio de ese mismo año, obteniendo plenos poderes, aunque Carlos V había ordenado la constitución de tres consejos, el Consejo de Estado; el Consejo Privado y el Consejo de Hacienda; para que la asistieran en las decisiones importantes.

Los 25 años que permaneció María en el cargo de gobernadora de los Países Bajos fueron años de una fuerte inestabilidad política en toda Europa y fue precisamente la presión de los primeros años la que hizo que María sufriera una fuerte depresión en el año 1532. Dicha depresión preocupó profundamente al emperador, el cual decidió apoyar a su hermana en todo momento y envió ordenes a sus servidores para que ésta pudiera restablecerse totalmente, como así ocurrió meses después. Así hay que destacar la intervención de María en el conflicto que sostuvo Carlos V con Francisco I, ya que desde su posición intentó negociar con el monarca francés en distintas ocasiones y ante el fracaso de las sucesivas paces, facilitó a su hermano en la medida de sus posibilidades armas y soldados para que éste llevara a cabo sus campañas. Además se encargó del mantenimiento de las fronteras de los territorios que estaban bajo su control, llegando incluso a estar presente en la primera línea de combate para dar ánimos a sus soldados.

Por otro lado María de Hungría se hizo cargo, tras la muerte de su hermana Isabel, del cuidado de las hijas que ésta había tenido con el rey de Dinamarca Cristian II. Por este motivo con el fin de preservar los teóricos derechos de sus sobrinas al trono danés, emprendió notables maniobras políticas que se vieron truncadas por el estallido de la guerra contra Francia. María sintió un gran cariño hacia sus sobrinas y se enfrentó a Carlos V cuando este concertó el matrimonio de Cristina de Dinamarca con el duque de Milán, Francisco Sforza, ya que opinaba que ésta era demasiado joven para casarse con el anciano duque. También participó activamente en las negociaciones matrimoniales que se llevaron a cabo con Federico del Palatinado para concertar el matrimonio de su otra sobrina, Dorotea.

Durante estos años María se convirtió en uno de los más importantes consejeros de Carlos V, como prueba la numerosa correspondencia que ambos se intercambiaron. Se puede observar en estas cartas que María siempre expresó sus opiniones, aunque éstas fueran contrarias a los dictados del emperador, como demuestra que le recomendara prudencia cuando éste decidió iniciar la campaña contra Túnez o años después cuando Carlos V inició los preparativos para tomar Constantinopla. También hay que destacar los enfrentamientos que tuvo con el secretario de su hermano, Granvela, hacia el que parece que sintió una gran aversión. Además de intervenir en los asuntos del imperio, tuvo que hacer frente durante su mandato a importantes convulsiones en el interior, como fue la sublevación de general de Gante de 1539, la cual estuvo motivada por los impuestos de ese año. Así aunque el propio emperador tuvo que acudir a sofocar la sublevación, se ha destacado la maestría con la que María supo desenvolverse ante los Estados Generales en los momentos de crisis.

Desde su papel de gobernadora de Flandes fue la encargada de recibir a su sobrino Felipe II, cuando éste visitó estas tierras en el año 1548. Fue en este momento cuando ejerció la labor más importante al servicio de su dinastía, puesto que fue la mediadora en los conflictos que mantuvieron Fernando de Austria y Carlos V en los últimos años del gobierno del emperador. María consciente de que ambas ramas de los Austrias se necesitaban para conservar la hegemonía política en Europa, intentó por todos los medios mantener la concordia entre sus hermanos y sus sobrinos, el futuro Felipe II y Maximiliano II; y planteó como posible solución a los problemas que planteaba la sucesión del Imperio, la sucesión alterna, es decir que la corona imperial pasara de Carlos a Fernando y que éste cediera sus derechos a su sobrino, el cual nombraría como su sucesor a Maximiliano. Por este motivo aunque María no pudo evitar el distanciamiento de sus hermanos, sí pudo evitar una ruptura definitiva que hubiera traído consigo un aumento de los problemas en el Imperio.

Los últimos años de María de Hungría

Cuando Carlos V le comunicó sus deseos de retirarse María decidió seguir sus pasos y solicitó ser relevada de sus funciones para regresar junto al él a España. No fue un secreto en aquellos momentos que María de Hungría no simpatizaba con su sobrino Felipe, en el que intuía una nueva forma de manejar los asuntos de estado, por lo que es muy posible que decidiera retirarse para no enemistarse más con su futuro rey. María que en los últimos años del gobierno de su hermano había tenido que desmentir en varias ocasiones las noticias que hablaban de la muerte del emperador, estuvo presente cuando Carlos V presentó su abdicación oficial en el palacio real de Bruselas el 25 de octubre de 1555. Así el 15 de septiembre de 1556 María abandonó su Flandes natal para siempre, en compañía de su hermana Leonor y de un avejentado Carlos V.

Juana de Austria regente en aquellos momentos de los territorios de la Península Ibérica, se mostró contrariada cuando recibió la noticia de la llegada de sus tías, ya que conocía los deseos del emperador de apartarse del mundo en solitario. No le gustó a Juana la idea de que tanto María como Leonor se instalaran en Valladolid junto a ella, por este motivo hizo todo lo necesario para encontrar un nuevo alojamiento para las dos nobles damas. Finalmente María y Leonor se instalaron en el palacio de los duques del Infantado, en Guadalajara, donde muy pronto se sintieron incomodas, ya que el mencionado duque no se mostró muy contento por recibir a tan importantes huéspedes. María de Hungría y su hermana acostumbradas a ser tratadas con los más grandes honores en ocasiones se dirigieron a su hermano para expresarle su disgusto, pero el emperador decidió ignorar los ruegos de éstas y esperar a que capeara el temporal.

Pero a pesar de todo María de Hungría disfrutó de su retiro junto a su hermana, debido a que se sucedieron las fiestas en su honor durante los primeros meses de estancia en España. Tan sólo en una ocasión visitó a su hermano en Yuste y fue tras producirse la muerte de su hermana Leonor en febrero del año 1558. La muerte de su hermana afectó profundamente a María, que se mostró contraria a regresar a Guadalajara, donde había residido con ésta. Por ese motivo decidió retirarse a Cigales, en las proximidades de Valladolid, para pasar sus últimos años. Poco tiempo después de su llegada a la localidad vallisoletana, recibió carta de su sobrino Felipe II, en la cual éste le rogaba que aceptara ocupar nuevamente el cargo de gobernadora de los Países Bajos, Carlos V enterado de la propuesta desde su lecho de muerte rogó a su hermana que aceptar la proposición y ésta acatando nuevamente sus ordenes decidió aceptar el ofrecimiento, como prueba la carta que le envió a Felipe II el 8 de octubre 1558. Pero María no pudo cumplir su promesa, ya que muy afectada tras recibir la noticia de la muerte de su hermano, murió el 18 de octubre de 1558, apenas un mes después del fallecimiento de Carlos V.

Bibliografía

  • FERNANDEZ ALVAREZ, M. Felipe II y su tiempo. Madrid, Espasa Calpe, 2001.

  • FERNÁNDEZ ALVAREZ, M. Carlos V, el César y el hombre. Madrid, Espasa-Calpe, 2001.

  • JOVER ZAMORA, J. M. España en tiempo de Felipe II. Historia de España de Menéndez Pidal. Madrid, Espasa Calpe, 1994.

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  • LINCH, J. Los Austrias (1516-1598). Historia de España, X. Barcelona, Crítica, 1993.

CGS

Autor

  • Sagrario Arenas Dorado / 0209 CGS