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PolíticaBiografía

Macapagal Arroyo, Gloria (1947-VVVV).

Política filipina, presidenta del país desde el 20 de enero de 2001 tras la dimisión de Joseph Estrada,que abandonó el poder presionado por las fuerzas de oposición y tras la retirada en cadena de los apoyos políticos y militares que le mantenían en el cargo.

Hija del también presidente del país Diosdado Macapagal, que ejerció las funciones de jefe del Estado entre 1961 y 1965, se doctoró en Ciencias Económicas antes de dirigir su carrera profesional hacia el ámbito político. En la Universidad de Georgetown compartió aula con el que fuera presidente de los Estados Unidos Bill Clinton.

Abandonó la cátedra universitaria para acudir al reclamo de Cory Aquino, que la nombró subsecretaria del Ministerio de Comercio. En 1992 ganó un escaño para el Senado, cargo que renovó en 1995, mientras preparaba su opción electoral a la vicepresidencia del país.

Finalmente, en las elecciones de 1998, que auparon a Estrada a la presidencia, Gloria Macapagal presentó su candidatura y obtuvo la vicepresidencia con el respaldo de 12,6 millones de votos (dos millones más que el propio Estrada) y el apoyo de la poderosa Iglesia católica. El sistema político filipino permite la elección de presidente y vicepresidente en sufragios independientes por lo que, es posible, que los candidatos finalmente elegidos pertenezcan a formaciones políticas rivales. Esta singularidad sucedió en el país tras los comicios de 1998.

Miembro de la oposición a Estrada, asumió su participación en el gobierno como ministra de Bienestar Social y Desarrollo ofreciendo una imagen sólida de su gestión que le otorgó altas cotas de popularidad. Su protagonismo en la vida pública del país creció muchos enteros en los últimos meses del año 2000, cuando el Senado decidió iniciar una investigación por corrupción contra el presidente. Macapagal dimitió de su cargo en el ministerio y se convirtió en la cabeza visible que habría de liderar los movimientos de oposición a Estrada.

Acorralado por las manifestaciones populares, presionado por sus rivales políticos y por la Iglesia católica, y abandonado por los mandos del ejército, Estrada tiró la toalla y dejó el poder el 20 de enero de 2001. Gloria Macapagal, cumpliendo el mandamiento constitucional, juró ese mismo día el cargo como nueva presidenta de Filipinas, la decimocuarta desde la independencia del país. En un momento especialmente comprometido para la nación, la jefa del Estado anunció como prioritario el inicio de un proceso de transición tranquila con el propósito de elevar el nivel moral del Gobierno hasta la celebración de las elecciones presidenciales del año 2004. En su agenda política, el desarrollo económico del país, duramente castigado por la crisis asiática de 1997, también se anunciaba como uno de los objetivos urgentes.

Cuando se cumplían sus primeros cien días de gobierno, Macapagal tuvo que hacer frente a una intentona golpista que finalmente resultó fallida porque la presidenta contó con el respaldo del Ejército. La detención del ex presidente Joseph Estrada el 25 de abril de 2001, bajo la acusación de saqueo de las arcas públicas por valor de 15.000 millones de pesetas, provocó una manifestación masiva de sus partidarios que exigían en las calles de Manila la inmediata excarcelación de Erap. Algunas decenas de miles de seguidores de Estrada buscaron sin éxito el apoyo de las Fuerzas Armadas para asaltar el palacio presidencial y derrocar al gobierno.

Tras el asedio al palacio de Malacañang, la presidenta de Filipinas decretó el 1 de mayo de 2001 el 'estado de rebelión' en el país, denunció el intento de golpe de Estado y ordenó la detención de algunos opositores políticos acusados de orquestar y financiar las manifestaciones populares. Pero toda vez que la división política y social del país no remitió en los meses siguientes, a finales de 2002 la presidenta Macapagal anuncio su intención de no presentarse a los comicios de 2004 y favorecer, con la ausencia de su candidatura, un proceso de acercamiento entre las posiciones enfrentadas de una sociedad extremadamente polarizada.

Durante el verano de 2003, la presidenta tuvo que enfrentar un nuevo conato de golpe militar protagonizado por un grupo de alrededor de 300 soldados y oficiales, autodenominado "Magadalo". Poco después y, pese a su anuncio previo de retirada, confirmó su intención de presentarse a las elecciones generales de 2004. Antes de concluir su tercer año de mandato, la presidenta levantó la moratoria sobre la pena capital que ella misma había decretado en octubre de 2002. Presionada por la poderosa comunidad chino-filipina, víctima en los últimos meses de numerosos actos delictivos, Macapagal justificó su decisión de restablecer la pena de muerte en la necesidad de poner fin a la oleada de secuestros que sufría el país.

La campaña electoral se desarrolló en un clima extraordinariamente conflictivo y, con idéntico escenario, se celebraron los comicios el 10 de mayo de 2004. La jornada, que estuvo marcada por la violencia, la confusión generalizada y las numerosas denuncias de fraude, deparó una cómoda victoria para Macapagal, frente a su máximo rival, el actor Fernando Poe. La grave crisis política en la que se había instalado el país no encontró respuestas efectivas en los meses siguientes y, al comienzo del verano de 2005, diez ministros del Ejecutivo presentaron su dimisión y exigieron la renuncia de la presidenta. Macapagal rechazó abandonar el cargo pero se comprometió a emprender algunas reformas en el sistema político del país, entre ellas la sustitución del régimen presidencialista vigente por otro parlamentario y federalista. El 25 de julio de 2005, mientras los políticos celebraban en el Congreso el debate sobre el estado de la nación, decenas de miles de filipinos pidieron la dimisión de la presidenta en las calles de Manila.

Estancada su popularidad y su gestión de Gobierno, el 24 de febrero de 2006 Macapagal declaró el estado de emergencia en el país tras anunciar que el Ejército, al mando del general Hermógenes Esperon, había logrado abortar un nuevo intento de golpe de Estado. Pese a que la medida de excepción incluía la prohibición de manifestarse, miles de personas se concentraron en Manila para pedir de nuevo la dimisión de la presidenta. Cuestionada su legitimidad por amplios sectores de población, desde que el proceso electoral de 2004 quedara bajo sospecha de fraude, fueron muchos filipinos, incluidos algunos analistas políticos, lo que también pusieron en duda la veracidad del anuncio de golpe de Estado. Para algunos expertos, Macapagal habría exagerado el peligro de involución militar para decretar el estado de excepción por temor a las consecuencias de las múltiples manifestaciones convocadas en aquellos días, para conmemorar el vigésimo aniversario de la revuelta popular que puso fin a la dictadura de Ferdinand Marcos. Ella alcanzó el poder en 2001 aupada por una revolución popular y quizá temía, según estos intérpretes de la realidad del país, perderlo en otra.

En junio de 2009, recibe el premio don Quijote de la Mancha, junto al escritor peruano Mario Vargas Llosa, por su aportaciones al idioma español.

Autor

  • Isabel Sánchez Calvo