Kossuth, Lajos (1806-?).
Jefe de la revolución húngara. Nació en Monok, en el condado de Zemplin. Desde muy joven se dio a conocer por sus ideas patrióticas y su oposición a la dominación austríaca. Fue diputado suplente en los Estados de Presburgo, y con objeto de reconstituir el partido patriótico, emprendió una publicación periódica en forma de cartas manuscritas, que en poco tiempo reanimaron el espíritu público, pero al fin costaron a sus autores una sentencia de cuatro años de prisión. Amnistiado en 1840, tomó en 1841 la dirección del Diario de Pesth, en el que sostuvo los principios de una moderada libertad. Abandonando luego el periodismo, se ocupó en fundar asociaciones nacionales, cuyos afiliados se comprometieron a usar exclusivamente productos de la industria húngara, impidiendo así el desarrollo de la industria austríaca en Hungría.. Elegido diputado en 1847, defendió con gran elocuencia los intereses de su partido. En 1848 pidió como garantía de las futuras reformas la formación de un ministerio húngaro responsable y, habiendo acudido a Viena a presentar la petición al emperador, fue recibido en la capital con las más entusiastas aclamaciones, y obtuvo en efecto la formación de ministerio Bathyanyi, en el que entró encargado del departamento de Hacienda. Su conducta en el ministerio continuó siendo conciliadora, hasta el punto de acusársele de tibieza por la causa nacional, pero las rebeliones de Croacia y Serbia, favorecidas primero en secreto y después abiertamente por Austria, dieron nuevo giro a los acontecimientos, promoviendo la disolución del ministerio Bathyanyi y la formación de una junta de defensa, a cuya cabeza se puso a Kossuth, revistiéndole de poderes extraordinarios. Habiendo estallado la revolución en Viena, quiso marchar a apoyarla, pero sus tropas hubieron de ceder ante los imperiales. Estos, enseguida, se encaminaron a Presburgo, donde entraron fácilmente y de allí pasaron a Pesth, donde comenzaron las horribles venganzas dispuestas por el nuevo emperador, Francisco I, y su gobierno, llevando al cadalso a multitud de patriotas. Kossuth, que había pedido recursos extraordinarios, se vio obligado a aceptar la guerra de exterminio, que en pocos días cubrió de cadáveres y ruinas el suelo de Hungría, Transilvania y Banato. Austria, cada vez más apurada, pidió auxilio a Rusia, y el gobierno de Hungría declaró que la casa de Habsburgo había dejado de reinar en él, y proclamó dictador a Kossuth. Éste organizó un ministerio, publicó una protesta contra la intervención rusa, pidió a poyo a los gobiernos de Inglaterra y Francia, que no lo escucharon, y procuró por todos los medios sostener la lucha que los ejércitos de Paskiewitch, Haynau, Nugent y Jellachich iban concentrando en un círculo muy reducido, sin que pudieran impedirlo las victorias de Ben y de Goergey. El brillante hecho de armas de Klapka delante de Komorn, inutilizado por Goergey, reanimó un momento las esperanzas, pero un consejo de guerra, en el que Kossuth manifestó el deseo de sostener la lucha, mientras quedara un solo hombre, desechó esta idea, y entonces aquel presentó su dimisión, que la Dieta aceptó, confiriendo el poder dictatorial a Goergey. Al saber la traición de éste en Vilagos, se refugió Kossuth en Turquía, desde donde poco después pasó a Inglaterra y de allí a los Estados Unidos, volviendo otra vez a fijar su residencia en Inglaterra, sin haber podido visitar Francia, donde el gobierno de Luis Bonaparte le impidió entrar.