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LiteraturaCineBiografía

Jordan, Neil (1950-VVVV).

Director, guionista y escritor irlandés, nacido el 25 de febrero de 1950 en Sligo (Connaught).

Vida

Antes de iniciar su carrera cinematográfica, en los primeros años de la década de los ochenta, Neil Jordan había recibido ya un cierto reconocimiento como escritor y como autor de guiones para televisión. Licenciado en la Universidad de Dublin en Historia de Irlanda y Lengua Inglesa, había publicado algunos relatos cortos y la novela The Past. En los años siguientes escribiría otras dos obras, The Dream of a Beast y A Night in Tunisia.

Su primer y definitivo contacto con el cine le llegó a través de su participación en la película Excalibur (1981) para la que John Boorman, su director, le contrató como asesor artístico. Interesado en los pormenores de un rodaje, Jordan realizó, a la vez, el making of de la película para su emisión por televisión. Boorman quedó tan satisfecho de la colaboración de Jordan que decidió apadrinar, al año siguiente, como productor ejecutivo, su primer trabajo como director: Angel. En este primer largometraje, Jordan ya advirtió que no estaba excesivamente interesado en el realismo. Si exceptuamos su biografía del líder irlandés Michael Collins, que trata de reflejar figuras reales en un contexto histórico, el resto de títulos de la filmografía de Jordan se alejan, sea clara o sutilmente, de la corriente realista en la que se inscriben un buen número de cineastas de las Islas Británicas.

Angel comienza como un cuento amable, con imágenes de cuidada estética y suaves colores que pronto se van distorsionando a través de la irrupción de la violencia en el relato, que lleva en volandas al personaje principal a un viaje hacia lo surreal. Stephen Rea, quien comenzaría así una colaboración que ha mantenido a lo largo de casi veinte años, es un saxofonista que, en busca de los asesinos del líder de su banda y de una chica, tropieza con problemas más generales que tienen que ver con la crisis permanente de Irlanda.

Jordan, quien se reconoce fascinado por lo ilógico y lo irracional, llevó esta fascinación hasta sus últimas consecuencias adaptando, para su segunda película, el cuento de Caperucita Roja. Partiendo del cuento de hadas, En compañía de lobos (1984) ofrece una riqueza de posibles lecturas tan sugerente como las imágenes de su puesta en escena. Angela Carter, autora del argumento, parte de una interpretación freudiana -sexual- del cuento de Perrault a la que el director añade la concepción del bosque como un lugar donde todo es posible, donde según la lógica infantil pueden morar todas las criaturas peligrosas. La convivencia de lo real y lo irreal en una lírica puesta en escena hizo de En compañía de lobos un auténtico revulsivo en el género fantástico, con su particular revisión de las convenciones del mito del hombre-lobo. En un nivel más formal plasmó, en espectaculares imágenes, la idea de que la transformación del hombre en lobo no era simplemente externa sino que era el lobo (el animal que todo hombre lleva dentro) el que salía literalmente del interior del hombre. Consiguió el Premio a los Mejores Efectos Especiales en los festivales de Avoriaz y Sitges y, en este último, el film consiguió, además, el Premio a la Mejor Película y el de la Crítica.

La idea de su siguiente película se le presentó cuando estaba rodando En compañía de lobos. Mientras él finalizaba la producción, le envió la sinopsis a un escritor británico, David Leland, para que desarrollara el guión de Mona Lisa (1986). El proyecto tomaría forma dos años más tarde, cuando Jordan filmó el guión final que escribió conjuntamente con Leland. El resultado remite al más puro cine negro. Un viaje por los bajos fondos de Londres que sigue a un hombre que acaba de abandonar la prisión tras una condena de siete años. Su antiguo jefe, agradecido por no haberle delatado, le ofrece ser el chófer de una prostituta. Enamorado de ella, se convertirá en su instrumento. Bob Hoskins, como el delincuente de poca monta, mediocre, leal y con principios, consiguió numerosos premios como los de Cannes, el Globo de Oro y la nominación al Oscar. La película, por su parte, ganaría la Espiga de Oro del Festival de Valladolid, premio que compartió con Sacrificio de Tarkovski.

El éxito de Mona Lisa le abrió las puertas de las grandes productoras americanas. Y como en tantos otros casos de grandes cineastas, este primer encuentro con la maquinaria de Hollywood no benefició en nada la carrera de Jordan, un cineasta neófito que no podía defenderse de los peligros de la producción industrial. Embarcado en dudosos proyectos, el director perdió, como es habitual en el cine americano, la última palabra en el resultado final del producto, es decir, el montaje. Bajo esas premisas realizó El hotel de los fantasmas (1988), una coproducción angloamericana con Peter O'Toole, Daryl Hannah y Steve Guttenberg que suponía la primera comedia de Neil Jordan. A esta rutinaria película fantástica siguieron otras dos producciones que tampoco cosecharon el éxito esperado. Nunca fuimos ángeles (1989), con guión de David Mamet, aunque cuenta en el reparto con Robert de Niro y Sean Penn las previsibles situaciones de una confusión de identidades no provocaron la risa del público. No tuvo más éxito su siguiente película de regreso a Irlanda, Amor a una extraña (1990), que arrastraba una pesada puesta en escena.

Un año más tarde se produjo la consagración. Con Juego de lágrimas (1992), Jordan recuperó el pulso de sus primeros trabajos y añadió una novedad temática: por primera vez el argumento de una de sus películas se centraba en el problema secular de la violencia en Irlanda el Norte. La historia de un activista del IRA que quiere expiar su última acción visitando a la novia de su víctima le sirve a Jordan para reflexionar sobre la dimensión humana que se oculta tras el terrorismo. Sentimientos de culpa, amor y confusión se entremezclan en esta historia dramática con final optimista y no exenta de cierto humor. Esta hábil coexistencia de géneros sedujo a la Academia de Hollywood, que le otorgó el Oscar al Mejor Guión Original, además de otras cinco nominaciones.

Nuevamente el éxito internacional le lleva a rodar una producción estadounidense. Si en En compañía de lobos trataba de la licantropía, en Entrevista con el vampiro (1994) entraba de lleno en otro de los temas nobles del género de terror. Basada en la obra de Anne Rice, Jordan se enfrentó una vez más a la difícil maquinaria hollywoodense. Su elección de Tom Cruise para dar vida al personaje de Lestat fue contestada por todos, incluida la propia autora, que había pensado en Rutger Hauer para el papel. Otra vez en el género fantástico Jordan logra sus mejores aciertos en la sugerencia de las imágenes gracias a unos decorados que potencian el lado más irreal del argumento. Sin embargo, la parte más oscura y atractiva de la historia, la lucha interior del vampiro por no perder la humanidad que le queda, cede terreno ante el espectáculo y algunos golpes de efecto.

Tras esta historia de vampiros, que tampoco se convierte en su éxito americano, vuelve la mirada a la historia de su país, y afronta la biografía de uno de los "padres de la patria" irlandesa, Michael Collins. Ayudado por un cierto naturalismo de la fotografía de Chris Menges, Jordan realiza su película más comprometida con la realidad. A través del retrato del hombre que arrancara a los ingleses la independencia de Irlanda, el director disecciona tanto el conflicto interno del Ejército Republicano Irlandés como la actitud imperialista del gobierno británico. Un despliegue de medios eficaz pero contenido, la sobria puesta en escena, la ajustada interpretación de Liam Neeson y la exposición cronológica de los grandes hechos de la vida del líder de Cork, hacen de Michael Collins una crónica trágica de irreprochable factura.

The Butcher Boy es una comedia negra sobre un niño con un padre alcohólico y una madre desequilibrada que llega al crimen por defenderlos. Sinéad O'Connor, en el papel de la Virgen María, pone el contrapunto fantástico. La película ha ganado el Oso de Oro del Festival de Berlín al Mejor Director. En In Dreams, el director vuelve al género de terror a través de un psicópata que establece una extraña conexión mental con una mujer.

Un buen ladrón, film inspirado en el clásico Bob el jugador, inauguró la 50ª edición del Festival de Cine de San Sebastián.

Filmografía

Como director y guionista:

1981: Traveller (sólo guión).
1982: Angel.
1984: En compañía de lobos.
1986: Mona Lisa.
1988: El hotel de los fantasmas.
1989: Nunca fuimos ángeles (sólo dirección).
1990: Amor a una extraña.
1992: Juego de lágrimas.
1994: Entrevista con el vampiro (sólo dirección).
1995: Michael Collins.
1998: The Butcher Boy (y productor ejecutivo).
1999: The End of The Affair; In Dreams.
2002: Un buen ladrón.

JOM

Autor

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