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CineBiografía

Herzog, Werner (1942-2010)

Director de cine alemán nacido el 5 de septiembre de 1942 en Sachrang, cerca de Múnich, y fallecido el 11 de agosto de 2010.

Su verdadero nombre es Werner Stipetic y es hijo del matrimonio formado por un francés y una yugoslava. Pasó los primeros años de su vida en una zona rural de Bavaria, pero cuando su padres se divorciaron viajó con su madre a Múnich, donde ingresó en el Classical Gymnasium, centro de bachillerato que fue escenario de sus primeros intentos cinematográficos. Apenas era un adolescente, ya escribía guiones con el propósito de rodarlos algún día.

Descontento con la situación de su vida, se dedicó a vagabundear por todo el mundo: estuvo en Grecia y luego viajó a Manchester, donde practicó diversos oficios, entre ellos el de soldador. Aunque dejó abandonados sus estudios de Historia en la Universidad de Múnich, prefirió emigrar al otro lado del Atlántico. Fue decorador en una cadena televisiva mexicana (luego aseguró haber practicado el contrabandismo) y también cruzó la frontera estadounidense. Allí trató de trabajar en la televisión local, pero tuvo que conformarse con entrar en una empresa siderúrgica que desarrollaba proyectos para la NASA.

También obtuvo por esas fechas una beca Fullbright que le permitió estudiar en la Universidad de Pittsburgh. Cuando regresó a Alemania, pudo por fin comenzar el rodaje de varias películas, situadas en la línea de lo que por entonces eran los inicios del llamado "Nuevo cine alemán". En 1964 le fue concedido el premio Carl Mayer por el guión de Signos de vida, película que pudo filmar tres años después y que ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín, consolidando de ese modo una carrera cada vez más sólida y prolífica en cuanto a títulos.

Interesado por figuras marginales, a contracorriente de la historia, desde sus inicios procuró ahondar en la tragedia de seres aislados, incomprendidos por sus coetáneos. Ayudado en este propósito por su esposa, la periodista Martje Grohmann, fue concretando una filmografía que abarca un amplio espectro de temas, pero que tiene su centro en las voces interiores del individuo que se enfrenta a la naturaleza o la sociedad.

Así, en enero de 1972 Herzog convocó a un equipo internacional en los márgenes del río Urubamba, en Perú. Su nuevo proyecto era poner en imágenes el drama del rebelde Lope de Aguirre, y para ello necesitaba recrear su trágica epopeya en localizaciones alejadas de la civilización, como las selvas que rodean los ríos Huallaga y Nanay. Para lograr el reparto deseado, Herzog no dudó en reunir a Klaus Kinski -un Aguirre lunático y visionario- con un grupo de actores iberoamericanos, entre los cuales también había misioneros e incluso una tribu indígena de la cooperativa de Lauramarca. El resultado final (Aguirre o la cólera de Dios) fue un éxito en todo el mundo, precisamente por esa sensación de verdad que inspiraba cada plano: lo que en la ficción parecía una huida a ninguna parte, enfermiza y fatal, se manifestaba en imágenes poderosamente sugestivas, casi alucinantes, del infierno amazónico. A la hora de plantear una estética para su película, Herzog alternó momentos dignos del romanticismo alemán con otros propiamente expresionistas, sobre todo a la hora de exponer la parte oscura y brutal de Aguirre y los suyos, buscando puntos de conexión con la barbarie propia de otros momentos de la humanidad. Era el mismo expresionismo que años después homenajearía, con desigual resultado, en Nosferatu.

Desde un punto de vista superficial, Herzog comenzó a ser conocido por lo exótico de sus lugares de rodaje. El enigma de Gaspar Hauser se rodó en la localidad germana de Dinkelsbühl, en Irlanda y en el entonces Sáhara español. Y las localizaciones de Corazón de cristal se hallaron en Wyoming, Alaska, Utah, la Baja Baviera y Sekelling Rock, en la costa irlandesa. Pero, por encima de lo alejado de sus escenarios, ambas películas pretendían seducir con los misterios más profundos del alma humana. Así, la primera relataba el drama de Gaspar Hauser, una suerte de "niño salvaje" de comienzos XIX que había crecido en total aislamiento, y la segunda tomaba como disculpa la alquimia del vidrio para sumergirse en las esencias de la creación individual.

Quien protagonizó en 1978 Nosferatu y Woyzeck, Klaus Kinski, volvió a reunirse con Herzog en 1981, con ocasión del rodaje de Fitzcarraldo, la historia de un magnate cauchero decidido a montar un utópico teatro de la ópera en mitad la selva. Todo el equipo hubo de trasladarse a la Amazonia peruana, donde se establecieron contactos con las tribus indígenas Ashininka-Campa del Gran Pajonal, así como con los Campas del Río Tambo y los Machiguengas del Río Camisea. El reparto se completaba con la actriz Claudia Cardinale y otros amigos del cineasta, como el músico brasileño Milton Nascimento. El servicio industrial de la Marina de Iquitos se hizo cargo de la construcción del enorme barco fluvial que aparecía en la película, trasladado por entre las colinas por medio de troncos. Como en otras ocasiones, la filmación fue una constante lucha con las fuerzas de la naturaleza. No obstante, esta película, pese a sus irregularidades, lograba enviar un mensaje contrario a los desmanes del colonialismo. El trabajo del director fue además premiado en el Festival de Cannes, lo cual facilitó en cierto grado la compleja comercialización de la película.

Quizá buscando un punto de relajación espiritual tras una experiencia tan tormentosa, Herzog viajó en 1984 a Australia, y allí filmó Donde sueñan las verdes hormigas, en la que trazó un cuadro ensoñador, muy lírico, de la mitología aborigen, sometida al embate de la civilización capitalista. Admirador de las leyendas hilvanadas por las tribus nativas, quizá compartió esta experiencia con un buen conocedor del tema, el escritor Bruce Chatwin, de quien surgió su próximo proyecto cinematográfico.

Inspirándose en la novela El virrey de Ouidah, de Chatwin, Herzog comenzó en 1988 Cobra Verde, una película para cuyo rodaje hubo de viajar hasta la costa africana, contando de nuevo con la presencia de Klaus Kinski, con quien se peleó en no pocas ocasiones, y Peter Berling, viejo amigo suyo y luego afamado novelista, que ya había actuado en Aguirre… y Fitzcarraldo. Como era norma en las filmaciones de Herzog, las dificultades fueron constantes. Bruce Chatwin fue testigo de un terrorífico enfrentamiento de cientos de extras nativos, detenido por Herzog con sus habituales dotes diplomáticas. Por su parte, Kinski mostraba cada día las oscilaciones neuróticas de su carácter, y tan pronto declaraba su amor a las jóvenes del equipo como se enzarzaba en inacabables disputas con el director y el resto del reparto. A juicio de Chatwin, ciertos acontecimientos de aquel rodaje poco tuvieron que envidiar a las aventuras que narraba su novela.

A pesar de lo sugestivas que pudieran resultar las peripecias cinematográficas de Herzog, la industria temía cada vez más sus proyectos, y su financiación se convirtió en un verdadero problema. Por lo demás, el público que compartía su sensibilidad era cada vez más reducido, sobre todo gracias a la pujante influencia del cine de acción estadounidense, más liviano en sus contenidos. Así fue como Herzog debió conformarse con rodar documentales televisivos, dejando para el cine propuestas mucho menos ambiciosas. En el mismo sentido, la muerte de Kinski en 1991 le arrebató al único actor capaz de compartir en cuerpo y alma su filosofía vital; el filme Mi enemigo íntimo (Mein liebster feind-Klaus Kinski) narra precisamente esa relación tormentosa entre el director y el histriónico (incluso más en la vida real) actor.

Con posterioridad ha mantenido una línea irregular, tan consustancial con su trayectoria como los principios vitales relativistas que siempre ha defendido. Uno de los productos que en los últimos años más ha colocado a Herzog en las primeras planas de las revistas ha sido Grizzly man, un curioso documental en el que se narra la vida y dramática muerte de Timothy Treadwell, un aspirante a actor que, tras fracasar en Hollywood, decidió dedicar su vida a vivir en comunión con los osos pardos del Parque Nacional de Katmai (Alaska) hasta que murieron, él y su novia, precisamente devorados por uno de ellos en octubre de 2003; Herzog ha aprovechado todo el material que ambos grabaron para realizar este atípico documental.

Filmografía

En cine:
1962: Herakles.
1964: Spiel im sand.
1967: Signos de vida; Letze worte; Die beispiellose vertedigung der festung Deutschkreuz.
1968: Massnahmen gegen fanatiker; Fata Morgana.
1970: También los enanos empezaron pequeños; Land des schweigens und der dunkelheit.
1972: Aguirre o la cólera de Dios.
1973: Die grosse ektasse des bildschnitzers Steiner.
1974: El enigma de Gaspar Hauser.
1975: How much wood would a woodchuck chuck.
1976: Corazón de cristal; Mit mir will keiner spielen.
1977: La soufrière; Stroszek.
1978: Nosferatu; Woyzeck.
1981: Fitzcarraldo.
1984: Donde sueñan las verdes hormigas.
1987: Cobra Verde.
1988: Les gauloises.
1991: Grito de piedra.
1992: Lektionen in Finsternis.
1993: Bells from the deep: faith and superstition in Russia.
Glocken aus der tiefe.
1997: Little Dieter needs to fly.
1999: Mein liebster feind-Klaus Kinski (Mi enemigo íntimo).
2001: Pilgrimage; Invincible.
2002: Ten minutes older: the trompet.
2003: Wheel of time.
2004: The white diamond.
2005: Grizzly man; The wild blue yonder.

En televisión:
1969: Die fliegenden Ärzte von Ostafrika.
1971: Behinderte zukunft.
1980: Huies predigt; God's angry man; Glaube und währung.
1984: Gasherbrum; Ballade von kleinen soldaten.
1989: Wodabee, die hirten des sonne: nomadem am südrand der Sahara.
1991: Jag Mandir: das excentrische privattheater des Maharadscha von Udaipur.
1994: The transformation of the world into music.
1995: Tod für fünf stimmen.

Bibliografía

  • CARRÉRE, Emmanuel: Werner Herzog. París. Cinégraphiques Edilig. 1982.

  • GABREA, Radu: Werner Herzog et la mhystique rhénane. Lausana. Editions L'age d'homme. 1986.

  • GROSOLI, F.: Werner Herzog. Florencia. La Nuova Italia. 1981.

Autor

  • Guzmán Urrero Peña