A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
HistoriaPolíticaBiografía

Fernando II, emperador del Sacro Imperio (1578-1637).

Emperador del Sacro Imperio (1619-1637), rey de Bohemia (1617-1637), rey de Hungría (1618-1637) y archiduque de Austria, nacido en Graz el 9 de julio de 1578 y muerto en Viena el 15 de febrero de 1637. Un ferviente católico, Fernando II promovió la Contrarreforma, sentando las directrices de los Habsburgo austriacos durante todo el siglo XVII. Su política religiosa, que se podría resumir en la máxima "un rey, una Iglesia", fue además una de las causas desencadenantes de la Guerra de los Treinta Años.

Perteneciente a la casa de Habsburgo, Fernando fue hijo del archiduque Carlos de Estiria y de María, hija de Alberto V de Baviera, y nieto del emperador Fernando I. Con doce años comenzó en Graz sus estudios de teología y aquel mismo año heredó por la muerte de su padre los estados de Carintia, Carniola y Estiria, pero como se daba el caso de que era menor de edad fue nombrado un consejo de regencia. Continuó su formación con Maximiliano de Baviera y entre 1590 y 1595 estudió en la Universidad de Ingolstadt, regida también por los jesuitas. A decir de sus maestros Fernando era un buen estudiante y pronto mostró unas arraigadas convicciones religiosas que jugarían un importante papel durante su gobierno como emperador. En 1596 tomó posesión de sus estados y poco después realizó una peregrinación a Italia; en el santuario de Loreto juró solemnemente a la Virgen erradicar la herejía de los territorios que cayeran bajo su mando. Y lo llevó a la práctica, siendo su política religiosa una de las principales causas desencadenantes de la Guerra de los Treinta Años. Estableció la Contrarreforma en sus tres ducados, mientras que su primo, el emperador Rodolfo II abrazaba la confesión luterana:LUTERANISMO. En 1600 Fernando casó con María Ana de Baviera, de la que tuvo cuatro hijos. En los años siguientes evitó inmiscuirse en la querella entre el emperador Rodolfo II y su hermano Matías, que sería a su vez sucesor de Rodolfo II.

Fernando fue elegido para suceder a Matías I en 1616, con el apoyo de los Habsburgo reinantes en España y aún antes de la muerte del emperador, fue coronado rey de Bohemia (1617) y de Hungría (1618). En 1617 Fernando correspondió a sus parientes españoles con un tratado secreto que aseguraba para España la posesión de los feudos italianos del Imperio y de Alsacia. Aunque existía una mayoría protestante en Austria, el aún archiduque Fernando manifestó su voluntad de abolir las leyes de Carlos V que permitían la existencia de los protestantes. Y en Bohemia, cuya nobleza era mayoritariamente protestante, el canciller nombrado por el rey Fernando, llamado Lobkowitz, apartó a los nobles de los puestos del poder en el reino. El pueblo, dirigido por los nobles, se rebeló contra la tiranía de los oficiales católicos y en la llamada defenestración de Praga (1619) la revolución se hizo manifiesta. Cuando los nobles bohemios trataban de negociar directamente con el emperador Matías, éste murió y subió al trono Fernando II (28 de agosto de 1619), que ya había usurpado la autoridad imperial y habían enviado tropas a Bohemia para sofocar la rebelión, anunciando su decisión de ponerse él mismo al frente del ejército. Ante esto los estados de la corona de Bohemia (Bohemia propia, Moravia, Silesia y Lusacia), se reunieron en dieta y nombraron rey al elector del Palatinado, Federico V (que fue conocido como el rey de Invierno), dos días antes de que Fernando fuese coronado emperador. Las implicaciones religiosas llevaron después a otros estados a tomar partido por el emperador o por la Unión Evangélica, cuyo jefe era Federico V. De esta forma lo que comenzó por ser un simple conflicto local en Alemania terminó por convertirse en un conflicto de dimensiones europeas: la Guerra de los Treinta Años.

A comienzos del conflicto Federico V sólo pudo contar con los recursos militares de los insurrectos de Bohemia y no sería hasta más tarde que se le uniese su suegro Jacobo I de Inglaterra y las Provincias Unidas. En cambio Fernando II consiguió rápidamente el apoyo militar de los electores de Sajonia y Baviera y Felipe III de España le envió como refuerzo al general Espínola, que invadió el Bajo Palatinado. Después, las tropas de la Liga Santa, bajo el mando del general belga Tilly, invadieron el reino de Bohemia y vencieron a las escasas fuerzas protestantes en la batalla de la Montaña Blanca (8 de noviembre de 1620). Mientras tanto en Hungría el príncipe de Transilvania, Gabriel (o Gavor) Bethlen, había marchado triunfalmente por el país con la asistencia del partido evangélico magiar y había sido coronado rey de Hungría. Durante 1619 y 1620 Bethlen pudo oponerse con éxito a Fernando II, pero tras la derrota de los bohemos en la Montaña Blanca se firmó la paz en Nicolsbrug (1621), por la que Bethlen renunciaba formalmente a la corona de San Esteban; Fernando celebró su triunfo en el congreso de príncipes celebrado en Ratisbona.

El emperador aprovechó la victoria para imponer las bases de la Contrarreforma sobre los territorios sometidos. Los dirigentes de la insurrección de Bohemia y Moravia fueron ajusticiados y Federico V fue desposeído de sus estados en una dieta formada exclusivamente por católicos; los bienes del Palatinado fueron repartidos entre las tropas españolas del general Espínola y Maximiliano de Baviera. Además, para reforzar su posición, Fernando entregó el oficio electoral palatino a Maximiliano, con lo que el voto electoral del Palatinado pasó a Baviera y los católicos pasaron a ser mayoría. A la persecución política siguió la religiosa, que comenzó con la abolición de la Carta de Majestad de Rodolfo II en 1621, lo que suponía la proscripción del calvinismo. A ello siguió un éxodo de fieles y pastores protestantes y en 1622 siguió la expulsión forzosa de los eclesiásticos protestantes. La reorganización religiosa del reino llevada a cabo por los jesuitas culminó en 1627 con el decreto que exhortaba a los habitantes a abrazar el catolicismo o abandonar el país. El protestantismo fue erradicado de Bohemia, Moravia y la Baja Austria; sólo en Silesia, gracias a la intercesión del elector luterano de Sajonia, los reformados fueron tratados con menos severidad.

Con el ascenso de los estados protestantes, la Unión Católica o Liga Santa, bajo el mando del conde Tilly, probó ser demasiado débil para hacer frente a la vez a las amenazas interiores y exteriores. Para no tener que depender de la Liga Santa Fernando II necesitaba organizar un ejército imperial, pero las arcas del Estado no podían hacer frente a tal gasto. De todas formas, Albert von Waldstein (conocido comunmente como Wallenstein), un noble bohemo a quien Fernando II había elevado hacía poco a la categoría de príncipe, se ofreció a levantar un ejército de 40.000 soldados a su propia costa y su oferta fue aceptada. Por otra parte el rey Cristian IV de Dinamarca se puso a la cabeza de los príncipes protestantes y en diciembre de 1625 se comprometió con los príncipes luteranos de la Baja Sajonia y con Inglaterra y Holanda a hacer la guerra contra el emperador. La ofensiva danesa comenzó en enero de 1626 con la invasión de la Baja Sajonia por parte de las tropas del general Mansfeld. Pero la victoria de Wallenstein en Dessau (8 de marzo de 1626) y las campañas de Tilly forzaron a Dinamarca a firmar la paz de Lübeck (12 de mayo de 1629), renunciando además a los obispados del norte que estaban bajo su jurisdicción (Verder, Bremen y Osnabrück); Wallenstein fue investido con las tierras de los duques de Mecklenburgo, aliados de Cristian IV. En la cima de su poder, Fernando II emitió el Edicto de Restitución (1629), que ordenaba la restauración de las propiedades eclesiásticas secularizadas después de 1552. El edicto reveló a los príncipes alemanes la amenaza del absolutismo imperial y éstos forzaron a Fernando a cesar a Wallenstein en 1630 y a entregar el mando del ejército a Tilly, patrocinado por la Liga. Por otra parte la guerra se recrudeció, tomando un marcado carácter de lucha religiosa.

Pero poco antes, el rey Gustavo Adolfo de Suecia había tomado el relevo de Cristian IV y había comenzado a hostigar en el territorio imperial. Gustavo Adolfo desembarcó en la boca del Oder, pero como los estados protestantes dudaron en un principio de entrar en alianza con él, no pudo conseguir resultados decisivos. Sólo a partir de mayo de 1631, tras la destrucción de Magdeburgo por parte de Tilly, los electores de Brandeburgo y Sajonia abrazaron la causa de Gustavo Adolfo. En septiembre Tilly fue derrotado en Breitenfeld y el rey de Suecia avanzó hacia el Rin a través de Turingia y Franconia, a la vez que un ejército sajón invadía Bohemia y ocupaba Praga. Un año después Gustavo Adolfo invadió Baviera y derrotó a Tilly, que quedó herido de muerte en la batalla de Lech. El rey de Suecia se convertía así en el amo del Imperio. La crítica situación llevó a Fernando II a devolver el poder a Wallenstein, a quien instó a erigir un nuevo ejército de 40.000 hombres y reconoció autoridad ilimitada. El 6 de noviembre de 1632, en la batalla de Lützen, cerca de Leipzig, Gustavo Adolfo fue muerto por las tropas imperiales, a pesar de que los suecos continuaron como dueños del campo. Wallenstein se encontraba en condiciones de proseguir la guerra con ventaja, pero después de la segunda mitad de 1633 cesó su actividad bélica; el motivo era que había conspirado contra el emperador y había ganado el apoyo de Francia para apoderarse de Bohemia. Su plan fracasó, porque fue asesinado en Eger el 25 de febrero de 1634. Las fuentes discrepan sobre si el emperador tuvo implicación en la muerte de su general, y así, mientras unos autores niegan la implicación de Fernando en el asunto, otros lo presentan como el principal instigador.

La victoria de Fernando II sobre los suecos se produjo en Nördlingen (septiembre de 1634), que marcó el resurgir del poder imperial, pero la guerra había desgastado los recursos de los Habsburgo y el emperador alcanzó un compromiso con los protestantes en la paz de Praga (1635). Sin embargo Francia se había apoderado de Alsacia en octubre de 1634 y un mes después la había entregado a Suecia mediante un tratado celebrado en París. En 1635 el emperador firmó la paz con Sajonia y, en la esperanza de que los demás estados alemanes siguieses su ejemplo, en el tratado se habían añadido cláusulas que suponían la derogación del Edicto de Restitución.

Aunque los austriacos mantenían ventaja en las fronteras la guerra continuaba sin cambios decisivos. El emperador, comprendiendo que su muerte se encontraba próxima, hizo elegir rey de Romanos a su hijo Fernando (III). Murió sin haber asistido al fin de la guerra, dejando viuda a su segunda esposa, Eleanora (o Leonor) Gonzaga de Mantua.

Durante su juventud Fernando II fue descrito como un corpulento joven, de ojos azules, estatura media y preferencia por el atuendo español. Monarca afable y benevolente, estuvo imbuido por los ideales del esplendor de la corona imperial y la grandeza de su dinastía. Además de alemán, hablaba italiano, francés y español; gustaba de la lectura de libros religiosos, pero su pasión fue la caza. Aunque su corte no fue suntuosa, Fernando II no destacó como administrador y entregó casi siempre los territorios confiscados a sus más fieles seguidores. Fue un hombre indeciso, que dependió demasiado de la influencia de sus consejeros y sus confesores jesuitas. Sin embargo, mediante la creación de una cancillería de corte y el establecimiento en su testamento del principio de indivisibilidad de Austria, hizo una contribución esencial a la integración nacional del país. Mediante el mantenimiento de las provincias y estados históricos del Imperio bajo su dominio, preservó el principio del federalismo en Austria. Fernando II fue considerado un santo por los católicos de su tiempo, mientras que sus oponentes protestantes lo presentaron como un tirano.

Bibliografía

  • EVANS, R. Felix Austria: l'ascesa della monarchia absburgica, 1550-1700. Bolonia, 1981.

  • HANTSCH, H. Die Entwicklung Österreich-Ungarns zur Gro_macht. Freiburg: Herder, 1933.

  • INGRAO, C. W. The Habsburg Monarchy. Londres, 1995.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero