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HistoriaBiografía

Escipión el Africano, Publio Cornelio (236-183 a.C.).

Militar y político romano, nacido en la ciudad de Roma, aproximadamente en el año 236 a. C. y muerto en Liternum aproximadamente en el año 183 a. C.

Síntesis biográfica

Hijo de Publio Cornelio Escipión y Pomponia, pasó los primeros años de su vida en Roma, donde recibió una educación tradicional. Tras alcanzar la edad viril, en el año 218 a. C., comenzó su instrucción militar, muy pronto fue nombrado tribuno militar y fue incorporado al ejército de Tiberio Sempronio Longo.

Tras producirse el inicio de la Segunda Guerra Púnica y la llegada de Aníbal a la Península Itálica, participó en las batallas de Tesino y Cannas, donde destacó por sus grandes dotes como soldado. Nombrado edil curul en el año 213 a. C.; a la muerte de su padre y su tío en Hispania, fue nombrado jefe de las legiones instaladas en la mencionada región, y llegó a Tarraco en el año 210. Durante el tiempo que permaneció en Hispania (210-206 a, C.) tomó Cartago Nova, derrotó a Asdrúbal Barca en la zona de Cástulo, se produjo la toma de Orongris y consiguió el control de la Península tras la batalla de Ilipa. Antes de partir fundó la ciudad de Itálica.

Un año después de su llegada a Roma, en el 205 a. C., fue elegido para ocupar el cargo de cónsul y tras ser nombrado jefe de las legiones instaladas en Sicilia, dirigió las acciones militares emprendidas en el norte de África. Tras derrotar a varios ejércitos cartagineses y al propio Aníbal, en la batalla de Zama; firmó la paz con el Senado cartaginés, y consiguió que Cartago perdiera la hegemonía en el Mediterráneo. Regresó a su ciudad natal como un héroe y tras ser reconocido su triunfo por el Senado, prosiguió con su carrera política.

Nombrado censor en el año 199 a. C., ocupó por segunda vez el puesto de cónsul en el año 194 a. C, tras lo cual fue elegido como principes senatus. En el año 190 a. C. marchó junto a su hermano, Lucio Cornelio Escipión, a Asía, donde los ejércitos romanos se enfrentaron con a las tropas de Antíoco III. Tras producirse la derrota de éste, se firmó la paz y Roma se aseguró el control del Mediterráneo Oriental.

Los últimos años de su vida fue objeto de una campaña de desprestigio, dirigida por Catón, que puso en entredicho sus actuaciones en Asía. Tras iniciarse un proceso en contra de él y de su hermano, por presunta malversación de fondos públicos; se retiró de la vida pública y se instaló en una propiedad de la familia en la región de Literno, donde murió en el año 183 a. C.

Primeros años e inicio de su carrera política

Nacido en el seno de una ilustre familia patricia, la gens (familia) Cornelia. Hasta los siete años estuvo bajo la directa supervisión de su madre, Pomponia, la cual además de ocuparse de sus necesidades inmediatas, alimentación, vestido, etc., cuidó que el vocabulario y la pronunciación de su hijo fueran perfectos, ya que era necesario que nadie albergara ninguna duda a cerca de sus nobles orígenes.

Tras estos primeros años, su educación pasó a ser responsabilidad directa del pater familias, Publio Cornelio Escipión, el cual se ocupó planificar cuidadosamente, los pasos que su hijo debía seguir para desarrollar su futura carrera política. No ha quedado constancia, de que Escipión, tuviera maestros que se ocuparan de su desarrollo intelectual, pero si los tuvo, debieron ser profesores de origen griego, ya que éste y en general toda su familia, demostró durante toda su vida un enorme interés y sensibilidad hacía las manifestaciones culturales de esta región.

El comienzo de la Segunda Guerra Púnica debió trastocar enormemente la vida familiar, puesto que su padre había sido elegido para ocupar el Consulado en el año 218 a. C., año en el cual Escipión alcanzó la edad viril e inició su instrucción militar. Según la costumbre, comenzó desde los puestos más bajos del ejército romano (véase: El primer gran ejército profesional en la voz Ejército). A pesar de todo, los jóvenes patricios recibían un trato diferente al resto de ciudadanos y Escipión ascendió rápidamente. De este modo poco tiempo después, fue nombrado tribuno militar, tras lo cual Tiberio Sempronio Longo le incorporó a su ejército.

Ese mismo año (218 a. C.), Aníbal había tomado la decisión de llevar la guerra a suelo italiano, con el fin de que el desgaste de los enemigos fuera mayor. Por ese motivo el padre de Escipión, decidió atacar al general cartaginés. La primera participación de Escipión en la guerra fue la batalla de Tesino, en la cual consiguió salvar a su padre, que había sido rodeado por el enemigo y se encontraba en una situación desesperada. Se desconoce si participó en la siguiente batalla, la de Trebia, algunos historiadores afirman que lo más probable es que no participara, ya que se encontraba acompañando a su progenitor, que había sufrido importantes heridas en la anterior batalla. Fueron tiempos difíciles para Roma, ya que tras la batalla de Cannas, en la cual participó Escipión, fueron muchos los ciudadanos que perdieron la esperanza de derrotar a Aníbal. Pero Escipión, parece que no se dejó abatir, educado según los principios tradicionales de respeto a las costumbres y de lealtad por encima de todo a la ciudad, se negó a reconocer que Roma estaba perdida y de este modo, según Tito Livio (XXXII 53, 10-12), juró que mataría a cualquiera de sus compatriotas que abandonara la ciudad sin luchar para defenderla. Tras la mencionada batalla de Cannas, existe un largo paréntesis en el que no se recoge ninguna noticia a cerca de Escipión, no cabe la posibilidad de que acompañara a su padre a Hispania, puesto que las fuentes que se conservan lo hubiesen mencionado.

En el año 213 a. C. Escipión se presentó a las elecciones para ser nombrado edil curul. Hay que destacar que su carrera fue bastante irregular, ya que éste era demasiado joven para ocupar dicha magistratura y no había ocupado el cargo de cuestor. Posiblemente su rápido ascenso, estuvo motivado por las circunstancias en que vivía Roma en estos momentos; también le pudo favorecer, el hecho de que su padre y su tío se encontraran en Hispania, intentando frenar el envío de tropas a Aníbal. Así Escipión, tras contar con el respaldo de una gran parte de los ciudadanos, a pesar de las quejas de muchos tribunos, logró ejercer el cargo a la edad de veintiún años, sin ningún contratiempo.

Las campañas en Hispania

En el año 211 a. C. llegó a Roma la noticia de la muerte de los Escipiones en Hispania, de este modo no quedaba ninguna autoridad que pudiera evitar que Aníbal, recibiera refuerzos de las tropas cartaginesas instaladas en la Península Ibérica. Tras hacerse pública la noticia, muchos aliados se pasaron al bando cartaginés, por lo que la situación se complicó todavía más. Era necesario que un general de prestigio sustituyera al padre y al tío de Escipión, pero en el Senado no se llegaba a un ningún acuerdo para elegir a un procónsul y el día que se había fijado para celebrar las elecciones, ningún ciudadano se presentó para ser elegido. Esta circunstancia, fue aprovechada por Escipión para presentarse como candidato, ya que legalmente no podía aspirar a este puesto debido a que no había ocupado todas las magistraturas y no podía acreditar la experiencia militar necesaria para hacerse cargo de las legiones destacas en Hispania. Pero la situación era desesperada y los ciudadanos le eligieron por aclamación, pues vieron en él un firme candidato para sustituir a su padre. Escipión para que no hubiera dudas sobre sus buenas intenciones, tras ser elegido por el pueblo, en un discurso posterior a su elección, afirmó que abandonaría el puesto si algún general más experimentado decidiese acudir a Hispania en su lugar, de este modo intentaba aplacar la ira de muchos senadores. Pero nadie se presentó para sustituirle y de este modo fue nombrado jefe de las legiones destacadas en Hispania.

En el año 210 a. C. Escipión desembarcó junto a las nuevas tropas reclutadas en Roma, en el puerto de Ampurias, tras lo cual se dirigió por tierra a Tarraco (Tarragona). Dado lo avanzado del año, no se planteó llevar a cabo ninguna intervención militar de importancia. Antes de retirarse a los cuarteles de invierno, aseguró las posiciones romanas en el norte del Ebro, logró obtener el respaldo de las tribus indígenas de la zona y se informó sobre la situación de los tres ejércitos púnicos instalados en la Península Ibérica. Tras esta primera toma de contacto, planificó la campaña del año siguiente y obligó a los soldados bajo su mando a continuar con su entrenamiento militar durante el descanso invernal. Con la llegada de la primavera (209 a. C.), Escipión, que había estado todo el invierno recabando información, decidió que lo más beneficioso para las posiciones romanas era llevar el ataque a las zonas controladas directamente por los cartagineses. De este modo preparó el asalto a Cartago Nova. Tras instalar su campamento y proteger la retaguardia, arengó a sus soldados, con el fin de elevar su moral, para que iniciaran el asalto a las murallas de la mencionada ciudad. Después de varios intentos infructuosos, Escipión aprovechó la pleamar, para atacar la ciudad por el sureste, de este modo los romanos penetraron en Cartago Nova casi sin dificultad, ya que los defensores no esperan que el ataque se realizara desde esa posición. La toma de la mencionada ciudad fue muy beneficiosa para los planes de Escipión, ya que el botín de guerra fue cuantioso y los cartagineses perdieron su principal fuente de aprovisionamiento. Tras organizar nuevamente la defensa de la ciudad y enviar correos a Roma, para informar de la victoria, Escipión regresó a Tarraco.

Durante el otoño del año 209 a. C recibió a numerosas delegaciones de tribus indígenas, las cuales en muchos casos habían permanecido neutrales hasta esa fecha. Además durante el invierno inició los primeros contactos con Indibil y Mandonio, importantes caudillos iberos, que hasta ese momento habían sido aliados de los cartagineses. En el año 208 a. C. Escipión, que había obtenido del Senado romano la prolongación indefinida de su puesto en Hispania; dirigió su atención a la zona de Cástulo (actual municipio de Linares), importante enclave minero de Sierra Morena; ya que había recibido la noticia de que Asdrúbal Barca tenía proyectado partir hacia Italia, con su ejército, con el fin de unirse a Aníbal. Tras conocer que Escipión se dirigía a la zona, Asdrubal, decidió instalar su campamento en las proximidades de Baécula (Bailén), donde tuvo lugar, poco tiempo después, una importante batalla, la cual fue ganada por Escipión. Desde ese momento los ejércitos cartagineses de la zona, que habían estado divididos por diferencias entre sus jefes, cambiaron su actitud y temiendo los futuros ataques romanos se prepararon para resistir.

Escipión no participó directamente en las campañas desarrolladas durante el año 207 a. C., ya que decidió permanecer en Tarraco y delegó sus responsabilidades en sus lugartenientes. Durante este año los cartagineses sufrieron una grave derrota en la Celtiberia y se produjo la toma de la ciudad de Orongris (posiblemente Jaén). El año siguiente (206 a. C.) tuvo lugar la importante batalla de Ilipa (Alcalá del Río), donde Escipión se enfrentó al Asdrúbal Giscón y obtuvo un gran éxito, que supuso el fin del dominio que habían tenido los cartagineses en la Península Ibérica, puesto que perdieron a muchos aliados que decidieron pasarse al bando romano. Escipión tras la batalla, regresó a Tarraco con el fin de preparar el golpe definitivo que asegurara el control, por parte de Roma, de la Península Ibérica. De este modo decidió castigar a las ciudades que siendo aliadas de Roma, habían pasado al bando cartaginés. Así ordenó a Lucio Marcio que se dirigiera a Cástulo, para preparar el asedio, mientras él se dirigía a Iliturguis, ciudad que fue tomada poco tiempo después. Tras la rendición de ambas ciudades, Escipión partió hacia Cartago Nova, donde organizó unos juegos en honor a su padre y a su tío. Poco tiempo después, circuló la noticia de que Escipión había muerto, tras sufrir una grave enfermedad, éste desmintió rápidamente esta noticia, pero aprovechando la confusión Indibil y Mandonio retiraron su apoyo a Roma y se declararon en rebeldía. Tras conocer los acontecimientos Escipión decidió intervenir. Los caudillos iberos tras sufrir una importante derrota, decidieron negociar, el jefe romano decidió perdonarles la vida y les impuso una sanción económica. De este modo Escipión dio por concluidas sus labores en Hispania. Antes de su marcha, probablemente tras la batallada de Ilipa, fundó la primera ciudad romana en la Península, a la que bautizó como Itálica (actual Santiponce).

Escipión tras su regreso a Roma, pudo comprobar que la situación política había cambiado muchos, desde su partida. La perdida de poder ofensivo de Aníbal y la pacificación de la Península Ibérica, había animado a muchos a regresar al ejercicio de la política, y reclamaban puestos que creían merecer por derecho de nacimiento. De este modo Escipión pensaba que tras su regreso, le sería concedido el triunfo por el Senado, pero esto no ocurrió, ya que los senadores alegaron que era demasiado joven y que había partido a Hispania sin ocupar ninguna magistratura importante. Así entró en la ciudad sin recibir ninguna recompensa, pero el pueblo, que sí reconoció los méritos de Escipión, en las elecciones del año siguiente (205 a. C.) le eligió para que ocupara el puesto de cónsul.

Las campañas en África

Escipión opinaba que el mejor modo de asegurar la salida de Aníbal de la Península Itálica, era atacar directamente a la ciudad de Cartago, situada en el norte de África; ya que si esta ciudad se encontraba en peligro, el Senado cartaginés ordenaría el regreso de Aníbal. Para poner en práctica estos planes consiguió, con muchas dificultades, que se le otorgara el mando de las dos legiones destacadas en Sicilia, dichas tropas eran insuficientes, pero Escipión logró que muchos voluntarios se unieran a su causa y el apoyo de algunos aliados italianos.

En la primavera del año 204 a. C. partió hacia el norte de África, tras haber recibido la prórroga de su mandato y haber concretado una importante alianza con el príncipe Masinisa. Su primer objetivo fue atacar las principales fuentes de suministros de la ciudad de Cartago, por ese motivo tras el desembarco, puso sitio a la ciudad de Útica, la cual tras resistir cuarenta días el asedio romano, fue liberada por los ejércitos númidas de Sifax, importante aliado de los cartagineses. Escipión decidió no arriesgar su ejército y se retiró a su campamento de invierno sin presentar batalla, su situación fue precaria, ya que se encontraba rodeado por los ejércitos enemigos y tenía grandes problemas para recibir los suministros necesarios.

En el año 203 la situación del campamento romano empeoraba cada día. Escipión decidido a ganar tiempo y atraer a Sifax a la causa romana, entabló conversaciones de paz, e intentó que éstas duraran lo máximo posible. Mientras recabó toda la información sobre el campamento enemigo. Los cartagineses y su aliado, opinaban que Escipión iba a rendirse próximamente y firmaría cualquier paz que permitiera salir con vida, a él y a sus hombres.

Escipión, que había planeado atacar por sorpresa el campamento enemigo, mandó que la flota partiera para que los cartagineses pensaran que pretendía reanudar el asalto a Útica. Posteriormente incendió el campamento de Sifax, que ardió con gran facilidad debido a que estaba construido con madera y hojas. Los cartagineses pensaron que el campamento de su aliado ardía por accidente y no por un ataque, por eso fueron pocos los que acudieron en su auxilio. Tras producirse la huida apresurada de los númidas, Escipión dio la orden de ataque y ambos campamentos fueron saqueados. Tras esta victoria se retomó el asalto a Útica, los cartagineses por su parte, reclutaron más hombres y se instalaron a 120 km., de la mencionada ciudad, en el llamado Campi Magni. Escipión decidido a que los cartagineses no tuvieran tiempo de adiestrar a los nuevos reclutas, tras dejar a algunos de sus hombres en Útica, partió hacia el nuevo campamento y preparó para la batalla. La derrota de los cartagineses fue total y se inició el saqueo de la región. Tras la victoria, muchos senadores cartagineses solicitaron que se firmara la paz, aunque todavía quedaba la esperanza de que Aníbal regresara y expulsara a los romanos. Escipión por su parte, ordenó que se iniciara el asedio a la ciudad de Túnez, pero a su llegada tuvo conocimiento de que una flota cartaginesa se dirigía a Útica, con el propósito de librarla del asedio, así temeroso de perder su flota, regresó a la mencionada ciudad y organizó la defensa. Parece que en la batalla ambas fuerzas quedaron empatadas, pero los cartagineses lograron frenar el avance de Escipión, que con la llegada del invierno comenzó a preparar la campaña del año siguiente. Parece que el miedo se apoderó de los ciudadanos de Cartago, de este modo las voces que reclamaban el fin de la guerra, se hicieron cada vez más fuertes. Poco tiempo después 30 senadores visitaron a Escipión en su campamento, con el fin de negociar un tratado de paz lo más beneficioso posible. Escipión se sentó a negociar e impuso a los representantes de Cartago unas condiciones muy duras, que éstos se vieron obligados a aceptar, con el fin de ganar tiempo hasta que regresara Aníbal. Así una delegación cartaginesa viajó a Roma para que el tratado contara con el beneplácito del Senado romano. Con la llegada de Aníbal, se rompió la tregua firmada y la guerra se inició de nuevo.

En el verano del año 202 a, C. tuvo lugar la batalla de Zama, en la cual se enfrentaron los ejércitos de Escipión y Aníbal, donde tras un duro combate, las tropas romanas se hicieron con la victoria. Escipión tras reorganizar su ejército, decidió atacar directamente Cartago y preparó a sus hombres para iniciar el asedio por tierra y por mar. Aníbal recomendó al Senado cartaginés que firmara la paz, ya que era imposible hacer frente al ejército romano y su consejo fue escuchado. Escipión desconfió de las intenciones cartaginesas, pero decidió retirar sus tropas e iniciar nuevamente las conversaciones de paz. En esta ocasión impuso unas condiciones todavía más duras, que fueron aceptadas en su totalidad. Tras firmar la paz definitiva y recompensar a Masinisa, por su colaboración, regresó a Roma.

En esta ocasión entró en Roma, tras acampar en el Campo de Marte, por la Puerta del Triunfo, ya que el Senado romano decidió otorgarle el homenaje que brindaba la ciudad a sus grandes héroes. Fue en este momento, cuando sus compatriotas le apodaron El Africano, sobrenombre con el que sería conocido posteriormente.

Las Campañas en Asia

En el año 199 a. C. Escipión se presentó a las elecciones, con el fin de que se le concediera el puesto de censor. Tras concluir su mandato, en el año 194 a. C. fue elegido nuevamente cónsul, intentó hacerse con el mando de las tropas que permanecían en Grecia, con el fin de controlar las ansias expansionistas de Antíoco III, pero el Senado romano le obligó a permanecer en Italia. Tras abandonar este puesto, Escipión fue nombrado principes senatus y renunció a ocupar el puesto de procónsul en alguna provincia, por si surgía la ocasión de intervenir en Grecia.

En el año 192 a. C. estalló la guerra contra Antíoco, que pretendía extender su poder por toda Grecia, Escipión logró que en la elección consular del año 191 a. C. uno de sus hombres fuera nombrado cónsul y de este modo tuvo una activa participación en el desarrollo de las hostilidades. Tras la derrota de Antíoco, el Senado romano decidió a atacarle en su propio terreno, de este modo se comenzaron a realizar los preparativos para iniciar la lucha en Asia. Escipión no podía ser elegido cónsul nuevamente, puesto que aún no habían pasado 10 años, de este modo hizo todo lo posible para que su hermano, Lucio Cornelio Escipión, fuera elegido para ocupar el puesto y se hiciera cargo de la guerra. Ambos hermanos llegaron a Grecia en el mes de abril de 190 a. C., tras realizar una importante labor diplomática Escipión consiguió que Lucio, obtuviera el apoyo de la Liga Ateniense, de Filipo V de Macedonia y de la ciudad de Rodas. Tras cruzar el paso de Helesponto y derrotar al ejército de Antíoco, en la batalla de Magnesia, éste solicitó a Escipión que mediara entre él y su hermano para firmar la paz. De este modo en el año 189 a. C., ambos hermanos consiguieron asegurar el total dominio de Roma en el Mediterráneo Oriental.

Historia del imperio romano.

Sus últimos años

Tras el regreso de los Escipiones a Roma, sus enemigos políticos comenzaron a realizar duros ataques a su intervención en Asía, por considerar que habían sido excesivamente benévolos con Antíoco. Escipión que había regresado enfermo de Asía, se indignó al conocer estos ataques, pero aún se sintió más ultrajado al conocer que se había iniciado un proceso judicial contra su hermano, con el fin de conocer el paradero de 500 talentos, entregados por Antíoco en concepto de indemnización. Para Escipión y su hermano se trataba de parte del botín de guerra y tradicionalmente los generales victoriosos, se quedaban con una parte, para recompensar a los soldados bajo sus ordenes. En opinión de los enemigos de éstos, entre los que destaca Catón, este dinero debía haber sido entregado al Estado, de este modo decidieron abrir un proceso judicial, para investigar si Lucio había malversado fondos públicos. Escipión sabía que estas acusaciones en realidad pretendían desprestigiarle ante la opinión pública y durante el juicio intentó que el Senado desestimara la causa por improcedente. En opinión de Escipión la decisión estaba tomada de antemano y decidió retirarse a una propiedad familiar situada en Literno. Tras la intervención de la acusación, Tiberio Sempronio Graco, que pertenecía a una facción rival de la familia Cornelia, salió en defensa de los acusados y los cargos fueron desestimados por el Senado.

Lucio Cornelio Escipión murió poco después en su finca de Literno y fue enterrado en ese mismo lugar en el año 183 a. C. Aunque Tito Livio fijó su muerte entre diciembre del año 185 a. C. y marzo de 184 a, C. ya que en estas fechas se realizó la elección de un nuevo principes senatus.

Bibliografía

  • CABRERO PIQUERO, J. Escipión el Africano. Madrid, Ed. Alderabán, 2000.

  • LIVIO, TITO. Ab urbe condita. Libro XXII. Revisado por Sevastián Mariner Bigorra. Madrid, Ed. Gredos, 1973.

C. García Sánchez.

Autor

  • 0203 CGS