Celaya, Gabriel (1911-1991)
Escritor español, cuyo auténtico nombre era Rafael Múgica Celaya, nacido en Hernani (Guipúzcoa) el 18 de marzo de 1911 y fallecido en Madrid el 18 de abril de 1991. Fue uno de los principales representantes de la denominada poesía social, que trata temas políticos y sociales. La calidad de su obra quedó reconocida en 1986 con la concesión del Premio Nacional de las Letras Españolas.
Vida
Cursó sus estudios primarios en el colegio religioso de los Marianistas de San Sebastián, y vivió durante algún tiempo en Francia. Luego pasó al pueblo madrileño de El Escorial, pues lo médicos le dijeron que su clima era bueno para su salud.
En 1927 terminó sus estudios de bachillerato en San Sebastián. Durante estos años de su juventud, no mostró un interés especial por la literatura. Le gustaban mucho más las asignaturas científicas y técnicas, y por eso en 1928 (tras un nuevo viaje a Francia) se afincó en Madrid para estudiar la carrera de Ingeniero Industrial.
Durante este período estudiantil, se alojó en la Residencia de Estudiantes, por la que habían pasado muchos años los autores de la Generación del 27, como Federico García Lorca o Rafael Alberti. Muchos de ellos seguían yendo por allí, a participar en diversos actos culturales; Gabriel Celaya los fue conociendo personalmente y de ahí nació su afición a la literatura.
Mientras escribía sus primeros poemas obtuvo el título de ingeniero. En 1935, recién licenciado, viajó a San Sebastián para incorporarse a la empresa de su familia, al tiempo que publicaba su primer libro de poemas. Firmó este primer poemario como Rafael Múgica.
Al comenzar la Guerra Civil ya era conocido como poeta. En 1937, en plena guerra, fue hecho prisionero por las tropas nacionales (las que se habían levantado en armas contra la República). Al ser puesto en libertad, se casó con Julia Cañedo, con la que tuvo dos hijos.
En 1945, tras una crisis matrimonial, conoció a Amparo Gastón, que a partir de entonces habría de ser su inseparable compañera. Seguía trabajando como ingeniero en la empresa familiar, pero ya era una destacada figura de la literatura en su región. A finales de los años cuarenta había publicado varios libros de poemas y escrito muchos artículos y colaboraciones en periódicos y revistas literarias.
En 1954 abandonó definitivamente a su familia y, dos años después, dejó su trabajo de ingeniero para vivir exclusivamente de la literatura. Publicaba libros y artículos sin descanso; organizaba homenajes; participa en actos culturales y ciudadanos; y, en definitiva, se había convertido ya en uno de los grandes protagonistas de la vida intelectual y artística de la España de mediados del siglo XX.
Siguió escribiendo miles de versos y viajando de vez en cuando (Francia, Cuba...). En 1977, con la llegada de la democracia, se presentó como candidato al congreso por el Partido Comunista. En los años setenta y ochenta, cuando ya no estaba de moda la poesía social, pasó muchos apuros económicos que dificultaron su vejez.
Al final de su vida, su nombre y su obra volvieron a gozar del reconocimiento que merecían: la Diputación Foral de Guipúzcoa le rindió un caluroso homenaje en San Sebastián (1984); el Ministerio de Cultura le concedió Premio Nacional de las Letras Españolas (1986); la Biblioteca Nacional de Madrid organizó la exposición "Noticia de Gabriel Celaya" (1987); y el Ayuntamiento de San Sebastián le concedió el "Tambor de Oro" (1989).
Obra
Gabriel Celaya es un poeta prolífico, autor de más de cincuenta libros de versos. Aunque es recordado fundamentalmente por su condición de poeta social, en su larga carrera como escritor atravesó por diferentes estilos, y no siempre trató los mismos temas.
En su primera etapa, es fácil apreciar todavía la influencia de la Generación del 27. Sus libros más destacados de este período son Marea del silencio (1935) y La soledad cerrada (1936).
A partir de Tranquilamente hablando (1947), Las cosas como son (1949), Se parece al amor (1949) y Avisos (1950), su poesía da un giro hacia la problemática existencialista y se acerca cada vez más hacia posturas sociales y comprometidas, que, desde un punto de vista estilístico, abogan por una reducción del lenguaje poético a lo conversacional y prosaico. Más de lleno en este período cabe citar obras como Lo demás es silencio (1952), Cantos iberos (1955), Las resistencias del diamante (1957), Para vosotros dos (1960), Poesía urgente (1960), Rapsodia euskera (1961) y Episodios nacionales, entre otras muchas, que hacen de Celaya, junto con Blas de Otero, la figura más representativa de la poesía social y comprometida:
"LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO".
"[..] Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso, con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía, poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma carga de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto llevamos dentro [...]".
(Cantos iberos).
Gabriel Celaya. La poesía es un arma cargada de futuro.
La superación de la vena comprometida tiene lugar con poemarios como Los espejos transparentes (1968), Campos semánticos (1971), Función de uno, equis, ene (1973), La higa de Arbogorriya (1975) o Buenos días, buenas noches (1976), donde la experimentación y renovación léxica y temática dan cabida a posiciones cercanas a las que inicaron la andadura poética del autor. Las influencias de Unamuno y Aleixandre se hacen más acentuadas en este período.
"EN LA LUZ ABIERTA".
"Con los ojos limpios
veo la nueva primavera,
la mañana absuelta.
Con los ojos lavados de pensamientos,
la alegría es otra vez lo que comienza
sin ideas,
la locura feliz lo que se estrena.
Allí está el mar. Mira el mar.
Los pinos tiemblan
aquí, que no, que sí.
La brisa me envuelve, vuela mi camisa
y un frescor me anima.
Con los ojos cerrados
pienso en mis queridos amigos muertos
que no viven esta dicha.
Con los ojos abiertos
mi sonrisa riza la melancolía".
(Buenos días, buenas noches).
Junto a su labor como poeta es necesario citar su producción crítica, que incluye obras como Tentativas (1946), Exploración de la poesía (1964) e Inquisición de la poesía (1972), donde el poeta reflexiona sobre su propia obra poética o analiza modos de entender la poesía arquetípicos de diferentes etapas literarias históricas. Este carácter metapoético de su producción le hace pionero de algunas de las tendencias poéticas actuales que han hecho de la reflexión sobre la palabra y la experimentación lingüística el motor de la producción poética.
Estilo
La poesía de Celaya es siempre llana y directa, a veces demasiado coloquial o familiar, para que pueda ser entendida por todo el mundo. Por eso algunos críticos de su tiempo le acusaron de "prosaico"; pero quienes lanzaron estas acusaciones no se dieron cuenta de que Celaya hablaba intencionadamente así, para expresarse con las mismas palabras que usaba el pueblo.
En pleno franquismo, Celaya se atrevió a pedir en voz alta "poesía para el pobre, poesía necesaria / como el pan de cada día". Así, al tiempo que pedía cultura y sensibilidad, estaba reclamando libertad
En los poemas de Celaya no hay una gran cuidado por la belleza formal, pues el autor se preocupó más por expresar con firmeza y claridad sus protestas. Pero su hondura y sinceridad emocionan al lector, que se deja llevar por la fuerza del ritmo y la verdad de las palabras.