Arcadio, Flavio. Emperador de Bizancio (357-408).

Emperador romano de Bizancio (395-408 d.C.) nacido en Hispania en el año 357. Hijo mayor del emperador Teodosio I, el Grande y hermano del también emperador Honorio (395-423). Arcadio fue designado emperador de la pars orientalis del Imperio a la muerte de su padre en el 395, mientras que a Honorio le era conferido el gobierno de la occidental. La división ideada por Teodosio respondió a un nuevo intento por salvar el maltrecho imperio romano ante las amenazas externas, ya que al ser una división de poderes, no territorial, favorecía la gobernabilidad de ambos territorios. Cuando Arcadio fue designado emperador contaba con dieciséis años de edad. Desgraciadamente nunca igualó la talla de su padre y, a decir de sus contemporáneos, era tonto por encima de toda medida, además de débil, enfermizo y vicioso. Arcadio inauguró un nuevo tipo de gobierno en el que delegaba todas las obligaciones, ya civiles como militares, en un consejero. Es decir, Arcadio siguió reinando nominalmente, pero las verdaderas riendas del gobierno estuvieron en manos del galo Rufino, designado por Teodosio como tutor de Arcadio, que llegó a alcanzar el rango de prefecto del Pretorio.

Rufino era un funcionario corrupto y ambicioso, hasta el punto de pretender entroncar con la familia imperial mediante la boda de su propia hija y Arcadio, plan finalmente desbaratado. Rufino mantuvo un arduo enfrentamiento en nombre de Arcadio con Estilicón, regente de occidente, por causa del Illyrico, que incluía Macedonia y Dacia, y que desde el año 395 pertenecían a occidente. Rufino consiguió alejar la amenaza bárbara de oriente animando al visigodo Alarico a trasladarse con su pueblo a Macedonia, donde Estilicón le declaró la guerra en el 395. Al acudir a la batalla, Estilicón usó tropas orientales que fueron rápidamente solicitadas por Arcadio, así como la devolución de la Illyria occidental, peticiones no respondidas por Estilicón. La privanza de Rufino comenzó a debilitarse ante la creciente influencia del canciller eunuco Eutropio. Éste no sólo casó a Arcadio con Eudoxia, hija del general franco Bautón, sino que conspiró para derrocar a Rufino, intentando agrupar tropas para usurpar el trono, aunque fue asesinado antes.

Eutropio se autoproclamó cónsul en el año 308 pese a la oposición de Arcadio, confiscó los bienes de Estilicón en oriente, desplegó una política religiosa de gran tolerancia, y asfixió a los ciudadanos con una nutrida burocracia, excesos que le valieron su destitución en el 399 a manos de la emperatriz Eudoxia. Una nueva incursión ostrogoda capitaneada por Tribilgido sobre Asia menor y a la que se unió Gainas, general y fiel amigo de Estilicón, obligó a Arcadio a nombrar cónsul y primer ministro al mismo Gainas, tratando con ello de garantizar la seguridad de Constantinopla, que finalmente fue saqueada por sus tropas. La población de la ciudad protagonizó una violenta rebelión contra los invasores. Se eligió a Fravita magister militum, quien logró expulsar a los godos. Desde aquel momento se reforzó la actitud hostil de los romanos contra los bárbaros, a los que consideraban peligrosos, y de los que había que prescindir de la las tareas defensivas o burocráticas del Imperio.

Arcadio mantuvo durante su gobierno una activa defensa del cristianismo, religión oficial del Estado desde el decreto del año 408. Arcadio expulsó de la ciudad a los herejes apolinarios, aunque respetó el culto judío. Sin embargo, no pudo evitar que Constantinopla fuera sacudida por la lucha dialéctica entre la emperatriz Eudoxia y el Patriarca San Juan Crisóstomo, que deploraba la depravada vida de la corte. Cuando Eudoxia consiguió deponerle en el año 404, sus partidarios, indignados, saquearon Santa Sofía y el Senado. La muerte de Eudoxia en octubre del 404 inició la etapa de influencia en el gobierno del prefecto del Pretorio Antemio y que, a diferencia de sus antecesores, fue muy favorable para el Imperio. Arcadio murió en mayo del 408 y fue sucedido por su hijo Teodosio II, que contaba sólo con cinco años de edad, y que tuvo como tutores tanto a su hermana Pulqueria como a Antemio.

Bibliografía

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• MAIER, F.G. Las transformaciones del mundo mediterráneo, s III-VIII. (Madrid; Siglo XXI, 1972).

• TEJA, R. La época de los Valentinianos y de Teodosio. (Madrid; Akal, 1990).

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