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PolíticaBiografía

Alcántara Téllez Girón, Pedro de, XI Duque de Osuna (1810-1844)

Político español nacido el 10 de septiembre de 1810 en Cádiz y muerto el 25 de agosto de 1844 en Madrid. XI duque de Osuna, su nombre completo era Pedro de Alcántara Téllez Girón y Beaufort Spontin.

Fue hijo primogénito de Francisco de Borja, décimo duque de Osuna, y de su esposa María Francisca de Beaufort y Spontin, marquesa de Beaufort. Desde su nacimiento, y como todos los primogénitos de la Casa de Osuna, ostentó el título de marqués de Peñafiel. Tenía sólo once años cuando, tras la muerte de su padre Francisco de Borja, heredó el ducado de Osuna, además de otros títulos y dignidades entre las que destacaban diez grandezas de España, y cargos como el de primera voz del Estamento Noble de Cerdeña o el de notario mayor de Castilla.

Pedro de Alcántara había recibido una completísima educación que se ocupó de dirigir su abuela, la condesa duquesa de Benavente. Aprendió a manejar la espada con gran corrección gracias a las lecciones de esgrima que se le impartieron; se convirtió en un diestro jinete, y mostró una particular inclinación hacia las artes en general y hacia la música en particular. Además de aprender a tocar el órgano, fue discípulo del maestro Valldemosa, quien educó su voz, que al parecer era exquisita y, de no haber nacido bajo la marca de un apellido como el suyo, le hubiera permitido hacer carrera como cantante profesional. En su época fue muy conocida su labor de protección a artistas y músicos, y además fue promotor de la fundación del Liceo Artístico y Literario de Madrid, que empezó su andadura en 1837, presidido por el propio Pedro de Alcántara Téllez Girón. Protegió también otra de sus grandes pasiones, la hípica, fundando con un grupo de amigos la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar, y celebrando en los terrenos de la finca "El Capricho" las primeras carreras de caballos oficiales de las que se tuvo noticia en Madrid.

En lo que se refiere al terreno político, el duque de Osuna fue gentilhombre de Cámara de su Majestad y prócer el Reino en las legislaturas de 1836. En este terreno dio Osuna buenas muestras de su talante moderado, ya que llegó incluso a proponer la suspensión de los decretos desamortizadores promovidos y alentados por Mendizábal. Tras la muerte del Fernando VII, el duque de Osuna dejó bien claro su apoyo a la hija del monarca, quien sería Isabel II.

El motín de los sargentos de la Granja (véase Sublevación de La Granja), su clara toma de postura hacia el bando isabelino y su negativa a jurar la constitución obligan a Pedro Téllez Girón a exiliarse por un tiempo en Inglaterra. Como todos sus bienes fueron inmovilizados, juró al fin la Carta Magna, pero decidió permanecer fuera de las fronteras españolas. Lo cierto es que el duque disfrutó de un exilio dorado, el que le permitieron sus rentas (ocho millones de reales al año) y sus títulos, y que hicieron de él un invitado de excepción en la corte de Londres, donde frecuentó a otros nobles españoles exiliados y a aristócratas ingleses.

Cuando Osuna regresó a España, le fue ofrecida varias veces el acta de diputado por Sevilla, que rechazó sin dudar. Prefirió dedicar su vida a mantener y salvaguardar el patrimonio de la Casa de Osuna, que administró con admirable habilidad y sentido común, y a incidir en sus labores de mecenazgo y su pasión por el arte. Fue anfitrión generoso, y en la Corte tenían justa fama las reuniones que organizaba en sus propiedades, muchas de ellas veladas musicales en las que el propio duque cantaba para sus invitados. Aunque, por su riqueza, su sangre y hasta su atractivo personal Pedro de Alcántara estaba considerado como uno de los "mejores partidos" de Europa, nunca quiso tomar esposa, pues estaba enamorado de su prima, Inés de Silva Téllez Girón Walstein y Pimentel, considerada como una de las mujeres más bellas de Madrid, y esposa, a la sazón, de Nicolás de Osorio y Zayas, marqués de Alcañices.

Pedro de Alcántara Téllez Girón murió repentinamente a los treinta y tres años de edad, el 25 de agosto de 1844. La causa de su muerte fue un infarto cerebral que le sobrevino cuando se encontraba en la finca familiar de "El Capricho", en las afueras de Madrid. Al parecer, y según cuentan las crónicas, el ataque le sorprendió cuando salía en busca del coche de la marquesa de Alcañices, que había ido a visitarlo y volvía a Madrid al pensar que no estaba en la casa.

Bibliografía

  • MARICHALAR, A. Riesgo y ventura del Duque de Osuna. Palabra, Madrid, 1998.

  • FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, F. Mis memorias íntimas.

Autor

  • Marta Rivera de la Cruz