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HistoriaPolíticaBiografía

Alberto, Archiduque de Austria (1559-1621).

Príncipe austríaco, rey de los Países Bajos. Nació en Neustadt el 15 de noviembre de 1559 y murió en Bruselas el 13 de Julio de 1621. También conocido como Alberto el Piadoso, fue arzobispo de Toledo y cardenal, además de ser nombrado gobernador y después soberano de los Países Bajos. Miembro de la familia de los Habsburgo o Austrias, era el sexto hijo del emperador Maximiliano II, sobrino de Carlos V,y de la hija de éste, María de Austria.

De pequeño se le envió a España, concretamente a Castilla, para que fuese educado. Allí, como hijo segundón, fue destinado inicialmente a la vida religiosa, de tal forma que en 1577 recibió el capelo cardenalicio y en 1584 fue nombrado arzobispo de Toledo y por lo tanto cardenal primado de la Iglesia de España. Antes de su nombramiento como arzobispo, recibió su primera misión política por parte del soberano de la monarquía hispánica, Felipe II. Éste fue nombrado en 1580 rey de Portugal y tras un breve conflicto armado, tuvo que nombrar un virrey, cargo que recayó en el archiduque Alberto. En éste cargo se distinguió cuando rechazó en 1589 un ataque inglés contra Lisboa. La labor que realizó desde su cargo de gobernador dejó una muy buena impresión en Felipe II de tal forma que éste le destinó para una complicada misión y le nombró en 1595 gobernador de los Países Bajos cuando murió el anterior gobernador, el archiduque Ernesto, que era hermano de Alberto.

Gobernador de los Países Bajos

En esta tierra pasó el archiduque Alberto el resto de su vida. Recibió del rey la orden de que combatiera tanto contra Enrique IV como contra el rebelde Mauricio de Nassau. Llegó a la capital de los Países Bajos, Bruselas, en febrero de 1596, con un ejército de tres mil hombres de entre las mejores tropas de los tercios que tenían sus bases en Italia. También llevó consigo una gran cantidad de dinero que tenía la finalidad de remediar, en la medida de lo posible, la precaria situación económica de la zona tras muchos años de guerra. A los dos meses reunió un ejército de quince mil soldados, tres mil a caballo y doce mil de infantería. Con este ejército penetró en Francia y conquistó las ciudades de Calais, Horn, Guines, Ardres y también de Amiens, población esta última que recuperó al poco tiempo el monarca francés Enrique IV. Esta situación le obligó a defender sus conquistas de Picardía, por lo que tuvo que dejar casi abandonado el norte de los Países Bajos católicos. Esto lo aprovechó el rebelde Mauricio de Nassau que se apoderó de varias poblaciones. Con esta situación crítica regresó a los Países Bajos y tomó la plaza de Hulst y después se dirigió hacia Amberes y Bruselas. En 1597, con un ejército de que estaba compuesto por cinco mil hombres, acudió en socorro de la plaza de Amiens, que estaba sitiada por Enrique IV. Sin embargo, las tropas españolas del archiduque no lograron vadear el río Somme, a la altura de la población de Longpré, por lo que finalmente la plaza de Amiens hubo de rendirse ante las tropas francesas ante la imposibilidad de recibir refuerzos.

La boda

En 1598 la Paz de Vervins, que se firmó el dos de mayo, puso fin a la guerra. Con motivo de esta paz, y tres años más tarde de que fuera nombrado gobernador, renunció al estado eclesiástico y se concertó su boda con Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y de Isabel de Valois, cuya dote eran los Países Bajos católicos y el Franco Condado. Para que se pudiera celebrar el matrimonio, Alberto recibió el 16 de abril de 1598 una doble dispensa pontificia, por un lado se le permitió abandonar el estado eclesiástico y por otro se le permitió casarse con una familiar de segundo grado. La ceremonia de renuncia al estado eclesiástico tuvo lugar el 13 de julio de 1598, cuando se despojó de sus vestimentas religiosas en el santuario de Nuestra Señora de Hal. El motivo de este matrimonio era que se pudiera crear una casa gobernante autónoma para los Países Bajos, con la única condición de que si en algún momento no existía línea masculina directa de descendencia, la soberanía sobre los mismos retornaría a la monarquía hispánica. Pese a este acuerdo, Felipe II en una cláusula secreta se reservó la posibilidad de incorporar nuevamente los Países Bajos aunque los archiduques tuvieran descendencia masculina.

En su abdicación, Felipe II indicaba que los nuevos gobernantes se comprometían a mantener la religión católica. La boda se tenía que celebrar en España, pero antes, el archiduque debió ir a buscar a Margarita de Austria, ya que el matrimonio concertado era doble, por un lado Alberto e Isabel Clara Eugenia y por el otro el heredero a la monarquía hispánica, el príncipe Felipe, quien fue el rey Felipe III, y Margarita de Austria. Para ello Alberto debió abandonar los Países Bajos, cuestión que le desagradó debido tanto a la problemática política, religiosa y militar de la zona, como al gasto de dinero que tal desplazamiento conllevaba para la maltrecha economía de las tierras que gobernaba. Alberto demoró cuanto pudo la salida, pero cuando llegó sus sustituto provisional en el cargo, el cardenal de Austria, marchó en busca de Margarita de Austria que venía desde Gratz y con la que se encontró en la localidad italiana de Trento y allí, el mismo día que llegaron ambos con unas horas de diferencia, recibió el gobernador Alberto la noticia, el 30 de octubre de 1598, de que el rey Felipe II había muerto. Desde Trento se dirigieron juntos a Ferrara, donde los recibió el papa Clemente VIII, quien celebró la doble boda por poderes. Desde Ferrara dieron un rodeo y se dirigieron hacia Milán, para desesperación de Alberto, y allí permanecieron cerca de tres meses. Después, el 3 de febrero de 1599, se dirigieron hacia Génova y allí embarcaron hacia España el 10 de febrero, con destino hacia el puerto de Valencia, pero finalmente desembarcaron en Vinaroz. En Valencia se confirmó la doble boda por poderes que se había celebrado en Ferrara y después se dirigieron hacia Madrid. El día 4 de mayo, Alberto e Isabel, nuevos gobernantes soberanos de los Países Bajos iniciaron el camino de retorno a sus dominios y salieron hacia Barcelona, el 7 de junio embarcaron hacia Génova y después de un viaje que les llevó por Italia, Suiza y Lorena, llegaron a su destino.

Rey de los Países Bajos

El 5 de septiembre de 1599 los archiduques hicieron su entrada en Bruselas, la capital de sus nuevos estados. Una vez que Alberto e Isabel fueron jurados soberanos por las diferentes provincias, cuyos representantes lo hicieron en una reunión de los Estados Generales, tuvieron que hacer frente a la guerra que desde 1568 se venía desarrollando contra los rebeldes protestantes de las Provincias Unidas. Estas Provincias se habían enriquecido con el comercio marítimo, y por una alianza que firmaron con Inglaterra y Francia, tras la cual pasaron a la ofensiva contra los Países Bajos católicos. El jefe rebelde Mauricio de Nassau desembarcó a principios de 1600 en los dominios católicos al frente de un numeroso ejército, tratando de apoderarse de la localidad de Newport a la que asedió de forma combinada por tropas de tierra y una fuerte escuadra. El archiduque Alberto encabezó las tropas católicas y logró reunir doce mil soldados contra el invasor. En un primer momento tuvo algunos éxitos, y esto le llevó a un exceso de confianza que le hizo ir contra el consejo de sus generales y así fue completamente derrotado en julio de 1600 en la decisiva batalla de las Dunas, por lo que el archiduque hubo de huir herido y de forma precipitada hacia Brujas, pero pese a todo la ciudad de Newport resistió el asedio. Alberto solicitó ayuda a España y esta llegó en forma de medio millón de escudos y algunos tercios de refuerzo. Pero el prestigio del archiduque disminuyó mucho conforme se desarrollaba la campaña y en España se dejaron oír en la corte las opiniones de los que eran contrarios a la separación de Flandes de la Corona de España, conforme se había estipulado en la Paz de Vervins. A la par propusieron que se remplazara a Alberto por una persona más idónea para el cargo. Para recobrar su prestigio, el archiduque acometió una empresa de gran importancia, y así atacó en 1601 a la ciudad portuaria de Ostende. Pero cuando fracasó el ataque el 7 de enero de 1602 se inició el asedio de la plaza. Parecía que Alberto estaba poco dotado de ciencia militar y carecía de condiciones de mando, y mientras que su ejército se reducía constantemente en el sitio a la ciudad, Mauricio de Nassau ocupó una nueva plaza, Rhinberg, de tal forma que las tropas protestantes amenazaron con la ocupación de todas las provincias católicas. Cuando la situación era insostenible, la personalidad y dotes de Ambrosio de Spínola salvaron al archiduque, quien cedió al italiano el mando de las tropas. En 1603, Spínola se hizo cargo del sitio de Ostende, y así al año siguiente rindió la plaza, era el 20 de septiembre, y así la fama de Spínola terminó de oscurecer la de Alberto.

Continuaron con esto las intrigas en la corte española y estas sólo se acallaron cuando se confió a Ambrosio de Spínola la dirección de las operaciones militares. Los éxitos de Spínola no fueron suficientes para que la guerra se acortara y entonces Alberto se mostró decidido partidario de la paz. Como tenía temor de Francia actuó en ciertas ocasiones a espaldas de la corte de Madrid y obró por cuenta propia en las negociaciones que condujeron a la Tregua de los Doce Años; estas negociaciones se realizaron en la ciudad de La Haya y el acuerdo se firmó el 9 de abril de 1609. Alberto todavía vivió doce años, los mismos que la tregua, y que aprovechó para restablecer el orden y también organizó sus territorios para lo cual proclamó en 1611 el que se denominó edicto perpetuo, que fue la base de la nueva jurisprudencia.

En cuanto a la administración de los territorios, los Estados Generales se dejaron de convocar y en su lugar se dio preferencia al Consejo Privado, que estaba compuesto por juristas y que inició amplias reformas. Pero también se llevaron a cabo obras públicas, muy necesarias, y se dio gran auge al comercio y a la industria. Además se movió en el ámbito intelectual en donde destacó su actuación sobre las universidades de Lovaina y Donai. Protegió a las ciencias y las artes y muy especialmente al pintor Pedro Pablo Rubens y su escuela.

Las persecuciones que llevó a cabo contra los protestantes le proporcionaron muchas simpatías, y a la vez potenció las conversiones de protestantes hacia el catolicismo. Logró una relativa tranquilidad en sus territorios que fue turbada ocasionalmente, como en el asunto de Cleves o el comienzo de la Guerra de los Treinta Años. Antes de que estallara confió en que las disidencias religiosas entre los gonmaristas y arminianos de las Provincias Unidas, le permitirían recobrar las mismas para el dominio hispano, pero sus aspiraciones fueron rechazadas y se rompieron las negociaciones de tal forma que la guerra estalló de nuevo, lo que coincidió con el primer período de la Guerra de los Treinta Años, que si bien se había iniciado en 1618, para la monarquía hispánica se inició en 1621 cuando terminó la Tregua de los Doce Años. El archiduque fue encargado del ataque al Palatinado, y nombró como jefe de las tropas a su cargo a Ambrosio Spínola, que así -cosechó nuevos laureles, mientras que se esforzó en negociar la prolongación de la tregua con las Provincias Unidas, visto el cariz que tomaba la política en la corte española a la muerte de Felipe III, con el nuevo rey Felipe IV y su valido Olivares que tenían una opción claramente probelicista y partidaria del retorno de los Países Bajos a dominio de la monarquía hispánica. Pero cuando más ocupado se hallaba Alberto en estas cuestiones y minado por la gota falleció a los sesenta y dos años, además sin hijos, por lo que los Países Bajos retornaron a la soberanía directa de la monarquía hispánica cuando la infanta gobernadora Isabel Clara Eugenia falleció, el 1 de diciembre de 1633.

Bibliografía

  • PÉREZ MARTÍN, M. J., Margarita de Austria, reina de España. Espasa-Calpe, Madrid, 1961.

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