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PolíticaHistoriaBiografía

Abdallah ibn Maslam al-Mansur, Rey de la taifa de Badajoz (ca. 980-1045).

Rey de la taifa de Badajoz nacido en la comarca de Los Pedroches hacia 980 y muerto el 30 de diciembre de 1045. Fue el instaurador de la dinastía aftásida en el reino de Badajoz. Durante su reinado comenzó el enfrentamiento entre las taifas badajocense y sevillana, que duró hasta la época de sus sucesores.

Abu Muhammad Abdallah ibn Muhammad ibn Maslam ibn al-Aftas era de origen beréber y pertenecía a la tribu de los Miknasa, que llegaron a la Península Ibérica a comienzos del siglo VIII, reclutados por Tarik ibn Ziyad; dicho linaje siempre defendió un supuesto origen árabe y pretendieron pertenecer a la estirpe de Tuyib. Abdallah fue lugarteniente de Sabur, primer régulo eslavo de Badajoz y a la muerte de su señor en 1022 se ocupó de la regencia de los dos hijos de Sabur, Abd al-Malik y Abd al-Aziz. Esta regencia duró poco tiempo, ya que pronto Abdallah decidió hacerse con el poder de la taifa ignorando los derechos dinásticos de los descendientes de Sabur, que, aún menores de edad reclamaron la herencia paterna, pero se vieron obligados a abandonar Badajoz e instalarse en Lisboa, donde se hicieron independientes, contando con el apoyo de los lisboetas.

Abdallah, que en cuanto se hizo con el poder tomó el título de al-Mansur ('el victorioso'), envió a Lisboa un ejército al mando de uno de sus hijos contra Abd al-Malik y Abd al-Aziz, que fue estrepitosamente derrotado, viéndose obligado a regresar a Badajoz. Pero al poco tiempo murió Abd al-Aziz y los habitantes de Lisboa, viendo la incapacidad de Abd al-Malik como rey de la ciudad, mandaron una embajada secreta a Badajoz ofreciendo a Abdallah la sumisión de Lisboa. El monarca aftásida envió en su nombre a uno de sus hijos -cuyo nombre se omite en las crónicas, pero que algunos investigadores han identificado como el futuro al-Muzaffar, que logró apoderarse de toda la fachada atlántica y derrocar a Abd al-Malik, que huyó de Lisboa y se refugió en Córdoba, donde residió hasta su muerte. Esta ampliación y consolidación del reino aftásida tuvo lugar entre 1022 y 1023.

En 1023 comenzaron los enfrentamientos entre los aftásidas de Badajoz y los abbadíes sevillanos, que ocuparon todo el reinado de Abdallah al-Mansur y no se resolvieron hasta la época de su sucesor. La causa de las querellas fue la ambición de Abul Qasim Muhammad, el recién entronizado rey sevillano que ambicionaba ensanchar su reino a costa de sus vecinos. Los primeros enfrentamientos se produjeron cuando Abul Qasim inició una expedición a las tierras septentrionales de Portugal con el fin de reclutar un ejército de mercenarios que le posibilitara llevar a cabo sus planes expansivos; aquellas comarcas, que tras el derrocamiento de Abd al-Malik pasaron a la jurisdicción de Abdallah, constituían la zona más débil del reino aftásida, con importantes enclaves mozárabes que dificultaron el pleno dominio desde Badajoz. Abul Qasim comenzó sus ataques en la zona entre el Duero y el Mondego, donde asaltaron los castillos de Alafoens e hicieron 300 cautivos que pasaron a militar en las filas del sevillano. La falta de resistencia por parte de los aftásidas no hizo sino incrementar las ambiciones de Abul Qasim, que ordenó reforzar las defensas de Beja para utilizarla como punto de partida para futuras expediciones en el reino aftásida. Pero Abdallah al-Mansur, al conocer los planes de su adversario, envió un ejército al frente de su hijo Muhammad para que conquistase la ciudad (1030). Para oponerse al rey de Badajoz, Abul Qasim puso al frente de sus tropas a su hijo Ismail y concretó un alianza con Muhammad I de Carmona. Ambos ejércitos partieron hacia la defensa de Beja, devastando por el camino las comarcas aftásidas de Evora y Lisboa. No sirvió de nada al rey de Badajoz el apoyo que le brindó Ibn Tayfur, el reyezuelo de la taifa de Mértola, y su derrota por parte de los abbadíes fue estrpitosa y concluyó con la captura del príncipe Muhammad y su cautiverio en Carmona y con terribles razzias en los espacios aftásidas.

La paz subsiguiente fue corta, pero en ella emprendió Abdallah la reparación y refuerzo de las murallas de Badajoz -las obras comenzaron en 1030, pero es posible que durasen gran parte del reinado de Abdallah-, con construcción de nuevos muros y torres.

En 1034 se rompió la paz entre los reinos de Badajoz y Sevilla, cuando Abdallah atacó un ejército sevillano que volvía de luchar en los territorios del reino de León y regresaba a Sevilla atravesando el territorio aftásida. El ejército badajocense sorprendió a las tropas de Abul Qasim en un desfiladero entre Lisboa y el mar y causaron un enorme destrozo en las tropas abbadíes, acosando incluso a los derrotados, que según las crónicas debieron comerse sus propios caballos para sobrevivir. Los cronistas coinciden en que este fue el origen del odio ancestral que en el futuro se profesaron ambos reinos.

Las fuentes no recogen más datos sobre los últimos años del reinado de Abdallah y sólo ofrecen la fecha de su muerte, aunque se sabe que el año anterior a su muerte los reinos de Sevilla y Badajoz volvieron a estar en guerra, encabezado el reino sevillano en esta ocasión por Abu Amr Abbad. Abdallah ibn Maslam fue sucedido por su hijo Muhammad, que tomó el título de al-Muzaffar.

Bibliografía

  • DOZY, R. Histoire des Musulmanes d'Espagne juste la conquete de l'Andalusie pas les Almoravides. París, 1932.

  • JOVER ZAMORA, J.M. (dir). "Los reinos de Taifas. Al-Andalus en el siglo XI", en Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-I. Madrid, Espasa Calpe, 1994.

  • TERRÓN ALBARRÁN, M. Historia política de la Extremadura en el periodo islámico (713-1248). Badajoz, 1986.

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero