A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
CineBiografía

Vidor, Charles (1900-1959).

Director y guionista cinematográfico húngaro, nacido en Budapest (Hungría), el 27 de julio de 1900, y fallecido en Viena (Austria), el 5 de junio de 1959.

Vida

Estudió Ingeniería y Bellas Artes en las universidad de su ciudad y en Berlín. Fue desmovilizado en la Primera Guerra Mundial debido a las numerosas heridas que recibió. En este momento comenzó su andadura cinematográfica como ayudante de montaje, montador y ayudante de dirección a sueldo de la famosa compañía alemana UFA, y en 1924 llegó a Estados Unidos. Se enroló en un grupo de Ópera que sólo interpretaba obras de Wagner y, algún tiempo después, en un coro de Broadway.

Definitivamente, decidió, como otros muchos compañeros, partir hacia Hollywood en busca de oportunidades en la emergente industria sonora. Debutó como director, en 1931, con un brillante cortometraje, The Bridge, financiado con dinero de su propio bolsillo. Su trabajo fue visto por un alto mandatario de la Metro Goldwyn Mayer, quien, reconociendo su gran calidad, le ofreció un buen contrato en la compañía. En 1932 codirigió, junto a Charles Brabin (esposo de Theda Bara), un filme casi mítico para los amantes del cine fantástico, La máscara de Fu Manchú, una de las mejores adaptaciones a la pantalla de las novelas de Sax Rohmer, donde Boris Karloff fue un esmerado Fu Manchú y Myrna Loy está impresionante embutida en trajes ajustadísimos, que dieron mucho que hablar.

Vidor fue siempre considerado un técnico hábil y muy apropiado para proyectos rutinarios, a los que siempre supo dar fluidez y frescura. Sus películas no eran aburridas, estaban perfectamente dirigidas y sabía sacar lo mejor de los actores con los que trabajaba. Era también un director nada problemático; los productores le adoraban, siempre podían confiar en él. Verdadero ejemplo de profesionalidad, cuando David O. Selznick despidió a John Huston del rodaje de la segunda versión de Adiós a las armas (1957), en realidad, vehículo de lucimiento para su esposa, Jennifer Jones, el gran productor norteamericano acudió rápidamente a Vidor, sabiendo que no le decepcionaría.

Contratado por la Columbia, que conocía perfectamente sus buenas dotes técnicas, se encargó de las producciones más prestigiosas del estudio; entre ellas, Rejas humanas (1939), uno de los primeros intentos por introducir cierto trasfondo psicológico dentro del cine, donde un gángster lleno de problemas retiene a un psiquiatra en su casa con la intención de que lo psicoanalice. Hoy día está un tanto envejecida, pero aún se ve con cierto interés. En 1941, le ofrecieron dirigir a una actriz de gran talento, Ida Lupino, en El misterio de Fiske Manor, un thriller gótico, algo lento para ser un thriller, que funciona mejor como melodrama. La Lupino es una ama de casa a lo Rebeca, bien dirigida por Vidor y tan intensa como de costumbre.

A mediados de los años cuarenta, acometió para la Columbia sus dos mejores realizaciones quizá, también, las más ambiciosas, y ambas con Rita Hayworth como estrella. En 1944 se estrenó el musical Las modelos, donde Charles Vidor contó con un equipo de auténtico lujo: el fotógrafo era Rudolph Maté, dos de los mejores coreógrafos, Stanley Donen y Gene Kelly, y los protagonistas, Rita Hayworth, verdadera estrella del estudio, y el propio Kelly. Bonita banda sonora a cargo de Ira Levin y Jerome Kern, pegadizas canciones y, como siempre, estupendos “solos” a cargo de Gene Kelly. Rita, que no sabía cantar, fue doblada por Nan Wynn, pero Vidor consiguió de ella una de sus más simpáticas interpretaciones.

Dos años más tarde, en 1946, se creó el mito, lo creó Charles Vidor. Una canción -“Put the blame on mame”-, un baile sugerente en el que la cantante se quita provocadoramente los guantes, un tortazo… y Gilda ya existía. Gilda se realizó en conmemoración del 25 aniversario de la Columbia y fue presentada en gran premier en el Festival de Cannes, donde conoció un sonoro fracaso. Los franceses, incomprensiblemente, no veían nada en Gilda. Hay que reconocer también que poco se podía uno interesar, sobre todo en aquella época, en aquel guión, un tanto rocambolesco, que no servía para otra cosa que para lucir a una bellísima Rita Hayworth, la reina de las reinas en aquella época. Pocos, muy pocos, críticos apercibieron el tremendo valor psicológico del filme.

El verdadero tema de Gilda era la lucha de sexos y el replanteamiento del mito de la mujer a través, precisamente, de una mujer mito como era en aquellos años la Hayworth. Vidor cargó las tintas sobre el personaje de Glenn Ford (Johnny Farrell), quien se siente más atraído por Mundson (George Macready), un “dandy” aventurero que siempre lleva un bastón espada, que por la propia Gilda. Y asistimos, entonces, a ese espectáculo humillante de Rita Hayworth, reducida a mujer objeto, que no consigue seducir al hombre al que ama.

La célebre secuencia donde Gilda, moldeada en un traje negro escotado, canta y baila retirándose, como si fueran las medias, el guante negro que cubría su brazo, fue la manera con la que Vidor presentó la frustración sexual que llevó al filme a las turbias aguas del psicoanálisis. La neblina que cubre el metraje sobrevuela también la personalidad de sus actores, y Gilda -por siempre Rita Hayworth, aunque no cante (fue doblada en esta ocasión por Anita Ellis)-, con su presencia pelirroja, alta, fascinante, es ya, por sí sola, cine.

No volvió Vidor a visitar tan altas cotas, máxime cuando se dedicó a filmar biografías noveladas (poco fidedignas). Después de sublimar los amores de Chopin y George Sand (encantadora Merle Oberon) en Canción inolvidable (1945), puso imágenes a la vida de la cantante Ruth Etting (Ámame o déjame, 1955), del actor Joe E. Lewis (La máscara del dolor, 1957) o del compositor Franz Liszt en Sueño de amor (1960), terminada, tras su muerte, por George Cukor. Quizá la más interesante, que no la mejor, fue El fabuloso Andersen (1952), con el actor que cantaba y hablaba a velocidades supersónicas, Danny Kaye. La puesta en escena de Vidor era discreta pero efectiva, cuidados decorados, color vivo, pero de biografía, nada de nada.

Filmografía

Cortometrajes:
1929: The bridge.

Largometrajes:
1932: La Máscara de Fu Manchú (cod.).
1933: Dama de cabaret; Mi chica y yo (sólo colab. en guión; sin acreditar).
1934: La hiena de la Quinta Avenida.
1935: El valiente de Arizona; His Family Tree; Strangers All.
1936: ¿Quién es el raptor?
1937: A Doctor’s Diary; The Great Gambini; She’s No Lady.
1939: Rejas Humanas; Romance of the Redwoods; Those High Grey Valls.
1940: The Lady in Question; ¡Hijo mío!
1941: El misterio de Fiske Manor; New York Town
1942: Se acabó la gasolina.
1943: Los desesperados.
1944: Las modelos; Otra vez juntos.
1945: Canción inolvidable; Locamente enamorada.
1946: Gilda.
1948: Los amores de Carmen (y producción).
1951: It’s a Big Country (episodio: Rosita, the Rose).
1952: El fabuloso Andersen.
1953: Tempestad en Oriente.
1954: Rapsodia.
1955: Ámame o déjame.
1956: El cisne.
1957: Adiós a las armas; La máscara del dolor.
1960: Sueño de amor (terminada por George Cuckor).

J. C. Paredes.

Autor

  • jcp