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Uribe Uribe, Rafael (1859-1914).

Abogado, político, periodista y militar colombiano nacido el 12 de agosto de 1859 en la hacienda El Palmar, a pocos kilómetros de la población de Nueva Caramanta, en el departamento de Antioquia, y muerto en Bogotá el 16 de octubre de 1914.

Era bisnieto de Martín Uribe Echavarría, noble hidalgo, natural de Santa Eulalia de Begoña (Guipúzcoa), que viajó a América en 1685 y se radicó en la Villa de la Candelaria de Medellín. Todas las generaciones Uribe, desde sus bisabuelos, fueron fundadores de pueblos y haciendas, especialmente en la región de Antioquia.

Las primeras letras las recibió de su madre, lo mismo que los conocimientos básicos en las diferentes materias. En 1867 la hacienda, después de todos los esfuerzos de la familia, comenzó a dar sus frutos con excelentes resultados económicos. Su padre resolvió entonces trasladarse a Medellín para darle a sus hijos una esmerada educación. Rafael asistió a la escuela de José Facio Lince, ilustre educador de la época. Cuando terminó sus estudios preparatorios ingresó en el Colegio del Estado, hoy universidad de Antioquia. El país en ese momento estaba viviendo una serie de revoluciones y luchas políticas. El presidente del Estado de Antioquia, Pedro Justo Berrío, de quien dependía el colegio, lo organizó militarmente, de manera que Rafael aprendió a manejar el fusil y la espada, a dar órdenes de mando, a organizar a los hombres en brigadas, hacer estudios del terreno y conocer todas las tácticas y la logística de la guerra.

La familia Uribe en estos años sufrió una grave situación económica que les obligó a vender la hacienda y trasladarse al Valle del Cauca con el fin de levantar una nueva finca, ya que la región ofrecía mayores perspectivas. Antes de que lo lograran falleció la madre, pero con el trabajo y el esfuerzo de todos sacaron adelante la hacienda Morillo. Después de unos meses, Rafael se matriculó en el colegio académico de Buga. Durante el día trabajaba en la hacienda y por las noches asistía a clase; allí sobresalía por sus inteligentes intervenciones y habilidad dialéctica. En 1875 ocupó el primer puesto entre todos los estudiantes del plantel.

La situación del país en esos años era grave por los conflictos políticos entre Rafael Nuñez, que había regresado al país, Manuel Murillo Toro, jefe del radicalismo, y las dos facciones del liberalismo que luchaban por hacerse con el poder. Toda esta confusión desembocó en la revolución de 1876, que tomó un carácter religioso. En el Valle del Cauca la situación era caótica, el colegio de Buga fue clausurado y Rafael Uribe ofreció sus servicios a la causa liberal y se incorporó al ejército. Herido de gravedad en una pierna, las penalidades de la campaña recrudecieron sus dolores y a la debilidad en que se encontraba se sumó un violento tifus que lo llevó a las puertas de la muerte.

Finalizada la guerra en 1877, Rafael Uribe se trasladó a Bogotá para iniciar la carrera de Derecho en el Colegio del Rosario con una beca que le otorgó el estado de Antioquia. Siempre había sido su deseo poder administrar justicia, aplicando sus ideas; la justicia, creía Uribe, consistía en dar a cada cual lo que le correspondía. Por fin, en 1880, después de muchos sacrificios y privaciones, recibió el grado de doctor en jurisprudencia con todos los honores y reconocimientos.

En 1881 viajó a Medellín para cumplir con los compromisos adquiridos por su beca y dictó clases en la Universidad de Antioquia de Derecho constitucional y economía política, y unos meses más tarde fue designado procurador del Estado. Cuando se retiró del cargo, fundó el periódico El Trabajo que se encargó de delatar los vicios de los propietarios acaudalados, los malos hábitos y la ignorancia. Uribe se colocó de esta forma en el primer lugar de la política liberal de Antioquia, y de la procuraduría pasó a la cámara de representantes y la fiscalía del estado, a la que renunció en vista de la poca honestidad con que se administraba la justicia.

En 1884 Rafael Nuñez llegó a la presidencia de la república, y en 1886 se implantó una nueva constitución, autocrática, centralista y hegemónica. Toda la república, no obstante, estaba en tensión; la lucha del presidente por constituir el gabinete era infructuosa, los radicales no aceptaron sus ofrecimientos y el ambiente se hacía cada día más difícil. Los opositores de Nuñez le declararon la guerra empleando los métodos más violentos, y Uribe ofreció sus servicios a la causa radical con la esperanza de que se pudiera acabar con su gobierno. Al ingresar en el ejército fue ascendido a coronel, y se le confió el batallón "Legión de Honor". Obtuvo numerosos éxitos, y al llegar a la población de Salamina se enteró de la derrota que habían sufrido las tropas revolucionarias, pero hizo caso omiso de la capitulación. Más tarde, acusado del homicidio de un soldado, causa de la que fue absuelto, aprovechó su estancia en la cárcel para escribir un Diccionario abreviado de galicismos, provincialismos y correcciones del lenguaje, y arregló además un Tratado de geología al alcance del pueblo. Al salir del cautiverio contrajo matrimonio con Sixta Tulia Gaviria, una de las mujeres de mayor distinción y abolengo de Medellín. De esa unión nacieron 6 hijos.

En 1887 Uribe volvió a la lucha política desde el periódico El Trabajo. Se dedicó a hacer una intensa campaña por el fomento de la agricultura, la explotación de la tierra y el empleo de los métodos y técnicas más modernas. En 1891 colaboró con El Espectador y formó parte del directorio liberal. Al año siguiente fundó la hacienda Gualanday en el municipio de Fredonia y volvió al campo para transformar la selva en ricos cafetales. Rafael Uribe Uribe fue uno de los fundadores de la industria cafetera colombiana, y escribió un Tratado sobre el café que ha sido catalogado como uno de los mejores estudios sobre la materia.

En 1893 regresó a Bogotá con el fin de vincularse más directamente a la política de su partido. Allí conoció a Eustacio de la Torre Narváez que le confió la administración de sus cafetales en Viotá, la empresa más rica de Cundinamarca. En manos de Uribe, la explotación se convirtió en la más poderosa del país. Por fin, la nueva guerra civil, que estalló en 1895 entre los liberales y los partidarios del gobierno conservador, le llevó de nuevo al campo de batalla y a la derrota en el combate de La Tribuna. Delatado por un antiguo amigo, Uribe fue llevado a Cartagena a la cárcel de San Diego, donde pasó verdaderas calamidades, penurias y hambre. En 1896 el partido liberal resolvió apelar a los medios pacíficos e ir a las urnas para defender sus derechos en el congreso; aunque ganaron varios escaños, todo estaba manipulado y sólo respetaron el nombramiento de Rafael Uribe Uribe. Éste se presentó solo y listo para medirse con su elocuencia a todos sus adversarios. Su voz de protesta se dejó oír por los atropellos sistemáticos de que eran víctimas los miembros de su partido y por el descalabro administrativo del nuevo régimen. Era un extraordinario orador, temible y demoledor, pero sobre todo valiente y franco. Sus acusaciones siempre estaban acompañadas de abundantes documentos de indiscutible autenticidad. En esos años, Uribe luchó contra la prensa amordazada, el gravamen del café, los tratados de límites con Venezuela y el régimen tributario, y como liberal apoyó a los independentistas cubanos.

En la legislatura de 1896 se le reconoció como internacionalista experto, e intervino en litigios limítrofes con Perú y Ecuador. Ante la escalada opresiva del gobierno, anunció una nueva contienda armada si no se tomaban las medidas adecuadas, pero todo fue inútil. En agosto de 1898 tomó posesión de la presidencia de la república el vicepresidente José Manuel Marroquín, ya que el presidente electo, Manuel Antonio Sanclemente, tenía 84 años y una salud muy precaria. El partido conservador al que pertenecía el gobierno se dividió en dos facciones, una que apoyaba a Marroquín y otra a Sanclemente. Los ánimos estaban muy exaltados, hubo un conato de golpe de estado, los disturbios en las calles se hicieron permanentes y en todas las ciudades se vivieron horas de angustia y sobresalto. Los liberales volvieron a pensar que la única solución era ir a la guerra y empezaron a prepararse. Dos meses antes de la guerra de 1899 los jefes del conservadurismo histórico se unieron a los republicanos que quisieran restablecer el orden. Todo se preparó para una fecha determinada, pero el jefe del liberalismo en Bucaramanga se apresuró al levantamiento y, al saber la noticia, el gobierno de Bogotá hizo detener a los generales liberales, entre ellos Rafael Uribe. Aunque este salió de la prisión una semana más tarde, la guerra de los mil días, de 1899 a 1901, había comenzado. En principio, Uribe y los liberales cosecharon una grave derrota, pero pronto sus proezas en diferentes campos de batalla le llevaron a ser el conductor indiscutible de la revolución. En mayo de 1900 se inició el combate de Palonegro, en donde los soldados se enfrentaron crudamente hasta morir y no hubo vencedores ni vencidos. En busca de ayuda, Uribe marchó a Caracas y de allí embarcó con destino a Nueva York, donde se enteró de la venta de la concesión del canal de Panamá a Estados Unidos por un millón de dólares por parte del gobierno de Marroquín.

En 1902 la revolución se había acabado; Uribe regresó al país y firmó la paz el 24 de octubre en la hacienda Neerlandia. Había logrado obtener un tratado decoroso, ya que se reconoció a los revolucionarios la calidad de beligerantes y se les ofreció una paz con garantías. El gobierno se comprometió a poner en libertad a todos los prisioneros de guerra y a los presos políticos. Más tarde, viajó a Antioquia para atender su finca y su maltrecho patrimonio. Allí permaneció hasta 1905, cuando le llegó el nombramiento como ministro plenipotenciario de Colombia ante los gobiernos de Chile, Argentina y Brasil. Como era de esperar, cumplió con su cometido en cada una de las cancillerías con excelentes resultados y brillantez. De sus experiencias y observaciones publicó un libro extenso que llamó Por la América del Sur en el que dio su visión sobre demografía, agricultura, industria, problemas de los nativos, etc.

Regresó al país a fines de 1907 y durante el año siguiente organizó sus actividades privadas y su hacienda. En octubre de ese año el gobierno lo envió como delegado al congreso científico panamericano que se reunió en Santiago de Chile. En 1909 volvió a ser elegido como miembro del Congreso para representar al departamento de Antioquia. Fiel a su propósito de luchar por la paz, su discurso fue siempre moderado y defendió los proyectos de reajuste económico, de integración de todas las tierras a la nación y de protección de las zonas indígenas; también promovió una legislación que amparara al trabajador y regulara su jornada, lo que todavía no existía.

En abril de 1911 Uribe fundó el periódico El Liberal y emprendió una amplia campaña en beneficio de las clases menos favorecidas, lo mismo que a la reorganización ideológica del partido. Su propósito era conseguir una reforma económica del país y consolidar la paz. En 1913 se prepararon las elecciones presidenciales y Colombia empezó agitarse. El panorama político presentaba un bloque republicano, que era una facción del partido liberal, el bloque liberal y el conservador. Los republicanos, que sentían envidia de los triunfos de Rafael Uribe, se dedicaron a desprestigiarlo a través de la prensa, presentándolo a las masas como el causante de todos sus males, pues apoyaba con los liberales la candidatura de José Vicente Concha, que era conservador. Uribe fue tachado de traidor y enemigo del pueblo.

La administración Concha se estrenó en medio de una grave crisis económica como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. El nuevo gobierno tuvo que suspender muchas de las obras públicas, lo que vino a multiplicar el desempleo. A raíz de la campaña lanzada contra Uribe, algunos allegados le propusieron llevar guardaespaldas, pero él los rechazó. Poco después, dos obreros despedidos, completamente borrachos, se encaminaron a la calle por donde debía pasar para dirigirse al capitolio nacional y lo asesinaron.

Bibliografía

  • TIRADO MEJÍA, A. (Director científico) Nueva Historia de Colombia. Bogotá, Editorial Planeta Colombiana, 1989

  • JARAMILLO URIBE, J. (Director científico) Manual de Historia de Colombia. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, División de Publicaciones, 1979

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  • ROMERO AGUIRRE, A. Ayer, hoy y mañana del Liberalismo colombiano. Bogotá, Editorial Iqueima, 1949

  • ARANGO, G. Genealogías de Antioquia y Caldas. 1973

Autor

  • Inés Giraldo Gómez