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CineBiografía

Sternberg, Josef von (1894-1969).

Director y guionista austríaco-estadounidense, cuyo verdadero nombre era Jonas Sternberg, nacido en Viena (Austria), el 29 de mayo de 1894, y muerto en Hollywood (California) el 22 de diciembre de 1969.

Vida.

Perteneciente a una familia de la clase media judía de Viena, Sternberg tuvo una sólida formación estudiantil en Austria y Estados Unidos antes de entrar a trabajar, como montador, en una compañía de Nueva Jersey. Fue ayudante de varios directores y actor de teatro británico hasta que George Arthur le propuso dirigir The Salvation Hunters, su debut en la gran pantalla y un éxito inmediato. Mary Pickford intentó contratarlo, pero finalmente fue la Metro Goldwyn Mayer quien se lo llevó a sus estudios.

Los comienzos para la compañía no pudieron ser más desesperantes: The Masked Bride y La elegante pecadora debieron ser terminados por directores de mucha menos categoría que el austríaco, y The Sea Gull, encargado por Chaplin para gozo y lucimiento de Edna Purviance, no fue visto más allá de la sala privada del estudio. Pero, en 1927, rodó, para la Paramount y basado en una historia de Ben Hecht, La ley del hampa, considerado el primer filme de gangsters de la historia del cine y, desde luego, un modelo a imitar por las obras de este género que llegaron posteriormente.

Al año siguiente, Sternberg corroboró su maestría dirigiendo, todavía en silencio, Los muelles de Nueva York, donde un George Bancroft espléndido interpreta a un marino borracho y pendenciero, redimido por el amor de una mujer.

El gran actor alemán Emil Jannings, a quién Sternberg llevó a Estados Unidos para protagonizar la gran obra maestra de su etapa muda (por no decir de toda su carrera), La última orden, donde da vida a un despótico general ruso que tras la revolución se ve forzado a interpretar papeles de extra en el naciente Hollywood, le recomendó que volviera a Europa para dirigir la versión de la obra de Heinrich Mann El ángel azul, la que, al fin y al cabo, sería la primera producción sonora alemana. El filme hizo de Marlène Dietrich una estrella internacional, y todo un sex-symbol, con su ardiente y cruel Lola-Lola, así como al propio Sternberg. Juntos volvieron, en olor de multitudes, a los Estados Unidos, iniciando una colaboración que, en el corto espacio de cinco años, hizo historia en el cine.

A través de la pantalla, Sternberg se llevó a la Dietrich, sin salir de Hollywood, desde el ardiente desierto marroquí hasta la España más andalusí, desde la exótica Shanghai hasta la barroca Rusia imperial. En la primera de estas producciones, Marruecos (1930), Sternberg simbolizó esa tierra exótica donde todo puede pasar, un mundo donde se cruzan legionarios (Gary Cooper) y cantantes de cabaret (Dietrich), ricos sin escrúpulos (Adolphe Menjou) y aventureros (Cooper, Dietrich, Menjou). La aparición de Marlène en traje de hombre y la manera en que besó a una espectadora figuran entre los momentos fulgurantes no sólo de la película, sino de la historia de este arte.

En Fatalidad (1931), con Marlène de espía X 27, el director, jugando a describir a todo personaje que le resultaba extraño, pulverizó todas las convenciones de las películas de espías y creó un universo excepcional, en la Viena de 1915. Principalmente, a Sternberg no le interesaban las intrigas de espías y patriotas, sino las pasiones, inherentes a los seres humanos, que unen a los unos con los otros.

En 1931, rodó, sin Marlène Dietrich, Una tragedia humana, basada en la novela de Théodore Dreiser y uno de sus fracasos comerciales y de crítica más sonados. Sólo Sylvia Sidney se salvó en este filme, producto de un remake dos décadas después con el título de Un lugar en el sol (George Stevens, 1951). El reencuentro entre director y estrella no se hizo, por lo tanto, esperar; y un año después llegó su tercera colaboración hollywoodiense y su más grande éxito comercial: El expreso de Shanghai.

De Pekín a Shanghai, a ritmo de las peripecias de un viaje por tren y a través del retrato de cada uno de los personajes que Sternberg nos muestra, se va tejiendo una de las más bellas historias de amor jamás contadas por el cine. En el filme de Sternberg, el hombre es orgulloso, susceptible, demasiado dado a juzgar por la apariencias; la mujer, sin embargo, es impasible y siempre digna, a pesar de los impulsos de pasión que de vez en cuando le atraviesan. Estos impulsos fueron, esta vez, muy controlados en la siguiente producción de Sternberg con su musa germana, La Venus rubia (1932), donde la Dietrich es una abnegada madre y esposa que se sacrifica por su hijo y su marido, aunque está locamente enamorada de un casi imberbe Cary Grant.

Dos años después, Sternberg rodó una especie de biografía (totalmente alterada, claro) de Catherine II de Rusia, inspirada en el diario intimo de ésta, Capricho Imperial. En verdad lo que Sternberg nos propone es un auténtico poema visual, barroco y exuberante, sobre la transformación de una joven chiquilla, pura e inocente, privada de su apellido, su religión, sus raíces, por el corazón disoluto de, primero, la Emperatriz Elisabeth Romanov y, después, por el gran duque Pedro III. Sin apoyo moral de ninguna clase, se sufre una metamorfosis de víctima en dominadora, y tan sólo con tomar conciencia de su gran poder erótico. Incomprendido en el momento de su estreno, hoy día nadie duda, pese a su extravagancia, del genio que desarrolló Sternberg en esta obra.

La última de sus colaboraciones fue una auténtica curiosidad, casi histórica: The Devil is a Woman. El diablo en este caso, y siempre, es Marlène Dietrich. Basándose en la novela La mujer y el pelele de Pierre Louÿs, Sternberg repite sus constantes habituales siempre que trabaja con la actriz: perversión femenina, erotismo exacerbado, diálogos crudos y crueles e intromisión en las vidas de unos personajes enajenados por la belleza o por el poder de seducción de la mujer, diablo para la sociedad, destino fatal para los hombres, dispuestos a arruinarse por conseguir sus encarecidos favores.

De las películas posteriores a la era Dietrich de Sternberg, dos fueron muy apreciables, cada una por distintos motivos. La primera fue El embrujo de Shanghai (1941), un maravilloso filme negro de suspense y exotismo que contaba con la impagable presencia de Gene Tierney (mucho más guapa que la Dietrich pero de erotismo menos salvaje). Tan barroca como sus cintas anteriores, la atmósfera de depravación y lujuria que Sternberg creó en esta película, ha conseguido que, incluso, muchas veces no sea considerada dentro del género negro.

La segunda fue The Saga of Anatahan (1953), un poético estudio sobre unos soldados japoneses olvidados en una isla al final de la Segunda Guerra Mundial. El erotismo esta vez no se encuentra tanto en su personaje femenino, que ya por sí solo rezuma erotismo, sino en el hecho de que dicho personaje es único entre un grupo de hombres solos, sin compañera; hombres, en definitiva, como Josef von Sternberg (publicó su autobiografía con el título Fun in a chinese laundry en 1965).

Dos veces nominado al Oscar, que nunca ganó, por Marruecos (1930) y El Expreso de Shanghai, Josef von Sternberg (el von fue añadido, como al otro austríaco insigne, Stroheim, para dar glamour a su nombre) fue considerado como uno de los grandes directores del dorado Hollywood de los años treinta. Hoy día es principalmente recordado por los siete filmes que rodó al servicio de la estrella, del mito, que él mismo creó: Marlène Dietrich. Pero no hay que olvidar que Sternberg fue primero y ante todo un maestro de la fotografía, en crear ambientes, superando siempre de sobra el handicap de rodar en estudios. Nunca hizo una película en color, pero la rica textura de sus imágenes conseguía por sí sola un color especial; desde luego, si aprendió algo sobre los experimentos del primer cine alemán, fue la creación, a través del uso expresionista de luces y sombras, de fascinantes y heterogéneas atmósferas.

Filmografía

Como montador:
1928: La Marcha Nupcial.

Como argumentista:
1928: La calle del pecado.

Como ayudante de dirección:
1919: El misterio del cuarto amarillo.
1921: El mejor postor.
1924: El precio de la vanidad; By divine right (y guionista).
1927: Ello (y codirector).

Como director:
Cortometrajes:
1944: The town (documental).

Largometrajes:
1925: The Salvation Hunters (y productor, guión y montaje); La novia fingida (codirector).
1926: La elegante pecadora (codirector y coguionista); A Woman of the Sea (y argumento y guión).
1927: La ley del hampa; Hijos del divorcio (codirector).
1928: Los muelles de Nueva York; La redada; La última orden.
1929: El mundo contra ella (coguionista sin acreditar); Thunderbolt (coguionista si acreditar).
1930: El ángel azul (coguionista si acreditar); Marruecos (coguionista sin acreditar).
1931: Una tragedia humana (y producción, coargumento y cofotografía)); Fatalidad (y argumento y música adicional).
1932: La Venus rubia (y argumento y montador sin acreditar); El expreso de Shanghai (coguionista y montador sin acreditar).
1934: Capricho imperial (y coguionista sin acreditar y música adicional).
1935: The Devil is a Woman (coguionista sin acreditar, y cofotografía); Crimen y castigo.
1936: La princesa encantadora.
1937: I, Claudius (y guión) -inacabado-.
1938: El gran vals (codirector no acreditado).
1939: Sergeant Madden.
1940: Esta mujer es mía (codirector sin acreditar).
1941: El embrujo de Shanghai (y guión).
1951: Amor a reacción; Una aventurera en Macao (codirector).
1953: The Saga of Anatahan (y coproductor, fotografía y guión y actor).
1965: The Epic that Never Was: I, Claudius (y actor)

Autor

  • jcp