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CineBiografía

Ripstein, Arturo (1944-VVVV).

Director, guionista y productor de cine mexicano, nacido en Ciudad de México el 13 de diciembre de 1943.

Vida

Nacido en el seno de una familia en la que se respiraba cine -su padre era el productor Alfredo Ripstein Jr.-, desde muy pequeño parece sentirse a gusto en ese ambiente. Impulsado por su padre, realiza estudios universitarios de Derecho, Historia e Historia del Arte, que sin duda le dan la dimensión intelectual necesaria al tiempo que conoce ese ambiente.

No obstante, dos circunstancias decisivas se dan en la juventud de Arturo. Por un lado el contacto con Luis Buñuel -fue su ayudante personal en El ángel exterminador (1962)- y, por otro, el cambio generacional que se está produciendo en Iberoamérica en esos años sesenta, y que promueve un grupo de jóvenes que buscan insuflar nuevos aires al cine del momento en sus respectivos países, con grandes dosis de experimentalidad formal. Arturo no es ajeno a estas inquietudes, por eso su primera película -al margen de que se tenga que plegar a ciertos intereses comerciales- no deja de ser un reto, al contar en su equipo técnico y creativo con gente joven -en especial los escritores Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes-. Tiempo de morir (1965) se presenta como un cine denso, en donde el espacio árido -el ambiente- parece apropiarse de todos los personajes trascendiendo la violencia por doquier -el excarcelado que tiene que soportar todo tipo de provocación hasta que el final es premonitoriamente inevitable-.

Tras un arranque lleno de interés, la vida y el trabajo de Ripstein entra en una fase de desengaño en la que su padre tiene mucho que ver, al producirle dos películas que le limitan como director, que no tienen nada que ver con sus intereses creativos y que le llevarán a una fase experimental -desde la productora Cine Independiente de México fundada con varios amigos- en la que dirige una serie de trabajos de diversa duración en los que ensaya alternativas a su modelo narrativo. Aquí cabe señalar La hora de los niños (1969), para terminar este periodo con un reconocimiento a su maestro Buñuel en el documental El náufrago de la calle Providencia (1971).

En su vuelta a empezar, a Arturo le llega la posibilidad de rodar una nueva película a partir de un proyecto arropado por la actriz Dolores del Río. Más allá de los problemas surgidos, la película El castillo de pureza (1972) propone un relato que define al director desde este momento: la mirada debe posarse ante los acontecimientos y no tener prisa por romper el tempo dramático que sostiene la destrucción del personaje y de todo aquello que puede ser destruido.

Las características de películas como El Santo Oficio (1973) y Foxtrot (1975) le acarrean distintos problemas que Arturo solventa con la eficacia probada hasta estos años, momento que comparte con diversos cortometrajes y documentales. El reduccionismo espacial tan presente en la obra de Ripstein, y más allá del documental sobre la cárcel de Lecumberri, adquiere en El lugar sin límites (1977) una de sus más altas expresiones claustrofóbicas, detonantes de todo tipo de encuentros y rechazos, en los que marcan el ritmo todo tipo de provocaciones y actitudes intolerantes.

En buena medida, el cine de Ripstein se sostiene sobre una gran base literaria, no sólo por los textos de García Márquez o Fuentes, sino porque supo apropiarse de los sentimientos de las obras de José Donoso, Rafael Solana o Luis Spota, además de otras historias originales con las que construye sus películas durante los años setenta, en una etapa que no resulta fácil y agradecida para el director, dado que sus historias visuales no transigen y se encuentran provocadoras para una buena parte de la sociedad mexicana. Algunos de sus trabajos son encargos que acepta y que, salvo Cadena perpetua o La tía Alejandra (ambas de 1978) en las que puede cuidar más su discurso, no logran alcanzar buenos resultados.

Desde mediados de los años ochenta, Arturo Ripstein entra en una fase de inigualable creatividad, que se va consolidando paso a paso desde El imperio de la fortuna (1985), con el primer guión que escribe Alicia Paz Garciadiego para el director, compañero en la vida real un poco más tarde. Y va a ser precisamente la realidad mexicana, vista a través del filtro de una ensoñación permanente, la que refleje la crudeza de la vida, de los personajes, de las relaciones, de los sentimientos. Así va aflorando la mentira como vía de supervivencia pero que aboca a la destrucción (Mentiras piadosas, 1988), analiza contracorriente todos los órdenes establecidos (La mujer del puerto, 1991), disecciona el desmembramiento de una familia (Principio y fin, 1993) o entra de lleno en la tragedia de la vida de una cantante y la dependencia de su entorno (La reina de la noche, 1994); siempre en un escenario urbano entrañable a la vez que caótico -el centro de Ciudad de México- tan querido por el director, y siempre atrapando el tiempo a partir de una estructura narrativa cimentada en la planificación larga, a la que regresa tras un periodo menos personal.

Se puede decir que, desde su primer trabajo, Ripstein aprovecha la versatilidad de las nuevas tecnologías para rentabilizar la cámara en toda su dimensión; no como un instrumento que limita, sino como capaz de captar en su máxima expresión el sentido de la historia, mostrándola. Con ello no rompe con las enseñanzas de su maestro de montaje Carlos Savage, sino que adapta los conocimientos a un estilo de narración (van a tener una gran importancia en la obra de Ripstein sus posteriores montadores: Rafael Ceballos, Carlos Puente y Rafael Castanedo).

Su temática se cimenta en unas sólidas raíces: la violencia -contenida o manifiesta- que inevitablemente conduce al punto final, a la fatalidad; la familia como marco de relaciones y sentimientos (el padre ausente o presente, determinando la vida de forma intolerante; la madre que fracasa en la reconciliación de su familia); el universo femenino -cargado de imágenes duras y terribles-; y la cárcel -realidad o metáfora-, o lo que supone el aislamiento, el vacío tanto personal -de destrucción- como espacial (en este sentido, Ripstein aprovecha el espejo -los espejos- para reforzar el paso del tiempo, consolidar orgullos o permitir modificar un espacio determinado). Raíces que, en definitiva, perfilan los rasgos más diversos y complejos de las pasiones humanas.

El cine de Ripstein parece deudor y homenaje al mismo tiempo de la obra del español Luis Buñuel. Sus historias, los personajes que las circundan y las metáforas que se suceden por doquier en sus películas, parecen estar mirando a la trayectoria del corrosivo director aragonés.

A lo largo de su carrera, Ripstein no conecta mucho con el público mexicano. Puede comprobar cómo una parte de la crítica se le echa encima, además de recibir actuaciones censoras sobre algunos de sus trabajos. Los resultados finales, desde un ámbito internacional, no son vistos más que por un público fiel al estilo de este director. Ha recibido varios premios nacionales e internacionales (San Sebastián, Venecia, La Habana, Biarritz, Huelva…). Además, desde los años noventa interviene como productor de algunas películas ajenas.

Filmografía.

Cortos y mediometrajes:
1969: Salón independiente (codirector)
1970: La belleza (y coproductor y argumento); Exorcismos (y productor y argumento).
1971: Autobiografía (y productor, argumento e intérprete); El náufrago de la calle de la Providencia (y coproductor y comontador).
1974: Los otros niños; Tiempo de correr.
1976: El borracho; La causa (y argumento).

Largometrajes:
1965: Tiempo de morir.
1966: "HO" (episodio de Juego peligroso).
1968: Los recuerdos del por venir (y coguión).
1969: La hora de los niños (y productor y coguión).
1971: El castillo de la pureza (y coguión).
1973: El Santo Oficio (y coguión).
1975: Foxtrot (y coguión).
1976: Lecumberri (El palacio negro) (Documental largo).
1977: El lugar sin límites (y guión); La viuda negra.
1978: Cadena perpetua (y coguión); La tía Alejandra (y coguión).
1979: La ilegal.
1980: La seducción (y coguión).
1981: Rastro de muerte.
1984: El otro.
1985: El imperio de la fortuna.
1988: Mentiras piadosas.
1991: La mujer del puerto.
1993: Principio y fin.
1994: La reina de la noche.
1996: Profundo carmesí.
1998: El evangelio de las maravillas.
1999: El coronel no tiene quien le escriba.
2000: La perdición de los hombres.
2002: La virgen de la lujuria.

Bibliografía.

  • GARCÍA RIERA, E.: Arturo Ripstein habla de su cine con Emilio García Riera, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 1988.

  • PÉREZ ESTREMERA, M.: Correspondencia inacabada con Arturo Ripstein, Huesca: Festival de Cine de Huesca, 1995.

Autor

  • Emilio C. García Fernández