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HistoriaPolíticaBiografía

Prodi, Romano (1939-VVVV)

Romano Prodi

Economista y político italiano, nacido en Scandiano (Reggio Emilia) el 9 de agosto de 1939. Primer ministro italiano entre mayo de 1996 y octubre de 1998, presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004 y presidente del Consejo de Ministros de Italia entre mayo de 2006 y mayo de 2008 (en funciones desde enero).

Destacó por sus lúcidos y acertados análisis de la situación económica italiana, en general, y la de la industria en particular, y entró en contacto con el mundo de la política al ser nombrado ministro de Industria durante el gobierno de Giulio Andreotti, en 1978. Representante destacado de la izquierda democristiana italiana, el profesor, como se le empezó a llamar en Italia, lideró la coalición de centro-izquierda denominada El Olivo, que ganó las elecciones generales el 21 de abril de 1996 frente al Polo por la Libertad, coalición de centro derecha liderada por Silvio Berlusconi. Idéntico resultado se produjo diez años después cuando ambos candidatos se disputaron la jefatura del Gobierno en las legislativas de 2006.

Nacido en el seno de una familia de clase media, el perfil cultural de Prodi se correspondía con el perfil medio de la que era su región natal, donde la pequeña y mediana empresa tenían un peso decisivo y la estabilidad política era un objetivo permanente. Se formó en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, donde realizó estudios de Jurisprudencia y Economía y se graduó en 1961. Brillante estudiante, completó esta formación durante los dos años siguientes en la London School of Economics, prestigioso centro donde se doctoró con una tesis titulada El proteccionismo en la industria Italiana. La influencia que sobre él ejerció otro académico demócrata-cristiano, Nino Andreatta, le situó en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia, donde participó junto a otros jóvenes economistas en la formación del grupo denominado Escuela de Bolonia.

Desde un primer momento destacaron los serios trabajos de Prodi, principalmente los análisis sobre el desarrollo industrial italiano, tema que ya había afrontado en su tesis; en 1967 se publicó su estudio Sobre la Competencia Dinámica y poder del Mercado y Política industrial y fusiones de empresa, obras de gran difusión que le dotaron de gran prestigio y facilitaron el desarrollo de su carrera como docente en centros de estudio tan importantes como la Universidad de Trento, en 1973, o la Universidad de Harvard, en 1974.

Tras esta primera fase básicamente académica, entró en contacto con la editorial Il Mulino, entidad de la que se convirtió en presidente, al tiempo que dirigía la revista Industria perteneciente a la misma empresa. Pronto se convirtió esta editorial en el centro de reunión de intelectuales de distinto signo político, interesados todos ellos en promover el diálogo laico-católico, objetivo de la izquierda democristiana, que era directamente rechazado por los sectores más conservadores.

Hasta 1978, Prodi se mantuvo al margen de cualquier cargo político. Sin embargo, ese mismo año, y animado por el que fue líder de la democracia-cristiana de izquierdas durante las décadas de los años setenta hasta los ochenta, Ciriaco de Mita, aceptó la cartera de Industria que le ofreció el gobierno de Giulio Andreotti. Ocupó dicho ministerio durante un año y medio aproximadamente, durante el cual encontró numerosas dificultades en el desarrollo de su programa debido a la oposición que, desde el principio, encontró entre las clásicas familias de las finanzas italianas. A pesar de ello, volvió a formar parte del gobierno en 1981, año en el que también fundó Nomisma, centro de estudios económicos que inmediatamente alcanzó un enorme prestigio.

Internacionalmente, el reconocimiento de Romano Prodi como gran economista y analista político se plasmó en el encargo que recibió por parte distintas organizaciones internacionales para elaborar múltiples informes. Uno de estos informes se centraba en España y hacía referencia a los obstáculos y problemas que podían derivarse de su adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE). En este sentido, también colaboró como asesor del Papa Juan Pablo II en asuntos relativos a la economía de los países de Europa Central y Oriental, aunque ésta es una de las funciones menos conocidas de las realizadas por Prodi.

Durante la década de los años ochenta y principios de los noventa, Romano Prodi repitió en varias ocasiones su puesto de presidente del Instituto para la Reconstrucción Industrial (IRI), en el cual se agrupan las empresas públicas italianas. Por primera vez fue nombrado para dicho puesto en 1982, momento en el que la deuda contraída, tras una desastrosa administración de este organismo, había desbordado cualquier tipo de previsión. El IRI, constantemente enfrentado a las empresas de capital privado, acusado de competencia desleal y salpicado de numerosos casos de corrupción, sufrió una verdadera metamorfosis durante la dirección de Prodi. En 1988, seis años después de ocupar el puesto, el grupo de empresas IRI mantenía unos beneficios de seiscientos veinticinco millones de dólares, es decir, unos ochenta mil millones de pesetas. El único punto negro que seguía manteniéndose era la enemistad y el enfrentamiento con los grandes industriales, recelosos del férreo control que Prodi había ejercido indirectamente sobre ellos al controlar Mediobanca, entidad financiera utilizada por Fiat, Pirelli y otros grupos empresariales importantes del país.

En 1993, el entonces primer ministro Azeglio Ciampi volvió a requerir a Prodi para ocupar el mismo puesto. En esta ocasión el programa de Prodi se dirigió, principalmente, hacia un objetivo: evitar que los holdings financieros coparan la privatización de empresas públicas. Romano Prodi se mantuvo firme en el puesto hasta el momento de la ascensión de Silvio Berlusconi como jefe de gobierno, momento en el cual prefirió dimitir, sin que por ello abandonase la política.

Personalidades políticas tan señaladas como Giovanni Bianchi, Beniamino Andreatta y Nicola Mancino vieron en Romano Prodi al candidato perfecto que, liderando la coalición de centro izquierda El Olivo, podía enfrentarse y vencer en las elecciones de abril de 1996 a la coalición conservadora de centro derecha liderada por Silvio Berlusconi, conocida como Polo por la libertad y cuya formación política más importante era el Partido Popular Italiano, PPI. Prodi alcanzó una notable victoria en estos comicios, mucho más amplia de lo esperado, por lo que recibió el encargo del presidente de la República Italiana, Oscar Luigi Scalfaro, de formar un nuevo gobierno. El Olivo agrupaba a los ex-comunistas del Partido Democrático de la Izquierda, a los democristianos del Centro Cristiano-Demócrata y a la recientemente estrenada formación de Lamberto Dini, Renovación Italiana. En las elecciones señaladas del 21 de abril, esta coalición obtuvo el 41,2%25 de los votos, un 5%25 más de los obtenidos por la coalición Polo de la Libertad de Silvio Berlusconi y Gianfranco Fini.

El PDS fue el partido más votado con el 21,1%25, seguido por Forza Italia con el 20,6%25 y la posfascista Alianza Nacional con el 15,7%25. En cualquier caso, el resultado más sorprendente en el panorama político fueron los 10,4%25 votos que, a nivel nacional, obtuvo la Liga Norte. El nuevo gobierno formado tras dichos resultados quedó compuesto mayoritariamente por ex-comunistas del PDS, que acapararon un significativo número de carteras ministeriales. Como vicepresidente se designó a Walter Veltroni. La cartera de exteriores fue asignada a Lamberto Dini, y otro antiguo jefe de gobierno, Carlo Azeglio Ciampi, ocupó el Ministerio de Tesoro y Presupuestos. La cartera de Interior fue para el ex-comunista Giorgio Napolitano y el juez director de la campaña Mani pulite (Manos limpias) se hizo cargo de la cartera de obras públicas.

Durante la campaña electoral, Prodi recibió el apoyo de las masas populares y de otros sectores, como, por ejemplo, un amplio sector de la intelectualidad encabezada por Umberto Eco y Norberto Bobbio, que afirmaron que la única posibilidad de reformar el Estado y dignificar las estructuras de poder y la función pública podía provenir de la coalición El Olivo, pues la vida política italiana se había visto salpicada en los últimos tiempos, sobre todo en la etapa de Silvio Berlusconi, por unos incesantes casos de corrupción pública a todos los niveles, que habían situado las estructuras del Estado italiano al borde del abismo.

Además de los problemas señalados, y tan importante como ellos, la cuestión de la identidad nacional Italiana había resurgido con fuerza. Prodi, en este sentido, presentó un programa en el cual el federalismo era la única fórmula que, desde su punto de vista, podía solventar el problema.

La política económica practicada, como ocurría en los distintos países de la Unión Europea, tenía como objetivo básico y fundamental cumplir las exigencias determinadas en el Tratado de Maastricht de 1992, principios de convergencia necesarios para acceder a la última fase de integridad económica, con la implantación de la Unión Económica y Monetaria, UEM. Durante la campaña electoral, Prodi prometió, a pesar de la difícil situación económica del país, situar a Italia dentro del grupo de los elegidos en la primera fase de la UEM, como así ocurrió en mayo de 1998.

Dentro de este mismo ámbito de la Unión Europea, Prodi aseguró en la cumbre de Cardiff, que reunió a los jefes de Estado y de gobierno de los países miembros, que abandonaría la agrupación del Partido Popular Europeo si se admitían en el Parlamento de Estrasburgo los veinte eurodiputados representantes de Forza Italia, como pretendían el presidente del gobierno de España, José María Aznar, y el canciller alemán Helmut Kohl. Éstos defendían el ingreso de los miembros de Forza Italia como medio de ganar fuerza en el Parlamento Europeo frente a la agrupación parlamentaria socialista. Para ambos líderes, Prodi ocupaba una posición ambigua, puesto que lideraba una coalición de centro-izquierda en Italia, formada en su mayoría por ex-comunistas, y sin embargo en el ámbito europeo se alineaba con los conservadores más moderados.

Romano Prodi presentó su dimisión al presidente de la República Oscar Luigi Scalfaro en octubre de 1997, que no aceptó aunque si lo hizo un año después; fue sustituido por Massimo D’Alema. Tras 876 días en el poder, el gobierno progresista de Romano Prodi se convertía en el segundo más longevo de la historia de la República italiana. El primero seguía siendo el de Bettino Craxi (1983-1986).
Desde el mismo momento de su dimisión, su nombre apareció como principal candidato a la presidencia de la Comisión Europea. La adelantada dimisión del luxemburgués Jacques Santer, el 15 de marzo de 1999, obligó a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a precipitar un nombramiento que estaba previsto para el mes de junio, tras las elecciones al Parlamento. El 24 de marzo, durante la cumbre de Berlín, los Quince acordaron su nombre para encabezar el primer ejecutivo comunitario del próximo milenio. Poco después, el 5 de mayo de 1999, el pleno del Parlamento Europeo aprobó, por abrumadora mayoría, su nombramiento como presidente de la Comisión Europea, en sustitución de Jacques Santer. Prodi, que accedió a la presidencia de la Comisión Europea en pleno conflicto de Kosovo, debía recuperar la tradicional alianza entre el Europarlamento y la Comisión y conducir la reforma interna de esta institución, manchada por acusaciones de fraude y nepotismo.

Su gestión estuvo marcada por la apertura institucional de la UE a los países del Este y el calendario de ampliación que, efectivo en mayo de 2004, convirtió el club de los quince en "la Europa de los 25". La introducción física del euro y el acuerdo sobre la Constitución también se sumaron como grandes conquistas de su mandato. Finalizado el quinquenio, Prodi pronunció su último discurso ante la Eurocámara el 13 de octubre de 2004 y fue sustituido por el portugués Durão Barroso. Poco después de abandonar Bruselas, regresó de inmediato a la política doméstica para asumir el liderazgo de una nueva alianza de fuerzas progresistas con la que, de cara a los comicios legislativos de 2006, presentar batalla al primer ministro italiano Silvio Berlusconi.

Romano Prodi celebrando su victoria en los comicios del 2006.

El camino de Prodi hacia la jefatura del Ejecutivo italiano arrancó el 17 de octubre de 2005 con un triunfo aplastante en las elecciones primarias del centro-izquierda. El 74,1%25 de los votantes eligió su candidatura. Las legislativas de abril de 2006, unas de las más reñidas de la historia, volvieron a colocar a Prodi en la dirección del Gobierno italiano. Al frente de La Unión, una amplia coalición de centro-izquierda [El Olivo y otros grupos izquierdistas], logró una ajustada victoria frente a la conservadora Casa de las Libertades [Forza Italia, Alianza Nacional, UDC, Liga Norte y otros partidos derechistas] de su histórico rival y primer ministro saliente, Silvio Berlusconi. La Unión conquistó 348 escaños en el Congreso y 158 en el Senado, frente a los 281 diputados y 156 senadores de la Casa de las Libertades. [La confirmación de los resultados se demoró hasta que se contabilizaron los votos de los residentes en el extranjero].

El 16 de mayo de 2006, el nuevo presidente de la República, Giorgio Napolitano, encargó a Prodi la formación de Gobierno.

Romano Prodi perdió el 23 de enero de 2008 una batalla decisiva en el Senado para su continuidad en el cargo, y presentó su dimisión 20 meses después de su toma de posesión. Con 156 votos a favor y 161 en contra, el Senado rechazó la moción de confianza que Prodi había pedido tras la salida de la coalición de Gobierno del pequeño partido democristiano Unión Demócratas para Europa (Udeur) del ex Ministro de Justicia, Clemente Mastella, investigado por corrupción.

En abril de 2008 Romano Prodi se despidió de la política activa en Italia, de la que fue uno de sus protagonistas durante más de una década, después de presidir dos breves gobiernos, 1996-98 y 2006-08, y haber sido el histórico rival de Silvio Berlusconi. El adiós del "professore" tuvo un gusto amargo para él, después de que su gobierno cayera por el enfrentamiento entre los aliados de la coalición de centro-izquierda y la traición de algunos de ellos, que le retiraron su apoyo en el Senado y le hicieron perder el voto de confianza.

Sin embargo, se batió hasta el último momento por mantener en pie su compleja coalición de 16 partidos y siempre mantuvo, a pesar de las evidentes divisiones internas y la parálisis consiguiente, que su Gobierno era un proyecto para cinco años. "He acabado con la política italiana", anunció el 9 de marzo, agregando como hombre optimista que "el futuro es siempre bello", y que "el mundo está lleno no sólo de ocasiones sino también de deberes, y hay mucha gente que espera una palabra de paz y de ayuda".

Las elecciones celebradas el 13 de abril de 2008 dieron el triunfo a Silvio Berlusconi. Prodi se mantuvo en las funciones de Presidente del Consejo hasta la toma de posesión del nuevo mandatario. Tres días después, el 16 de abril de 2008, Prodi hizo efectiva su dimisión como primer ministro, durante la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en Nueva York.

En los últimos años, ha pronunciado conferencias por distintas universidades y ha colaborado y escrito varios libros. Prodi ha sido nombrado miembro honorario de la London School of Economics and Political Science (1989) y miembro honorario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España (1997). En mayo de 1999 obtuvo el Premio Schumpeter de la Sociedad Schumpeter de Viena. Además, ha recibido numerosos reconocimientos académicos honorarios alrededor del mundo.

Autor

  • Eva Mª De Miguel Ceballos / Isabel Sánchez Calvo