Prado, Pedro (1886-1952).
Escritor chileno, nacido en 1886 y muerto en 1952 en Viña del Mar; está considerado, junto a Carlos Pezoa Véliz, como el escritor más importante de la primera mitad del siglo XX. Su padre fue el médico Absalón Prado y su madre Laura Clavo Mackenna. Ésta murió muy joven, en 1888, cuando el futuro poeta apenas tenía dos años de edad; por este motivo, Prado vivió muy unido a su padre, quien lo formó con amor y rectitud. Sus estudios los realizó en el Instituto Nacional y luego en la Universidad de Chile en la carrera de Arquitectura, profesión que ejerció sin titularse. Estudió también pintura. Cuando tenía veinte años murió su padre. Fue en esta época cuando viajó por el norte de Chile y el sur de Argentina. Al año siguiente se casó con Adriana Jaramillo, con quien tuvo nueve hijos. Ambos fijaron su residencia en una vieja casona de la calle Mapocho, que después serviría de refugio a “Los Diez”, una agrupación de artistas -escritores, pintores, músicos, arquitectos y críticos literarios- dedicada al estudio y creación de arte, y de la cual Prados era jefe.
Sustentado por una herencia considerable y bien manejada, Prado aseguró su vida material y la de su familia y se dedicó a recorrer el país. Asistió a Congresos Estudiantiles en Buenos Aires y Lima, representó a Chile en la celebración del Centenario de la Independencia de Bolivia en 1925, y desempeñó el cargo de Embajador en Colombia entre 1927 y 1929. Estuvo en Europa entre 1935 y 1936. Sucedió a Joaquín Díaz Garcés en la Dirección del Museo de Bellas Artes. En medio de todas estas actividades desarrolló su carrera de escritor que, además de sus obras, incluyó el Premio Roma de la Embajada de Italia en 1934 y el Premio Nacional de Literatura en 1949. Fue designado miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Ejerció como Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile. Gabriela Mistral lo consideró líder de una generación cuya influencia se extendió, fundamentalmente, entre 1915 y 1924.
Era un hombre que sufría de afasia, por lo que tartamudeaba y, en ocasiones, no podía pronunciar palabra que se entendiera. A los cuarenta y seis años de edad sufrió los primeros ataques de esclerosis y estuvo por largas temporadas privado del uso de algunos miembros. Falleció en Viña del Mar en 1952.
Naín Nómez afirma de él que: “En su obra poética se inició con el verso libre y pequeñas parábolas y luego se decidió por el soneto. Se distinguió por la gravedad del estilo y la hondura de sus temas, especialmente el amor sensual, filial y divino. Es de los más destacados sonetistas de la literatura chilena.” Sus primeras publicaciones fueron tres cuentos: Cuadro de Estilo o El Inválido, que apareció en El Independiente en 1905 y Cuando se es pobre y La reina maga, en Zig Zag al año siguiente. Colaboró en Juventud de la Federación de Estudiantes y publicó la revista La Universidad. En 1910 sacó el primer número de la Revista Contemporánea, que incluiría cuatro números más. Su primer libro, Flores de Cardo, fue un rechazo al modernismo imperante; apareció en 1908. En él se usa el verso libre por vez primera. En 1912, con La Casa Abandonada. Parábolas y Pequeños Ensayos, introdujo los poemas en prosa, rompiendo la tradición versificada de la poesía. En ellos pueden encontrarse profundas reflexiones, relatos delicados y didácticos, etc. En 1913 publicó El Llamado del Mundo. En 1914 La Reina de Rapa Nui, donde, con la apariencia de una sencilla historia de amor, se presentan elementos del folklore isleño pascuense. En 1915 publica, en prosa, Los Pájaros Errantes y, ese mismo año, apareció Los Diez, conjunto de breves ensayos o parábolas. Ensayos Sobre la Arquitectura y la Poesía apareció en 1916. Otros relatos de este tipo, con distinta temática, aparecieron en la prensa de la época.
Su obra más importante fue Alsino (1920). Es tal vez la única que instauró un mito en el país: un pequeño niño campesino sueña con volar; se lanza de un árbol y, producto del golpe, le crece una joroba en la espalda de la cual le nacen unas alas que harán posible su anhelo. Es una historia escrita en prosa pero cargada de un lenguaje poético y simbólico, con un plano mítico y filosófico muy relevante. Su autor lo llamó “poema novelesco” y narrará los sueños, amores y tristezas de Alsino, el pequeño protagonista. El vuelo dará paso a la observación y descripción del espacio geográfico, donde la naturaleza juega un importante papel. Al año siguiente de la publicación de este texto saldrá a la luz Las Copas y, en 1924 apareció Un Juez Rural, novela de corte realista-costumbrista y, en alguna medida, autobiográfica en los espacios físicos y en los tipos humanos presentes en sus páginas. Muestra las reflexiones que hace el autor sobre el sentido de la justicia y la extensión de sus consecuencias.
El resto de su producción está representada por Androvar de 1925, los sonetos de Camino de las Horas de 1934, Otoño en las dunas de 1940, Esta bella ciudad envenenada de 1945, No mas que una rosa, publicada en 1946, Viejos poemas Inéditos de 1949 y Las estancias del amor del mismo año.
