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CineBiografía

Pontecorvo, Gillo (1919-2006).

Director de cine italiano, nacido en Pisa (Italia) el 19 de noviembre de 1919, y fallecido en Roma, el 13 de octubre de 2006.

Vida

Debido a la influencia ejercida por su hermano, un eminente ingeniero atómico, Gillo Pontecorvo se licenció en Química, aunque de inmediato rechazó la perspectiva de poner en práctica sus recién estudiados conocimientos teóricos y optó por ejercer el periodismo. Fue enviado a Francia como corresponsal de diversos periódicos y revistas, y allí comenzó a sumergirse en los ambientes cinematográficos. El realizador Yves Allegret le contrató como ayudante de dirección, y ocasionalmente como actor, pero su vinculación al periodismo le hizo plantearse la posibilidad de dedicarse al cine documental, género que siente muy próximo a sus verdaderos intereses personales. De vuelta a Italia compra una cámara de 16 milímetros y empieza a rodar reportajes. Asentado ya como documentalista, con cerca de quince películas en su haber, el prestigioso reportero cinematográfico Joris Ivens le ofreció participar como codirector de un filme de ficción en episodios, La rosa de los vientos. El capítulo dirigido por Pontecorvo refleja a las claras aspectos que seguirán apareciendo en su filmografía posterior, como su deseo de contar historias de marcados tintes políticos y donde las situaciones polémicas se presentan como un debate dialéctico de los personajes. En este caso, entre una trabajadora italiana que participa en la ocupación de una fábrica y su compañero sentimental, militante de izquierdas pero que reacciona de forma machista ante la actitud reivindicativa de su amada.

Su carrera se ha caracterizado por esa adscripción al cine de denuncia que tanto influyó sobre todo durante los años sesenta, pero, a diferencia de otros colegas, Gillo Pontecorvo pretendió mantener un cierto distanciamiento con lo narrado, de manera que el espectador contemple las imágenes como hechos objetivos. Mientras que su anterior trabajo como periodista aflora en las grandes dosis de documentación histórica que llevan detrás sus largometrajes, lo cual provoca de rebote que nunca se de prisa en realizar una película, sino que elija un tema concreto y lo prepare concienzudamente.

Dichas pretensiones de fidelidad a los acontecimientos reales y de ausencia de maniqueísmo político se demuestran, sin embargo, falsas. Su primera obra, Prisioneros del mar, relataba ya la dura vida de los pescadores sin escatimar los detalles sobre la explotación en que desarrollan sus condiciones de trabajo. Kapó se centraba en los campos de concentración nazis, en un intento por recordar el genocidio padecido por los judíos. O, en fin, La batalla de Argel, obra que le lanzó a la fama internacional, mostraba con cierta simpatía la lucha de los argelinos por la independencia.

Queimada supuso un giro en su carrera, por cuanto pasó de trabajar con una mayoría de actores no profesionales, reclutados en los lugares donde rodaba, a que intérpretes de la talla internacional de Marlon Brando o Francisco Rabal protagonizasen sus películas. Además, la ficción pura fue ganando terreno a lo que antes eran imágenes documentales o docudrama. Sin embargo, sus películas continuaron suscitando la polémica internacional incluso cuando le ofrecieron encargos, caso de Operación Ogro, donde se describen minuciosamente los preparativos del atentado de ETA contra el Almirante Carrero Blanco. Acusado tanto de apologista del terrorismo como de reaccionario (según esas afirmaciones vengan de intelectuales de derechas o de izquierdas), en su obra se defiende el derecho a la emancipación de los pueblos, sea Argelia, el País Vasco o los esclavos negros.

Apartado de la realización cinematográfico desde finales de los años setenta, retornó en 1996 con dos películas, Festival y The stupids. Ha presidido entre 1992 y 1996 la Mostra de Venecia, uno de los más importantes festivales cinematográficos del mundo y desde cuya plataforma defendió con ardor el proteccionismo cultural frente a la industria norteamericana.

Gillo Pontecorvo falleció en la madrugada del 13 de octubre en Roma, a los 87 años de edad.

Filmografía

Cortometrajes.
1953: Porta portese.
1954: Uomini di marmo; Cani dietro le sbarre; Festa a Castellucio.

Mediometrajes.
1953: Missione Timiriazev.
1960: Pane e zolfo.

Largometrajes.
1956: La rosa de los vientos [cod.].
1957: Prisioneros del mar.
1960: Kapó.
1965: La magia.
1966: La batalla de Argel.
1968: Queimada.
1979: Operación Ogro.
1996: Festival. The stupids.

La batalla de Argel [película]

Película italo-argelina del año 1966. Título original: La battaglia di Algeri.

Argumento

Argel, 7 de octubre de 1957. Alí La Pointe aguarda en un escondrijo a ser capturado por la policía francesa, y mientras tanto rememora la historia de su vida. De pequeño fue delincuente, pero al salir de la cárcel tomó conciencia política y se afilió al Frente de Liberación Nacional argelino, del que llegaría a convertirse en uno de los principales líderes. La lucha de los argelinos por la independencia les ha llevado a cometer actos terroristas en los que incluso participa la mujer de Alí, pero los colonizadores franceses van acorralando poco a poco a los rebeldes en la Kasbah. Alí intenta reconstruir las maltrechas fuerzas independentistas, aunque la traición de uno de sus hombres será fatal para sus intereses. No obstante, Argelia acabará consiguiendo su independencia el 5 de julio de 1962.

Comentario

En plena efervescencia de un cine de denuncia político, que suscitaría un encendido debate entre los profesionales del audiovisual, La batalla de Argel se constituyó en una película mítica. Durante los años sesenta surgieron numerosos largometrajes de marcados componentes ideológicos y fue Italia el país donde con mayor continuidad e interés se produjo este género de filmes. Hablar de los problemas políticos actuales, o de sucesos históricos que explicarían la realidad del futuro, se convirtió en el vehículo para plantear debates ideológicos que se juzgaban inaplazables. Herederos en cierta medida del neorrealismo italiano, estos filmes analizaban un acontecimiento con el objetivo de que el espectador se sintiese conmovido en la butaca y saliera a la calle a protestar, al tiempo que los gobiernos represores montaban en cólera.

Todo eso lo lograría La batalla de Argel, pese a dos evidentes singularidades. Por un lado, reflejar un conflicto lejano visto desde Europa, el de la lucha guerrillera por la independencia de Argelia que se libró entre el ejército francés y los comandos terroristas del Frente de Liberación Nacional. Por otro, abordarlo con un presunto tono objetivo, que huía del maniqueísmo en la presentación de los personajes. Pero aunque se deje claro que las bombas no distinguen entre izquierdas y derechas, ni entre opresores y oprimidos, sino que matan y hieren a muchos inocentes de ambos bandos, existe una corriente de simpatía hacia los argelinos que luchan por la independencia. Hecho que favoreció el acercamiento al público, que Pontecorvo intentaba fuese agitado con el objetivo de que iniciara sus protestas ante los organismos internacionales.

El guión fue concebido como si La batalla de Argel se tratase de una ficción, dado que su director deseaba darle dramatismo a una historia épica. No obstante, la idea posterior era rodarla con tono documental, reconstruyendo las situaciones gracias a actores no profesionales que vivieron los hechos. Así, acabaría siendo filmada en escenarios naturales con la participación de casi toda la Kasbah principal de Argel.

Dicho intento de llevar a la ficción unos acontecimientos verdaderos, que se narraban con óptica documental, obtuvo un enorme éxito. Las escasas críticas se centraron en la ausencia de un análisis marxista de la guerra de independencia argelina, por lo que incluso se le calificó de sutilmente reaccionario. Con todo, La batalla de Argel trascendía su objeto inmediato de estudio, ahondando en el género político de manera escueta y sensible. El máximo galardón del Festival de Venecia premiaría este singular largometraje, que pese a todo tardó en ser estrenado en varios países a causa de la censura.

Ficha técnico-artística

Nacionalidad: Italia-Argelia.
Producción: Igor Films, Casbah Film.
Director: Gillo Pontecorvo.
Guión: Franco Solinas, Gillo Pontecorvo.
Fotografía: Marcello Gatti.
Música: Gillo Pontecorvo, Ennio Morricone.
Intérpretes: Yacef Saadi, Brahim Haggiag, Jean Martin, Tommaso Neri, Mohamed Ben Kassen, Fawzia El Kader, Michele Kerbash.
Duración: 135 minutos.
Procedimiento: Blanco y negro.

Autor

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