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HistoriaPolíticaBiografía

Ordoño II. Rey de León y Asturias (ca. 871-924)

Segundo rey de León desde el año 914 hasta la fecha de su muerte. Nacido aproximadamente en el año 871 y muerto en Zamora en torno al 20 de junio de 924.

Síntesis biográfica

Hijo de Alfonso III el Magno a pesar haber nacido en segundo lugar fue asociado al trono asturiano en el año 897, tras ser nombrado gobernador de Galicia, donde realizó una importante labor en nombre de su padre y emprendió una victoriosa campaña en la Bética frente a los musulmanes en el 908. En el año 909 el rey Magno renunció al trono, tras la sublevación del futuro García I en Zamora, lo cual provocó que Ordoño se convirtiera en el rey de Galicia, aunque no asumió el trono de forma oficial hasta que no se produjo la muerte de su padre un año después. Los años siguientes las relaciones con su hermano García I se vieron seriamente deterioradas, aunque en todo momento contó con el apoyo de la nobleza gallega, que siempre se plegó a sus deseos. Tras la prematura muerte de García I, en el 914, Ordoño fue llamado por los notables del reino leonés para que se hiciera cargo del poder, petición que fue aceptada por el monarca, aunque tardó en ser proclamado rey, debido a una enfermedad que contrajo en la última campaña que había dirigido por tierras extremeñas. Desde su llegada al trono, Ordoño llevó a cabo importantes donaciones tanto a la iglesia compostelana como a la diócesis de León y además dedicó especial atención, al igual que su padre, a la fundación de monasterios y a la reconstrucción de iglesias. Hombre de espíritu guerrero dirigió importantes campañas por tierras musulmanas en solitario y en compañía del monarca Navarro Sancho I Garcés, que le llevaron a obtener sonadas victorias como la de Castro Muros o la de Nájera, aunque sufrió importantes derrotas en las batallas de Mutonia y de Valdejunquera.

Biografía

Hijo del monarca asturiano Alfonso III el Magno y de la esposa de éste, Jimena, fue bautizado con el nombre de Ordoño en honor a su abuelo paterno, el también monarca astur Ordoño I. Desconocemos a ciencia cierta el lugar y la fecha de su nacimiento, aunque parece probado que éste fue el segundo hijo de Alfonso III, ya que en toda la documentación que se conserva del reinado de su padre en la que aparece su firma, ésta se encuentra detrás de la de su hermano García. Gracias a su elevada condición debió recibir una educación esmerada, siendo sus primeros preceptores casi con toda seguridad clérigos. Así aunque los cronistas no se ocuparon de estos aspectos, algunos investigadores opinan que Ordoño debió destacar muy pronto en la corte de su padre por su gran inteligencia, motivo por el cual el monarca nunca ocultó la especial predilección que sintió hacia él.

La primera referencia clara que encontramos sobre Ordoño en las fuentes escritas data del año 879, cuando éste contaba aproximadamente con 8 años. En ellas se recoge que Alfonso III tras llegar a un acuerdo con la noble familia de los Banu Qasi, cedió la custodia de su hijo ad nutriendum a los descendientes de Musa Ibn Musa (800-862), Ismail y Fortún. Ordoño residió en la ciudad de Zaragoza durante tres años y aunque ignoramos cuales fueron sus actividades en la mencionada ciudad, su traslado debió causarle una enorme impresión debido a su corta edad. Pasado este periodo, una vez rotas las relaciones entre Alfonso III y los hijos de Musa, Ordoño regresó a la corte asturiana, donde fue un miembro destacado del séquito de su padre, ya que su firma aparece con frecuencia en la documentación de la época.

Los años siguientes los progresos de Ordoño, que debió completar su formación tras iniciar su adiestramiento militar, debieron ser muy notables, puesto que fueron capaces de convencer al propio Alfonso III de la necesidad de otorgarle mayor número de responsabilidades, en detrimento de su hermano mayor, el futuro García I, que siempre sintió celos por las atenciones que el monarca le prodigó. Así aproximadamente en el año 896 Ordoño contrajo matrimonio con Elvira Menéndez, la cual pertenecía a una de las familias gallegas más importantes de la época, y poco después, en el año 897, fue nombrado por su padre gobernador de Galicia. Dicho nombramiento, ha sido considerado tradicionalmente por los investigadores como prueba irrefutable de los deseos de Alfonso III de asociar a su hijo al trono, puesto que desde los tiempos de Ramiro I, el cargo de gobernador de Galicia había sido ocupado por el heredero a la corona.

Ordoño que desde su llegada a Galicia demostró, en opinión de todos los cronistas, sus grandes dotes como gobernador, fue capaz de imponer su autoridad en el territorio y sometió al pago de tributo a todas las ciudades, ganándose además el respeto y el cariño de todos sus súbditos, puesto que según nos indica la Crónica Silense: "Era prevenido en la guerra, justo y clemente con su súbditos y muy caritativo con los pobres, misericorde y piadoso y de notoria honestidad en el gobierno del reino". Por tanto podemos afirmar que Ordoño en ningún momento encontró dificultades para ejercer su cargo, motivo por el cual hacia el año 908 dirigió una expedición militar en contra de los musulmanes de la Bética, en la que consiguió un importante botín, gracias a que asoló prácticamente la ciudad de Regel y sus territorios circundantes.

Ignoramos el papel que jugó Ordoño en la rebelión que encabezó su hermano García en el año 909, que obligó a Alfonso III a abandonar el poder, ya que si bien parece demostrado que no participó directamente, tampoco hizo nada por evitarla, lo cual enturbió las relaciones que mantenía con su padre, aunque muy pronto ambos se congraciaron. De este modo, que no participara en los hechos no implicó que no se beneficiara de las acciones de su hermano, ya que el 7 de junio del año 910 se reunió en Lugo con todos los condes gallegos para que le juraran lealtad. Pero al igual que sus hermanos, a pesar de que de facto fue rey de Galicia desde la renuncia de su padre, no adoptó oficialmente el título hasta la muerte de éste, el 10 de diciembre del año 910, aunque en ocasiones podemos percibir en la documentación que se intenta eludir los termino formales que explican su condición. Durante sus años como monarca en Galicia, Ordoño no cambió los parámetros que había regido su política hasta entonces, ya que como se ha afirmado anteriormente todos los nobles del territorio acataron sus ordenes. Así se llevó a cabo sin problemas la reconstrucción y repoblación de la ciudad de Lugo y fueron frecuentes las donaciones realizadas por los monarcas a la iglesia compostelana. Además animado por el éxito de su anterior campaña, en el año 913 inició una nueva expedición militar por tierras de al-Andalus, que en esta ocasión le llevó a Extremadura, concretamente a la ciudad de Evora, donde los ejércitos cristianos obtuvieron una importante victoria. Por lo que respecta a sus hermanos, hay que tener en cuenta que sí bien el futuro Fruela II mantuvo una relación amistosa con Ordoño, García I nunca perdonó a éste que se hubiera proclamado rey de Galicia, por lo que las relaciones entre ambas cortes fueron muy tensas durante estos años.

Tras la muerte de García I, según nos indica la ya citada crónica Silense, Ordoño "Fue unánimemente elegido rey por la asamblea de los magnates, celebrada por los obispos, abades, condes y principales personajes de España". Pero aunque éste ocupó nominalmente el trono desde la muerte de su hermano, ya que al parecer los notables leoneses habían reclamado su presencia en estas tierras; parece demostrado que decidió no acudir inmediatamente a la capital de su futuro reino, ya que en el verano del año 914 realizó una expedición de castigo por tierras de Mérida y Badajoz, como tenía previsto, aunque como novedad pudo incorporar a su ejército un importante contingente de soldados leoneses. Así concluidas las acciones militares con éxito, Ordoño descansó algunos días en Tierra de Campos, tras lo cual en vez de encaminarse a León, como cabría esperar, viajó hasta Compostela, ya que aquejado de fuertes fiebres y temiendo cercano el momento de su muerte, decidió acudir a esta ciudad para solicitar la protección del apóstol Santiago. Finalmente tras quedar totalmente restablecido de su enfermedad, a finales de ese mismo año (914), Ordoño fue coronado solemnemente en la ciudad de León en presencia de algunos de los nobles y obispos más importantes del reino y desde este momento comenzó para los cronistas el cómputo oficial de los años de su reinado. No hay duda que Ordoño desde su llegada al poder contó con el apoyo y la colaboración de los notables del reino, tanto gallegos como leoneses, ya que según dejan traslucir todas las crónicas siempre fue considerado como el heredero legítimo de Alfonso III y por este motivo todos sus súbditos asumieron con total naturalidad, que el nuevo centro de poder se ubicara en la ciudad de León.

Tras quedar instalado en el trono Ordoño II se comprometió a financiar la construcción de una catedral para la capital de su reino, cediendo para ello sus palacios a la sede legionense, y además hizo todo lo posible por reorganizar el territorio de la diócesis, por lo que también financió la reconstrucción de iglesias y conventos. Pero muy pronto estas actividades no fueron suficientes para él, ya que ansiaba entrar en combate nuevamente, por lo que en el año 916 preparó una nueva expedición por tierras extremeñas. Así tras rebasar la línea del Guadiana logró una nueva victoria frente a las tropas de la región, que habían sido reforzadas por un poderoso contingente enviado desde Córdoba. La humillación de los cordobeses fue tal que el emir no tardó en reunir un nuevo ejército, en agosto del año 917, para atacar las fronteras cristianas, pero sus esfuerzos fueron inútiles, ya que Ordoño tras conocer la noticia de la llegada de un ejército enemigo a sus territorios decidió presentar batalla y atacó su campamento instalado en San Esteban de Gormaz o Castro Muros, destruyéndolo casi por completo en septiembre de ese mismo año.

Aprovechando los efectos que las sucesivas victorias obtenidas sobre los árabes habían tenido en la moral de sus hombres, Ordoño decidió en la primavera del año 918 llevar a cabo una nueva campaña en contra de la ciudad de Nájera, en compañía de su aliado el rey Sancho Garcés I de Navarra. Pero en esta ocasión no obtuvo el monarca los resultados que esperaba, ya que tras conseguir un cuantioso botín en Nájera y en Tudela, sus tropas sufrieron un tremendo revés en la batalla de Mutonia. Lejos de desanimarse por la derrota Ordoño organizó una nueva campaña para el mes de octubre del año 919, pero la rápida acción de las tropas musulmanas le obligó a replegarse. Sin embargo a pesar de la victoria de los cordobeses Abd al-Rahman III no estaba dispuesto a tolerar por más tiempo las incursiones del rey de León en sus territorios, por lo que decidió acabar con estos ataques personalmente. Así el 23 de abril del año 920 partió de Córdoba al mando de un poderoso ejército que realizó una brillante campaña por tierras cristianas, enfrentándose finalmente a las tropas de Ordoño y de Sancho Garcés en la batalla de Valdejunquera, donde obtuvo una importante victoria. Pero las pérdidas de los cristianos no debieron ser tan cuantiosas como afirmaron los cronistas árabes, ya que poco tiempo después, ambos monarcas pudieron reorganizar su ejército y marcharon sobre Guadalajara donde lograron obtener un cuantioso botín, tras lo cual Ordoño II partió hacia la ciudad de Zamora, donde a su llegada recibió con gran tristeza la noticia de la muerte de su esposa, la cual había sido la madre de sus 5 hijos: Sancho, Alfonso, Ramiro, García y Jimena.

La pena no impidió a Ordoño II hacerse cargo de los asuntos de Estado y tras estos acontecimientos según nos narra Sapiro en su crónica, marchó a Castilla con el fin de acabar con la rebeldía de algunos condes de este territorio. Así tras llegar a Burgos convocó una reunión en Tejar, lugar donde fueron detenidos poco después los condes Nuño Fernández, Aboldomar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúez, aunque no duró mucho su cautiverio. Por estas mismas fechas contrajo matrimonio por segunda vez el monarca con una joven llamada Aragonta González, la cual fue repudiada poco tiempo después por no ser de su agrado.

Hasta el año 923 no tenemos constancia de que Ordoño II llevara a cabo nuevas campañas militares, aunque como era su costumbre no por ello frenó su actividad. Así aprovechó su visita a tierras gallegas para hacer nuevas donaciones a la catedral de Santiago y dedicó una atención especial a la repoblación de algunos de sus territorios y a la fundación de nuevos monasterios, a los que dotó generosamente. Ordoño finalmente retomó su actividad guerrera a finales del verano del 923, puesto que decidió acudir a Navarra para respaldar al monarca de este territorio, en los planes que tenía de atacar las fortalezas de Viguera y Nájera. Ambos monarcas obtuvieron notables resultados en sus campañas y Ordoño II en agradecimiento por su triunfo llevó a cabo la fundación del monasterio de Santa Coloma. Hay que señalar que las relaciones entre ambos reinos no podían ser más cordiales, por lo que con el fin de estrechar más sus lazos se concertó el matrimonio del monarca con una de las hijas de Sancho Garcés, doña Sancha, la cual se convirtió en su tercera esposa ese mismo año, aunque la unión duró apenas unos meses puesto que Ordoño falleció a principios del verano siguiente (924).

La muerte de Ordoño II se produjo por causas naturales en torno al 20 de junio del año 924, en la ciudad de Zamora, cuando contaba con 52 años. Tras su fallecimiento sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de León, donde fueron enterrados en la iglesia del Salvador que el mismo había mandado construir. Poco días después su hermano Fruela II se proclamó rey, para gran disgusto de sus hijos, que se vieron obligados a refugiarse en Galicia por un tiempo.

Bibliografía

  • CASARIEGO, J. E. Crónicas de los Reinos de Asturias y León. (León, Everest, 1985).

  • FERNÁNDEZ CATÓN, J. M. El reino de León en la alta Edad Media. La monarquía astur-leonesa. De Pelayo a Alfonso VI (718-1109). (León, Taravilla, Impresor, 1995).

  • RODRIGUEZ FERNÁNDEZ, J. Reyes de León: García I (910-914), Ordoño II (914-924), Fruela II (924-925), Alfonso IV (925-931). (Burgos, La Olmeda, 1997).

Autor

  • Cristina García Sánchez