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LiteraturaBiografía

Müller, Heiner (1929-1995).

Dramaturgo alemán, nacido en Eppendorf (Sajonia, en la antigua República Democrática Alemana), el 9 de enero de 1929, y fallecido en Berlín el 30 de diciembre de 1995. Seguidor de los postulados estéticos fijados por Bertolt Brecht, supo llevar a escena los problemas sociales de su época y, al mismo tiempo, recuperar una importante tradición dramática que, a partir de la antigüedad clásica grecolatina, pasa por Shakespeare y Molière para llegar hasta finales del siglo XX.

Poco antes de que acabara la II Guerra Mundial, Heiner Müller fue llamado a filas y movilizado para entrar en combate, de resultas de lo cual acabó siendo capturado por las fuerzas armadas norteamericanas. No fue puesto en libertad hasta el año de 1949, fecha en la que retornó a la que habría de ser muy pronto conocida como la República Democrática Alemana (RDA). Consiguió un trabajo de empleado en una librería, de donde pasó a ejercer el periodismo y, finalmente, a consagrarse de lleno a la escritura dramática, sobre todo a partir del estreno de una de sus piezas más célebres, Diez días que estremecieron al mundo (1957).

Pronto se reveló como un autor polémico, no sólo por sus osados planteamientos escénicos, sino también -y sobre todo- por su visión crítica de ciertos aspectos de la realidad socio-política de su nación. Así, en 1961 vio cómo era prohibida y retirada de la cartelera su obra Los campesinos, cuya representación de la vida rural en la Alemania democrática no encajaba con la imagen idílica que pretendían mostrar las clases dirigentes. Pero, lejos de desanimarse por estas censuras, en 1963 dio por concluida su pieza más ácida y polémica, Der Bau (La construcción), que fue retirada del programa de representaciones cuando ya se habían iniciado los preparativos para su puesta en escena, y que hubo de esperar hasta 1980 para verse sobre un escenario.

Basada en la novela Spur der Steine (Las huellas de las piedras), de Erik Neutsch, La construcción describe los avatares que se dan en una brigada de obreros cuya conciencia socialista aparece en pleno proceso de formación, a través sobre todo de la evolución que va sufriendo uno de ellos. Sujeta a los planteamientos estructurales del mencionado Bertolt Brecht, la obra carece de unidad de acción y exige al espectador que vaya imaginado y reconstruyendo determinadas situaciones. Esta disposición, aparentemente caótica, permite a Müller presentar un largo desfile de trabajadores, burócratas y miembros del partido Comunista, que van exponiendo sus visiones particulares de la situación en la RDA. Naturalmente, las voces disonantes de algunos personajes alarmaron a los dirigentes del partido, y fue el propio líder del país, Erich Honecker, quien decretó su prohibición, alarmado por la presencia sobre la escena de un personaje que encarnaba la peor corrupción del funcionariado.

A partir de entonces, Heiner Müller decidió eludir las censuras del régimen limitándose a llevar a escena adaptaciones de antiguas tragedias griegas. Entre otras muchas piezas de este tenor, fueron muy celebradas sus versiones del Filoctetes, de Sófocles (Philoktet, 1958-1964, estrenada en Múnich en 1968), y del Prometeo, de Esquilo (Prometheus, 1967-68, estrenada en 1969). En la primera de ellas, retoma la historia de Ulises, Filoctetes y Neptólemo, a partir del momento en que este último llega a la isla donde está confiando Filoctetes para conseguir que intervenga junto a Ulises en la guerra de Troya. Al lado de estas adaptaciones de los clásicos griegos, Heiner Müller volvió la vista también hacia el teatro de William Shakespeare y de Molière.

Al retomar su escritura original, ésta se vio enriquecida por el aprendizaje derivado de las susodichas adaptaciones, como ocurre en Hamlet/Hamletmáquina (1989), estrenada después de la desaparición de la República Democrática Alemana. Antes había presentado Germania Tod in Berlin (Germania Muerte en Berlín, 1956-1971, estrenada en 1978), que supone un enfrentamiento cara a cara con su propio pasado y el de su nación, a partir de un montaje de escenas fragmentarias localizadas en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial. Este retorno a la historia de Alemania quedó plasmado también en una obra experimental titulada Vida de Grundling Federico de Prusia, sueño y grito de Lessing (1979).

Finalmente, en 1990 llevó a las tablas su última gran pieza dramática, Deutsches Theater de Berlín, planteada como un réquiem por los teatros de la antigua Alemania Oriental, cuya supervivencia veía cada vez más difícil. Su conocimiento del tema le venía de primera mano, ya que durante muchos años fue director artístico de la compañía teatral del Berliner Ensemble.

Autor

  • JR.