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HistoriaPolíticaBiografía

Mottier, Joseph Paul Yves Roch Gilbert. Marqués de la Fayette (1757-1834).

Militar y político francés, nacido en el castillo de Chavaniac (actualmente Chavaniac-Lafayette, Auvernia) el 6 de septiembre de 1757 y muerto en París el 20 de mayo de 1834. Participó en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos como miembro destacado del Estado Mayor del comandante George Washington y, a su regreso a Francia, se unió a la Revolución Francesa, dirigiendo las milicias parisienses y encabezando la facción liberal de la nobleza durante los dos primeros años del nuevo régimen.

Nació en el seno de una familia noble de rancia estirpe afincada en la campiña auverniense. El conocimiento cercano de la realidad social del campesinado francés le llevó, desde su más temprana juventud, a adoptar los ideales liberales de la Ilustración. Estudió en el Colegio Luois-le-Grand de París y a los quince años emprendió la carrera militar; alcanzó la graduación de teniente en 1776. Heredó una inmensa fortuna y, a la edad de diecisiete años, casó con una hija del poderoso duque de Ayen, matrimonio con el que se integró en los círculos galantes de la corte de Luis XVI.

La lucha por la independencia norteamericana

Sin embargo, su sólida vocación militar y sus ardientes ideales liberales le llevaron a embarcarse en 1777, junto a otros once compañeros, rumbo a Norteamérica, donde hacía más de dos años había estallado la Revolución independentista. En julio de ese año arribó al puerto de Filadelfia y se presentó ante el Congreso colonial para ponerse a disposición de las fuerzas rebeldes. Aunque, en principio, el Congreso mostró grandes reticencias frente a estos "aventureros" europeos, el arrojo de La Fayette en el combate y sus indudables dotes castrenses pronto le convirtieron en pieza clave del sistema militar de las colonias rebeldes. Poco después de su llegada fue nombrado general del Ejército Continental por una resolución especial del Congreso. El 11 de septiembre de 1777 se distinguió en la batalla de Brandywine Creek (Pennsylvania), donde resultó herido, y, el 28 de mayo del año siguiente, dirigió de forma magistral la retirada de su división durante la batalla de Monmouth (Nueva Jersey).

Tras la victoria de los rebeldes en Saratoga (1778), Luis XVI aceptó una alianza con las colonias norteamericanas en su lucha contra Gran Bretaña. La Fayette pasó entonces a ser el mediador por excelencia entre Francia y el mando norteamericano. A comienzos de 1779 viajó a Francia para recabar la ayuda financiera y militar de la monarquía francesa. En abril de 1780 regresó a América para volver a la lucha. Su juventud no le impidió convertirse en uno de los más valiosos colaboradores de George Washington, comandante de las fuerzas rebeldes, con quien trabó una sólida amistad. En 1781 fue nombrado comandante del ejército de Virginia, al frente del cual reveló sus grandes dotes de estratega. Obligó al comandante británico lord Charles Mann Cornwallis a replegar a sus tropas a través de Virginia y, finalmente, le acorraló en Yorktown a fines de julio, poniendo sitio a la ciudad con el apoyo de una flotilla francesa. El 19 de octubre, Cornwallis se rindió. Con ello comenzó a vislumbrarse la definitiva victoria norteamericana sobre el ejército británico.

Por su actuación en la defensa de Virginia, La Fayette recibió el reconocimiento público de Washington, quien le llamó "héroe de dos mundos". Continuó combatiendo hasta el final de la guerra y en 1782 regresó finalmente a Francia, donde fue nombrado Mariscal de Campo por Luis XVI. Regresaría en dos ocasiones a Estados Unidos: durante la primera, en 1784, fue nombrado ciudadano honorario de varios estados de la Unión; durante la segunda (1824-1825) recibió el homenaje oficial del Congreso, que le concedió una pensión de doscientos mil dólares y una enorme parcela de tierra estadounidense.

La Fayette y la Revolución Francesa

Sus años en América fortalecieron sus convicciones republicanas y liberales y le sirvieron como trampolín para emprender una carrera política en Francia que se auguraba prometedora. En 1787 se unió a la Asamblea de Notables que reclamaba la reforma de la monarquía absolutista. Pronto se convirtió en el principal portavoz del partido nobiliario liberal, al tiempo que defendía la tolerancia religiosa y la abolición del comercio de esclavos. En mayo de 1789 participó en los Estados Generales como representante del brazo nobiliario.

Durante las primeras jornadas revolucionarias apoyó las peticiones del Tercer Estado y encabezó la facción minoritaria de la nobleza que se unió a éste el 25 de junio de 1789, dando lugar a la formación de la Asamblea Nacional. El 11 de julio presentó ante esta cámara un borrador de Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, basado en el Declaración constitucional americana. Tras numerosas enmiendas, la Declaración fue adoptada el 27 de agosto de 1789.

El 15 de julio, un día después de la toma de la Bastilla, La Fayette fue elegido comandante de la Guardia Nacional, constituida a partir de las milicias revolucionarias. En un intento por mantener alejada de los organismos de poder a la turbamulta radical, de la que desconfiaba tanto o más que de los realistas, La Fayette sólo admitió en las filas de la Guardia a elementos de la burguesía propietaria. Ello hizo posible que la Guardia Nacional fuera utilizada contra los radicales sans culottes cuando éstos amenazaron con escapar al control de la burguesía y la nobleza revolucionarias. En la Asamblea, La Fayette se unió a la facción feuillant, formada por diputados moderados partidarios de la instauración de una monarquía constitucional. El 6 de octubre de 1789 sus tropas protegieron a los reyes de la multitud enfurecida que asaltó el Palacio de Versalles.

En 1790 La Fayette alcanzó la cúspide de su influencia política. Apoyó las medidas que transfirieron el poder de la nobleza privilegiada a la burguesía enriquecida. Sin embargo, temía que la radicalización democratizadora pusiera en peligro el derecho de propiedad de los económicamente privilegiados. El 17 de julio de 1791 ordenó a la Guardia Nacional abrir fuego contra una multitud que, reunida en el Campo de Marte, exigía la abdicación de Luis XVI. Murieron o resultaron heridas unas cincuenta personas. Este hecho no sólo acabó con su antigua popularidad, sino que, además, le convirtió en enemigo declarado de los radicales jacobinos y sans culottes. En octubre, la presión de éstos sobre la Asamblea le obligó a presentar su renuncia como comandante de la Guardia Nacional.

Al iniciarse la guerra contra Austria volvió al primer plano de los acontecimientos revolucionarios. En diciembre de 1791 fue nombrado comandante del ejército de Metz. Albergaba la esperanza de utilizar su nueva responsabilidad para contrarrestar la influencia creciente de los radicales jacobinos. Pero, cuando estalló la guerra en abril de 1792, su situación era ya muy precaria, debido a la oposición abierta del dirigente jacobino Robespierre, que le acusó de preparar un golpe de Estado contra la Asamblea. Fue destituido, reemplazado por el general Dumouriez y acusado de traición por los jacobinos. Huyó a Flandes, donde fue capturado por el ejército austríaco el 19 de agosto, nueve días después de la caída de la monarquía constitucional.

Durante los siguientes cinco años permaneció encarcelado en distintas prisiones de Austria y Prusia. En 1799, tras el advenimiento de Napoleón Bonaparte, fue liberado gracias a la labor mediadora de su esposa. De regreso en Francia permaneció retirado de la vida pública debido a su oposición al régimen absolutista de Napoleón. Vivió confortablemente en sus propiedades rurales hasta que la caída de Bonaparte y la restauración monárquica de 1815 le abrieron de nuevo las puertas de la política. Durante el reinado de Luis XVIII (1814-1824) ocupó un escaño en la Asamblea Nacional como representante de Meaux. Sus ideales republicanos le llevaron a implicarse indirectamente en los complots carbonarios de la época. Aunque destacó por su sólida defensa del liberalismo político, nunca consiguió recuperar su antigua influencia.

En 1830 se unió al movimiento revolucionario que derrocó a Carlos X e instaló en el trono a Luis Felipe. De nuevo fue nombrado comandante de la Guardia Nacional, pero, después de seis meses, se vio desbordado por los acontecimientos y renunció a su cargo, aunque mantuvo su escaño hasta su muerte. Falleció en París a la edad de 76 años. Sus Memoires, Correspondances et Manuscrits fueron publicadas de manera póstuma.

Liberal moderado, reformista social imbuido de paternalismo aristocrático, férreo defensor de la propiedad y el orden público, La Fayette fue objeto de los ataques de los miembros de su propia clase, que le acusaban de traición, y del odio de los radicales jacobinos, que desconfiaban de su liberalismo moderado. Sin embargo, durante toda su vida fue un firme defensor de las libertades fundamentales del individuo y del régimen constitucional, pese a sus temores respecto a la democracia popular y a su falta de visión política respecto a la evolución de los acontecimientos revolucionarios.

Bibliografía

  • BISHOP, C.: Lafayette: French-American Hero. Champaign (Illinois): Garrad, 1960.

  • MAUROIS, A.: Lafayette in America. Boston: Houghton Mifflin, 1960.

  • RIBADEAUS-DUMAS, F.: La destinée secrète de La Fayette. París: 1972.

Autor

  • Victoria Horrillo LedesmaSagrario Arenas Dorado