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MedicinaPolíticaBiografía

Iturralde, Mateo (1821-1895).

Político, militar, jurista y médico colombiano-panameño, nacido en la ciudad de Panamá el 21 de septiembre de 1821 y fallecido en su lugar de origen el 22 de julio de 1895. Humanista fecundo y polifacético, firmemente comprometido con el devenir histórico de su pueblo, por su constante entrega a la vida pública de su nación está considerado como uno de los próceres que con mayor esfuerzo y acierto contribuyeron a la forja y consolidación de la identidad nacional panameña.

Hombre de vastas inquietudes culturales e innatas dotes intelectuales, recibió desde su temprana juventud una esmerada formación que, andando el tiempo, habría de permitirle destacar en las facetas más variadas de la vida pública. Durante su período de educación secundaria -que transcurrió ligada al célebre Colegio de San Diego, sito en la ciudad de Panamá-, el joven Mateo Iturralde no sólo destacó entre sus condiscípulos por su perfecto aprendizaje de la gramática española y de todos los contenidos específicos de la lengua y la literatura en dicho idioma, sino que se significó también por su especial brillantez en el estudio y dominio de otras lenguas como el latín, el francés y el inglés, idiomas que llegó a conocer con tal perfección que se permitió, en muchas ocasiones, hablarlos en público y traducirlos con notable facilidad.

Alumno aventajado en todos los cursos, puede decirse que durante esta etapa de su formación académica siguió un plan de estudios que hoy denominaríamos "humanístico" o "de letras", vocación que pareció confirmarse cuando pasó a realizar los entonces llamados "Tres Cursos de Filosofía". Pero, una vez finalizados estos estudios secundarios, pasó a Quito (Ecuador) para matricularse, en uno de sus colegios superiores, en la carrera de Medicina, donde pronto brilló con idéntica plenitud que la alcanzada durante su adolescencia, cuando se enfrentaba a las materias específicas de las Humanidades. Tan meteórica fue su progresión académica, que sus maestros se vieron impelidos a otorgarle el título de idoneidad cuando la mayor parte de los compañeros que habían ingresado con él aún se hallaba en los primeros cursos de la carrera, circunstancia que le permitió regresar a su país rodeado de un halo de prestigio que, en adelante, habría de resultarle muy ventajoso en su trayectoria política.

Comenzó, en efecto, tras su regreso a Panamá a integrarse en la vida cívica de la futura república, donde de inmediato consiguió arrastrar a las multitudes merced a su facundia como orador, sustentada en la espléndida formación humanística que había recibido durante su primera juventud. Así las cosas, pronto tuvo ocasión de comparecer en diversos comicios y consultas electorales en los que dejó constancia de su madera de líder, después de haber conseguido el apoyo de numerosos votantes procedentes, sobre todo, de las clases más populares de la sociedad. Al mismo tiempo, desplegó una eficaz y generosa actividad médica que, sostenida en muchas ocasiones sólo por su altruismo, le granjeó el apoyo, el agradecimiento y la admiración de aquellos conciudadanos que aún no se lo habían otorgado por sus actuaciones políticas; y llegó a gozar de tal popularidad por el desempeño de sus funciones facultativas, que fue designado entre esa masa incondicional que le seguía con el apelativo de "El Médico del Pueblo".

Su amplia formación le permitió también destacar como jurisconsulto, profesión que, en su ingente capacidad de trabajo, Mateo Iturralde supo compaginar con el ejercicio de la política y la medicina. Fue, en efecto, uno de los magistrados más temidos y respetados en los foros jurídicos de su nación, donde hasta sus más enconados enemigos se veían forzados a reconocer su alta talla intelectual y los vastos saberes en los que reposaban todas sus decisiones. Le llamaron -por todas estas actividades- además de "Médico del Pueblo", "Esclarecido Patricio" y "Lumbrera del Foro"; pero conviene recordar que nunca ejerció la medicina, la abogacía ni la política con ánimo de lucro, pues fue también uno de los mayores filántropos de su tiempo y llevó a gala mostrar siempre su generosidad con los más necesitados. Cabe añadir, en fin, en un intento de sintetizar todos los ámbitos culturales, sociales y políticos que se vieron enriquecidos por las aportaciones de Mateo Iturralde, un apresurado listado de los cargos y honores que recayeron sobre el prohombre de la ciudad de Panamá durante toda su fecunda existencia: Coronel de Colombia, representante y senador en el Congreso Nacional, diputado en varias asambleas legislativas locales, concejal, juez parroquial, juez de circuito en lo civil, magistrado del Tribunal Superior del Istmo, secretario general de Estado en el Gobierno del Estado Soberano de Panamá y, entre otros cargos, magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.