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ReligiónHistoriaBiografía

Hus, Jan (1373-1415).

Teólogo y reformador religioso checo nacido hacia 1369 en Husinec, pequeña aldea del sur de Bohemia (de la que deriva su nombre) y muerto en Constanza el 6 de julio de 1415. Anatemizado como hereje por el concilio de Constanza, Hus fue, más que un heresiarca doctrinario, un predicador y un escritor espiritual de gran elocuencia, cuya condena de los vicios de la iglesia desencadenó un movimiento de disidencia social y religiosa de amplitud desconocida hasta entonces en el seno de la Cristiandad romana.

Estudiante de teología en la Universidad de Praga, poco antes de su ordenación sacerdotal, en 1400, sufrió una conversión que le apartó, según su propia confesión, de sus ambiciones de clérigo convencional. Hus se convirtió pronto en lector de teología de la universidad, integrándose en el grupo de maestros checos comprometidos con la causa de la reforma moral de la Iglesia. Mediocre teólogo, Hus era heredero de la antigua tradición de los reformadores checos del siglo XIV que atacaron los vicios de la Iglesia institucional. En 1402 fue nombrado rector de la capilla de Belén, centro de la prédica popular en lengua checa adscrito a la universidad. Allí reunió a su alrededor a un nutrido grupo de pensadores reformistas, a menudo más radicales que él, como Jerónimo de Praga (que venía difundiendo las enseñanzas del reformador inglés John Wycliff desde la década de 1390), Pedro de Dresde o Jakoubek de Stribro.

Desde los inicios de su predicación en Belén Hus fustigó incansablemente los vicios del clero. Se calcula que predicó unos tres mil sermones durante sus doce años de servicio en la capilla, ante auditorios multitudinarios formados por los estudiantes y el pueblo de Praga. Con él la capilla de Belén se convirtió en en centro del movimiento popular de reforma religiosa. Sus sermones, doctrinalmente ortodoxos, vituperaban ferozmente los excesos de la Iglesia y mostraban el contraste con la Iglesia primitiva. El efecto de sus prédicas era tanto mayor cuanto eran conocidas su honradez personal y su falta de ambición: nunca pretendió puesto superior al del recto de Belén y sus sermones y cartas traslucen su preocupación pastoral por encima de intereses particulares.

En el punto de partida de su acción reformadora hubo una atenta pero prudente lectura de las obras del reformador inglés John Wycliff, al que conoció a través de su compañero Jerónimo de Praga y cuyas obras copió siendo estudiante para ganarse la vida. A Hus se le ha considerado a menudo fiel discípulo de Wycliff. Esa idea debe ser, sin embargo, matizada. Hus se apartó de numerosas proposiciones de Wycliff que fueron juzgadas como heréticas. Pero sin duda muchas de sus ideas proceden del teólogo inglés. De Wycliff retomó sobre todo la crítica de la Iglesia como institución y la aspiración a una piedad más personal, menos mediatiazada por el poder eclesiástico. Si bien recibió la impronta de Wycliff en algunas cuestiones de dudosa ortodoxia, como la predestinación. Así, en su principal obra, De ecclesia, a menudo confusa e incoherente, afirmaba que la Iglesia era “la invisible comunidad de los elegidos”. Sin embargo Hus se mantuvo apegado al realismo eucarístico y más abierto al sentimiento común de los fieles de su tierra que el téologo inglés. No cayó nunca en ideas donatistas que condenaran los sacramentos administrados por clérigos indignos, pero por su compromiso reformador se sentía afectado por los abusos que veía en torno a sí y que denunciaba sin ambages.

Pero Hus no sólo fue consciente de la necesidad de una profunda reforma religiosa, sino también del emergente nacionalismo bohemio. Crecido en una zona de ricos asentamientos germanos del sur de Bohemia, cerca de la frontera bávara, Hus comprendía las diferencias nacionales y lingüísticas existentes en Bohemia. Abandonó la práctica de predicadores anteriores de hablar tanto en checo como en alemán: hablaba solamente checo y su amor por esta lengua le llevó a escribir un tratado de ortografía checa en 1406. Pensaba que en los cargos públicos tenían que tener preferencia los checos. Pero el nacionalismo de Hus estaba estrechamente unido a sus preocupaciones religiosas. Encontraba la etimología de Bohemia en la palabra eslava Bóh (Dios), llamaba al país reino cristianísimo y escribió en sus obras sobre los “fidelísimos checos”. En Belén se atrajó a los artesanos y a la clase media praguense. No llegó sin embargo a la población alemana, lo que contribuyó a la polarización entre los reformadores checos y la oposición alemana conservadora.

Esa polarización se acentuó al desencadenar los maestros alemanes de la universidad su ataque contra los seguidores de Wycliff. En 1409 el papa Alejandro V condenó la obra de Wycliff como herética y el arzobispo de Praga, Zbynek, prohibió a los maestros checos la defensa de las proposiciones wicliffitas. Ese mismo año Hus fue nombrado rector de la universidad de Praga como consecuencia de los decretos de Kutná Hora promulgados por el rey Wenceslao IV, que daban la preeminencia en la prganización universitaria a los maestros checos sobre los alemanes, que hasta entonces habían monopolizado los altos cargos de la institución. En su nuevo cargo, Hus se convirtió en símbolo del compromiso reformador checo y del nacionalismo de la intelectualidad bohemia. La salida de masiva de maestros alemanes de la universidad tras los decretos de Kutná Hora permitió que despuntaran los intelectuales checos. Wycliff se había convertido ya con anterioridad en blanco de la acción eclesiástica contra los defensores de Wycliff, pero su nueva situación le permitió desafiar las prohibiciones predicando contra la quema de libros del inglés decretada por el arzobispo Zbynek.

Al continuar apoyando las doctrinas wicliffitas, Zbynek lanzó la excomunión sobre Jan Hus. Éste fue llamado a Roma para responder de sus prédicas, pero, negándose a presentarse, se lanzó el entredicho sobre Praga. Hus marchó temporalmente de Praga pero se benefició de la protección del rey Wenceslao para evitar la detención decretada por el papado. En 1412 la predicación de las indulgencias con las que el papa Juan XXIII tenía previsto financiar su guerra contra el rey Ladislao de Nápoles fueron causa de una virulenta prédica de Hus contra los vicios y la degeneración de la Iglesia. La protesta no sólo quedó en el ámbito universitario, sino que trascendió a las calles a través de las prédicas de la capilla de Belén. Tres jóvenes laicos y discípulos de Hus fueron ejecutados por perturbar el orden y la población se apoderó de sus cuerpos, llevándolos en procesión solemne hasta Belén.

Estos acontecimientos provocaron la ruptura entre Hus y Wenceslao IV. Desterrado de Praga por el rey, Hus se retiró a Kozi Hradec, al sur de Bohemia, donde llevó a cabo una febril actividad pastoral y escribió algunas de sus obras más críticas. El exilio dió la oportunidad a Hus de asentar su pensamiento sobre bases teológicas más sólidas. La controversia con sus oponentes teológicos se centró en la cuestión de la naturaleza de la Iglesia. Para esta controversia Hus escribió su principal obra, De ecclesia, compuesta en 1413 para ser leída a modo de sermón en la capilla de Belén. Hus partía en esta obra de la noción wicliffita de la Iglesia como congregación de los predestinados. La relación de Hus con Wycliff fue, no obstante, muy sutil. La terminología wicliffita fue reutilizada para pergeñar una teología moderada y en su mayor parte ortodoxa. Hus consideraba a Wycliff ante todo como reformador y no extrajo de su pensamiento sus implicaciones heterodoxas. La obra teológica de Hus no es sistemática y en este sentido no puede ser considerado como un innovador ni, naturalmente, como heresiarca. En uno de los escasos puntos en que Hus rompió con la ortodoxia católica fue en la cuestión del origen del poder papal. En De ecclesia afirmaba, siguiendo a Wycliff, que el papado no era una institución de origen divino y que, por lo tanto, podía ser eliminada.

Mientras escribía, seguro de la protección nobiliaria que le dispensaba su prestigio, Hus predicó profusamente primero en el sur de Bohemia y luego en el noroeste. Alcanzó entonces su fase de mayor crítica, sentando las bases del radicalismo taborita rural que se desarrollaría años después.Tuvo auditorios campesinos, nutridos y receptivos. Tradujo la Biblia al checo para acercarla al pueblo. Parece asimismo que sus sermones tomaron un cariz social y que atacó ásperamente los abusos señoriales. Sin embargo el movimiento husita integró a numerosos nobles que apoyaron a Hus hasta después de su muerte, enviando una protesta formal al concilio de Constanza firmada por la mayor parte de la aristocracia checa. Su honestidad personal y rigor moral, su discurso nacionalista y su compromiso social hicieronque a su alrededor se formara un movimiento de disidencia de gran heterogeneidad social pero duradero en sus reivindicaciones.

En noviembre de 1414 se reunió el concilio de Constanza, que debía poner fin al Gran Cisma, iniciar la reforma religiosa y poner fin a la herejía bohemia. Convocado al concilio para responder sobre sus doctrinas, Hus decidió acudir para defender sus tesis ante la asamblea, en la que confiaba más que en el papa. Hus creía que los padres conciliares podrían unírsele para iniciar una profunda reforma eclesiástica. Escribió para este propósito un sermón, que nunca llegó a leer, en el que invitaba al concilio a poner fin a los abusos. A pesar de ello no confiaba en el salvoconducto que le había sido concedido por el rey de romanos Segismundo y temía no regresar de Constanza. Sin embargo también comprendía que el concilo ofrecía la posibilidad levantar las sospechas sobre el movimiento de reforma bohemio. Desde su llegada a Constanza Hus fue tratado como hereje convicto, abandonado por el emperador y detenido tres semanas después de su llegada a Constanza. Incomunicado en el castillo de Gottlieben, fue sometido a tumultuosas audiencias públicas y finalmente condenado como hereje. El concilio anatemizó medio centenar de proposicines extraídas de sus escritos (a menudo sacadas fuera de contexto). Durante semanas los cardenales D’Ailly y Zarabella se esforzaron por conseguir mediante coacción su retractación pública, sin éxito. Hus fue quemado vivo el 6 de julio de 1415. Pocos meses después corrió la misma suerte su compañero Jerónimo de Praga.

El reino de Bohemia se sintió afectado en su totalidad por estas ejecuciones. La muerte de Hus fue el desencadenante de un movimiento de profundas raíces revolucionarias que mantendría en jaque a la Cristiandad latina durante más de dos décadas y sería preámbulo su quiebra definitiva en el siglo XVI.

Bibliografía

  • LAMBERT, M.D. La herejía medieval. De los bogomilos a los husitas. Madrid, 1986.

  • RAPP, F. La Iglesia y la vida religiosa en Occidente a fines de la Edad Media. Barcelona, 1973.

  • MACEK, J. La revolución husita; orígenes, desarrollo y consecuencias. Madrid, 1975.

Autor

  • Victoria Horrillo Ledesma