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HistoriaPolíticaBiografía

Grimaldi Pallavicini, Pablo Jerónimo. Marqués de Grimaldi (1720-1786).

Político y diplomático español de origen italiano nacido en Génova en 1706 y muerto en la misma ciudad en 1786. Sirvió durante 45 años a los reyes españoles Fernando VI y Carlos III, primero como diplomático y luego como Secretario de Estado entre 1763 y 1776. Era hijo de Francisco María Grimaldi (embajador extraordinario en España en 1712), perteneciente por tanto a una insigne familia genovesa. En 1746, fecha en que abandonó la carrera eclesiástica, y tras haber sido como su padre embajador extraordinario de Génova en España, fue enviado secretamente a Viena con ocasión de una crisis de las relaciones franco-españolas en el contexto de la Guerra de Sucesión de Austria. Protegido de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, y afín a Ricardo Wall, estuvo luego en las cortes de Suecia, donde fue muy apreciado, Parma y Países Bajos.

Grimaldi fue también embajador de Carlos III (rey que le otorgó su entera confianza) en la corte francesa de Luis XV. Desempeñaba este cargo cuando firmó con su amigo y primer ministro francés Étienne François Choiseul el Tercer Pacto de Familia (15 de agosto de 1761) que acordaba la defensa mutua entre España y Francia, principalmente contra Gran Bretaña; a pesar de los elogios de Carlos III era una alianza poco favorable a los intereses españoles, que originó la entrada en la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra y Portugal. Grimaldi fue igualmente signatario de la Paz de París del 10 de febrero de 1763, que puso fin a esa guerra. El diplomático genovés obtendría para España la devolución de los territorios cubanos y filipinos conquistados por los ingleses, además de la cesión de la Luisiana por parte de Francia para compensar la pérdida de Florida, entregada a Inglaterra. Por esta época tuvo como secretario a José de Gálvez y Gallardo, luego ministro de Indias.

Este mismo año sucedió al retirado Ricardo Wall Devreux al frente de la Secretaría de Estado. Francófilo en política exterior, regalista y reformista moderado, creó un proyecto de fiscalidad unificada y fomentó la creación de sociedades económicas. Desde el principio de su ministerio reunió semanalmente a los demás miembros del gabinete de gobierno, dando muestras de un inicial dominio del mismo. Tuvo que afrontar en 1766 los levantamientos populares conocidos como “Motín de Esquilache”, durante el cual algunos revoltosos saquearon su casa y llegaron a amenazarle por ser extranjero. A causa de esto Grimaldi solicitaría incluso su separación del cargo, pero Carlos III no aceptó su dimisión, manteniéndole en el gobierno al contrario que Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache. Formó parte de la junta que aprobó el año siguiente la expulsión de los jesuitas; sobre esta cuestión envió además a José Moñino y Redondo (el futuro conde de Floridablanca) como embajador a Roma para lograr del papa la supresión de la orden (hecha efectiva en 1773).

Además de la creciente impopularidad, se encontró durante su gobierno con la oposición hacia él y sus seguidores (los llamados “golillas”) por parte del “partido aragonés”. Éste estaba encabezado por Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda y por entonces presidente del Consejo de Castilla, quien en muchas ocasiones actuó en campos propios de Grimaldi. Un momento especialmente tenso de esta rivalidad acaeció en 1770 en relación con el enfrentamiento hispano-británico por las islas Malvinas: mientras que Grimaldi se mostraba más dialogante, Aranda, militar de carrera, prefería la guerra.

En 1776, poco después de la creación de un tribunal independiente llamado Real Junta de Correos y Postas de España (presidido por Grimaldi como Secretario de Estado), tendría que dimitir por diversas razones: el detonante fue el desastre de la expedición española de un protegido suyo, Alejandro O'Reilly, contra Argel (1775), pero detrás de ello estaba, como era habitual, la animadversión del conde de Aranda y del “partido aragonés”. Esta vez se sumaba además la del mismísimo Príncipe de Asturias (el futuro Carlos IV). Asimismo, en el difícil contexto internacional creado por la guerra de Independencia de los Estados Unidos, optó, contrariamente al rey y al gobierno en general, por rechazar ayudar a los rebeldes ante el temor de que los dominios americanos españoles siguieran su ejemplo: ni siquiera quiso recibir al enviado norteamericano, Arthur Lee. Tampoco era bien visto por otro de los hombres de confianza de Carlos III, Bernardo Tanucci, ni por el embajador francés, ni por el secretario de Estado portugués, Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal. De este modo, prácticamente sólo, presentó su renuncia el 9 de noviembre. No obstante, a despecho de sus enemigos, recibió la gracia de nombrar a su sucesor: el elegido fue el conde de Floridablanca, todavía embajador en Roma. Grimaldi, volviendo a su anterior dedicación diplomática, ocupó el puesto que aquel dejaba vacante.

El propio Floridablanca recompensó la confianza depositada en él logrando para Grimaldi los títulos de marqués de Grimaldi y Grande de España. Lento y moderado en su modo de proceder, su personalidad era poco acusada, causa y origen de que en muchas ocasiones sus rivales se hiciesen notar más que él. De vida privada intachable, elegante y ordenado en primera tonsura (era conocido como “el lindo abate”), fue uno de los muchos estadistas italianos que sirvieron en la Corte española durante el siglo XVIII, como Tanucci o el marqués de Esquilache. Se conserva en Madrid, en la Plaza de la Marina Española, su palacio neoclásico construido por el arquitecto Francisco Sabatini en 1776.

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ, R. Carlos III. (Madrid, Arlanza Ediciones: 2001).

  • Historia de España de Ramón Menéndez Pidal. Vol. XXIX-2: “La época de los primeros borbones: la nueva monarquía y su posición en Europa (1700-1759). (Madrid, Espasa-Calpe: 1987).

  • JURETSCHKE, H. “El Marqués de Grimaldi visto por los representantes diplomáticos de Viena, acreditados en la corte de Carlos III”, en Cuadernos de la Escuela Diplomática, 3 (1989) 65-82.

  • RODRÍGUEZ CASADO, V. La política y los políticos en el reinado de Carlos III. (Madrid, Rialp: 1962).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez