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PolíticaHistoriaBiografía

Bouillón, Godofredo de (1061-1100).

Duque de la Baja Lorena, nacido en Baisy en el año 1061, y muerto en Jerusalén en el 1100. Fue hijo de Eustaquio II, conde de Bologne. Al morir su tío Godofredo III el Giboso, heredó el título de éste, duque de la Baja Lorena. El emperador Enrique IV no le reconoció dicho título, concediéndole tan sólo el marquesado de Amberes. La viuda de su tío Godofredo, Matilde de Toscana, se enemistó con Godofredo de Bouillón por haber sido el beneficiario de su herencia, por lo que le hostigó y atacó sin éxito sus posesiones en el año 1076. En el asunto de la querella de las investiduras que enfrentó al papa Gregorio VII y al emperador Enrique IV, Godofredo prestó valiosísimos servicios al monarca, concediéndole éste, por fin, el reconocimiento como duque de la Baja Lorena.

En el año 1095, el papa Urbano II proclamó en la ciudad francesa de Clermont la primera cruzada para liberar Tierra Santa, en manos de los musulmanes. Urbano II, ante la imposibilidad de atraer a los monarcas para la empresa (tanto Felipe I de Francia, como Enrique IV estaban excomulgados por diferentes motivos), supo hacer partícipes de la empresa a un gran número de poderosos caballeros feudales, casi todos ellos segundones y con avidez por conseguir gloria militar y riquezas, cosas estas que les estaban negadas en sus respectivos lugares. Godofredo de Bouillón fue de los primeros caballeros en tomar el hábito de cruzado. Para ello vendió su ducado y sus bienes, con el propósito de encaminarse lo antes posible hacia Tierra Santa.

La preparación y liderazgo de la cruzada estuvo a cargo del propio papa, que nombró como representante suyo y jefe de los cruzados a Ademarde de Montevil, obispo de Puy, y como jefe militar a Raimundo, conde de Tolouse. Pese al gran número de caballeros que acudieron a la llamada de la cruzada (7.000 caballeros y 60.000 peones), la dirección o jefatura impuesta por el papa no se respetó, ya que enseguida se formaron cuatro grupos diferentes de caballeros: Godofredo de Bouillón y su hermano Balduino dirigieron el grupo lorenés; Hugo de Vermandois, hermano menor del rey de Francia, Esteban de Blois y Roberto de Flandes marcharon al frente de un nutrido grupo de caballeros franco-flamencos; Roberto de Normandía comandaba el grupo de normandos de Sicilia; y por último el jefe nominal, Raimundo de Tolouse al mando de su grupo provenzal.

Todos los grupos de caballeros se agruparon en la ciudad de Colonia. Godofredo y su grupo fueron los primeros en partir hacia Tierra Santa, siguiendo el eje terrestre que unía las ciudades de Ratisbona, Sirmio, Sárdica y Constantinopla. Durante la travesía, Godofredo demostró sus amplias dotes de mando y de liderazgo, y sobre todo su valía diplomática, teniendo mucho cuidado de que sus tropas no expoliaran ni saquearan allí por donde pasaban, como era la tónica general.

Cada uno llegó por su cuenta a Constantinopla, donde todos los cruzados se agruparon para dirigir juntos sus fuerzas ante los musulmanes en Tierra Santa. En dicha ciudad tuvieron serios problemas con el emperador bizantino Alejo I Commeno, pues no se fiaba de ese gran contingente de fuerzas occidentales dentro del corazón de su imperio. El emperador les obligó a prestarle un juramento de fidelidad, a lo que se negaron Raimundo de Tolouse y Tancredo el normando. Alejo pretendía con esta medida que los cruzados pusieran bajo su dominio, y no bajo el del papa, todos los territorios que el imperio bizantino había perdido por el empuje musulmán. Pero el principal objetivo del emperador era que los cruzados abandonaran cuanto antes sus territorios, lo que hicieron con la ayuda directa del emperador, que les avitualló y puso a su disposición un ejército bizantino de auxilio. Esto último lo hizo con la condición de conquistar primero la ciudad de Nicea, que debía pasar a manos bizantinas. Nicea cayó en 1097, pasando a los dominios del emperador, por lo que la ciudad se salvó de un saqueo seguro por parte de los cruzados. Los cruzados, molestos por no haberles dejado expoliar la ciudad, actuaron en adelante por su cuenta. En su paseo triunfal hacia Jerusalén, la siguiente ciudad en caer fue Antioquía, que pasó a manos de Bohemundo, que creó el Principado de Antioquía. Balduino, hermano de Godofredo, a su vez formó el Condado de Edesa en 1099.

Jerusalén no tardó en caer a manos de los ejércitos cruzados, comandados por Godofredo de Bouillón, pues durante toda la expedición se ganó la jefatura moral del grupo debido a su comportamiento valeroso y de caballero. Jerusalén fue asaltada y saqueada sin piedad por un ejército ávido de riquezas y de botín, no exento tampoco de odio religioso hacia los infieles. No hay que olvidar que los cruzados marcharon hacia Tierra Santa no sólo para liberarla de los infieles herejes, como ellos denominaban a los musulmanes, sino también para obtener riquezas y feudos que en sus lugares de origen no podían obtener por diversas razones.

Una vez conquistada la Ciudad Santa, los cruzados ofrecieron a Godofredo el trono de Jerusalén, pero éste se negó a llevar la corona, alegando que no era merecedor de soportar una corona de oro donde Cristo llevó espinas. Pero sí adoptó el título de Advocatus Sancti Sepulcri (defensor del Santo Sepulcro), es decir, protector de una temporalidad eclesiástica, dejando bien claro que la conquista de la Ciudad Santa era un patrimonio papal. Al morir en el año 1100, su hermano Balduino fue elegido rey de Jerusalén, por lo que dejó el condado de Edesa para su otro hermano, Balduino de Le Bourg. No hay duda, a la hora de valorar la figura de Godofredo de Bouillón, de que este noble lorenés personificó todos los ideales caballerescos y de cruzadas de la época. Fue uno de los pocos que se preocupó seriamente por restituir la fe cristiana en los territorios conquistados por los cruzados.

Bibliografía

  • PERNOUD, R: Los hombres de las cruzadas, Madrid, 1987.

  • ZABOROV, M: Historia de las Cruzadas, Madrid, 1979.

Autor

  • Sagrario Arenas DoradoCarlos Herráiz García