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HistoriaPolíticaBiografía

Aníbal Barca (247-183 a.C.).

General y político cartaginés, hijo de Amílcar Barca, nacido en Cartago en el 247 a.C. y muerto en Bitinia en el 183 a.C.

Vida

Aníbal tenía nueve años cuando su padre Amílcar le hizo jurar solemnemente ante el altar de Baal Shamin que nunca sería amigo de los romanos. Desde muy joven acompañó a su padre en sus campañas y, tras la muerte de éste, sirvió al lado de Asdrúbal, cuñado de su padre, que le había sucedido en el mando del ejército cartaginés en España. Con la muerte del general a manos de un soldado celtíbero, Aníbal fue elegido por los soldados cartagineses como general, ya que veían en él el vivo reflejo de su padre. Al año siguiente (221 a.C.) el Senado de Cartago confirmó esta decisión, a pesar de la oposición de parte de los senadores que consideraban que a sus veinticinco años no tenía la experiencia necesaria para tener el mando absoluto de las tropas.

Segunda guerra púnica e invasión de Italia

En el 219 a.C., Aníbal atacó Sagunto, aliada de Roma, lo que provocó el inicio de la Segunda Guerra Púnica (véase Guerras Púnicas). Ante la sorpresa general, decidió invadir Roma por tierra partiendo desde España, en parte obligado por la inferioridad naval y las dificultades financieras para armar una armada. Lo primero que hizo fue asegurarse la neutralidad de los pueblos celtas que iban a encontrar en su camino. En los días previos a su partida recibió en Cartagena a los jefes de las tribus de la Galia Cisalpina, de los que obtuvo amistad e información fundamental para poder atravesar los Alpes. Antes de partir desde Cartago-Nova en el mes de mayo de 218 a.C., confió el gobierno de España a su hermano Asdrúbal, y para asegurarse la fidelidad de su retaguardia envió tropas iberas a África y tropas africanas a España. Aníbal partió con un ejército compuesto por 90.000 soldados de infantería, 12.000 jinetes y 37 elefantes. Al final del verano, tras vencer la resistencia que le habían ofrecido las tribus celtibéricas de Cataluña, consiguió cruzar el Ródano. La rapidez de la marcha logró evitar el enfrentamiento con dos legiones romanas que habían sido desembarcadas en Marsella al mando de P. Cornelio Escipión. El objetivo de Aníbal era llegar antes del final del verano al valle del Po para reunirse con sus aliados celtas. La presencia cercana de las tropas romanas obligó a Aníbal a entrar en Italia atravesando los Alpes con ayuda de guías indígenas. La travesía, que tuvo lugar en invierno, se desarrolló en quince días, pero el precio pagado en vidas humanas fue muy alto, ya que al llegar a la altura de Turín tan sólo quedaban vivos 20.000 infantes y 6.000 jinetes. Tras derrotar en las cercanías de Verceil a Escipión, que había regresado por mar a Italia, Aníbal pasó el invierno cerca de Bolonia, donde acudieron miles de galos dispuestos a ponerse bajo sus ordenes.

Acabado el invierno, durante el cual habían perdido la mayor parte de los caballos y las mulas y todos los elefantes menos uno, el general cartaginés avanzó hacia la Toscana y se enfrentó en las cercanías del lago Trasimeno con el cónsul Flaminio, al que derrotó fácilmente. Ello permitió a Aníbal reequipar a su ejército. Pasó el invierno y la primavera del 216 a.C. en la Apulia, donde recibió las noticias de las victorias de Roma en España, lo que le aislaba por completo de su retaguardia. Mientras, los romanos habían reunido ocho legiones bajo el mando de los cónsules Pablo Emilio y Terencio Varrón, con las que pretendían expulsar al general invasor. Éste, en previsión del contraataque romano, se había apoderado de la ciudadela de Cannas, hacia donde se dirigieron las legiones dispuestas para el combate. La más famosa de las batallas de la antigüedad tuvo lugar el 2 de agosto del 216 a.C. Aníbal demostró ser el mejor estratega de su tiempo, al enfrentar a un ejército que le superaba en número y obtener una sonora victoria. Sobre el campo de batalla quedaron 70.000 romanos y unos 6.000 soldados cartagineses. La ciudad de Roma se encontraba en peligro, ya que Aníbal llegó hasta las orillas del río, a pocos kilómetros al este de la ciudad, pero el Bárcida sólo esperaba un tratado que devolviera a Cartago a la situación de privilegio perdida tras los tratados del 241 a.C. y del 236 a.C. Aníbal desplegó una intensa labor diplomática en el sur de Italia aprovechando el efecto de su victoria. En nombre de Cartago, el jefe púnico pactó con varias ciudades italianas y garantizó su autonomía con el fin de establecer un protectorado en el sur de Italia y Sicilia.

La Pugna romano-cartaginesa en Hispania

En el 215 a.C. concluyó un pacto de alianza con el rey de Macedonia Filipo V, en el que se estipulaba el apoyo de los macedonios a los cartagineses, la obligación de ayuda mutua y el compromiso de no firmar un paz separada con el enemigo. Las negociaciones iniciadas con el tirano de Siracusa llegaron a buen puerto y se les prometió a los sicilianos que se quedarían con la mitad oriental de la isla. Los siracusanos atacaron entonces a los romanos, con lo que se vieron privados del trigo que obtenían de la isla. Mientras, Aníbal consiguió apoderarse de Tarento, lo que le permitía recuperar el control del estrecho de Messina. Pero los romanos lograron reorganizarse y fueron recuperando poco a poco las plazas perdidas. La primera en caer fue Capua en el 211 a.C., a esa siguió Tarento en el 209 a.C., mientras Aníbal se encontraba bloqueado en Calabria. Su hermano Asdrúbal, tras ser expulsado de España por Escipión el Africano, trató de unirse a él siguiendo la misma ruta a través de los Alpes. Los romanos consiguieron interceptar el mansaje que mandó a su hermano, indicando Umbría como punto de reunión, lo que les permitió enviar dos ejércitos consulares contra Asdrúbal, cuyas tropas fueron masacradas en la batalla de Metauro. La situación se volvió muy difícil para Aníbal, que se encontraba bloqueado por los hombres del cónsul C. Claudio Nerón en el Bruttium. Su última esperanza, la ayuda de Filipo V de Macedonia, se esfumó cuando éste se alió con Roma al año siguiente.

La llegada de Aníbal a la Península Ibérica. Tapiz de la catedral de Zamora.

Últimos años

Cartago trató de aligerar la presión sobre él ordenando a Magón un desembarco en Liguria, pero la invasión de África llevada a cabo por Escipión obligó al Senado cartaginés a ordenar el regreso de Aníbal. Esta institución estaba liderada por su gran rival, Hannón, a quien culpaba de su fracaso en Italia. Esta circunstancia le llevó a establecer, tras desembarcar en Leptis Magna, su cuartel de invierno en Hadrumeto, en la región de Byzacena, donde su familia tenía sus propiedades. Con este movimiento pretendía alejarse de las intrigas de la capital y del ejército de Escipión. En la primavera del 202 a.C., Aníbal dejó su campamento y se dirigió hacia el oeste para estacionarse en las cercanías de Zama. Allí entabló conversaciones con Escipión y le propuso renunciar a todos los intentos de recuperar las posesiones de Cartago fuera de África. El rechazo del general romano a esta propuesta hizo inevitable la guerra. El enfrentamiento tuvo lugar en las cercanías del campamento cartaginés. El fracaso del ataque de los elefantes y la superioridad de la caballería romana, que estaba ayudada por la númida, acabó con una masacre y una desbandada entre las filas de los hombres de Aníbal. Esta derrota obligó a Cartago a firmar la rendición, en la que se incluían unas cláusulas humillantes para la ciudad. Aníbal, a pesar de todo, mantuvo el mando del ejército, además de conservar toda la estimación del pueblo. La presión de éste hizo que fuese elegido sufete para el año 196 a.C. Su primera medida fue la de revisar el estado de las finanzas y establecer una ley en la que se establecía que los jueces serían elegidos por un año y sin posibilidad de reelección inmediata. El Senado respondió acusándole ante los romanos de traición, a lo que éstos respondieron pidiendo su dimisión. Cuando acabó su mandato y perdió su invulnerabilidad en el verano del 195 a.C., para evitar males mayores, Aníbal abandonó la ciudad y se dirigió hacia el exilio, en el que permaneció hasta su muerte.

Historia del imperio romano.

Bibliografía

  • APIANO. Sobre Iberia y Aníbal. (Madrid: Alianza, 1993).

  • LANCEL, S. Cartago. (Barcelona: Crítica, 1994).

  • PROCTOR, D. La expedición de Aníbal en la Historia. (Madrid: 1974).

JLGC

Autor

  • JLGC