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LiteraturaBiografía

Alarcón y Ariza, Pedro Antonio de (1833-1891).

Novelista español nació en Guadix (Granada) en 1833 y falleció en Madrid el 19 de julio de 1891.

Estudió Derecho, carrera que no pudo terminar a causa de las dificultades económicas de su familia por lo que volvió a su pueblo natal para cursar allí estudios eclesiásticos, que tampoco terminó. Entregado al periodismo, dirigió El eco de Occidente y, establecido en Madrid, fue responsable de El látigo, revista satírica y anticlerical; en esta ciudad, formó parte del grupo de los escritores románticos. Gracias a su labor periodística, se hizo famoso y pudo influir sobre la sociedad española del momento. Ello le llevó a ser diputado por Guadix en 1864, tras renunciar al cargo de ministro, y consejero de Alfonso XII en 1875. Crítico inmisericorde de la Monarquía en su juventud, su postura le llevó a un duelo con el escritor monárquico venezolano Heriberto García Quevedo, quien disparó al aire una vez que Alarcón hubo fallado el tiro. Más tarde, Alarcón osciló hacia posturas profundamente reaccionarias, una de las causas que lo ha tenido alejado de lectores y críticos durante muchos años.

La obra literaria de Alarcón se sitúa en el paso del Prerrealismo al Realismo, con una influencia del ya lejano Romanticismo. La primera novela, El final de Norma (1855), es una obra juvenil, imaginativa y fantástica, de influencia romántica y elementos folletinescos. La incesante actividad del autor en el campo periodístico con crónicas, artículos políticos, cuadros de costumbres, relatos, críticas literarias, se plasmó en algunos de sus libros. Diario de un testigo de la guerra de África (1859-60) narra las campañas de O'Donell en Marruecos y la toma de Tetuán, con una óptica excesivamente patriótica. Es una mezcla de documento histórico, colorismo descriptivo y elementos pintorescos. Le hizo muy popular.

Alarcón agrupó su narrativa corta, muchos de los relatos habían aparecido previamente en la prensa, en tres series: Cuentos amatorios (1881), Historietas nacionales (1881) y Narraciones inverosímiles (1882). En la serie de Cuentos amatorios se incluyen las dos narraciones más significativas: “El clavo” y “La comendadora”. La primera se publicó en El Eco de Occidente y en una edición independiente de Granada, en 1854. La fuente es una causa célebre, que tiene el interés de una historia policíaca, rodeada de elementos de tipo romántico. “La comendadora”, publicada en El Museo Universal en 1868, refleja la plasticidad de ciertos elementos pictóricos ya que se desarrolla en una Granada luminosa y primaveral. Las Historietas nacionales se mueven entre el costumbrismo, la tradición y la fantasía. Fueron muy populares algunas de ellas como “El afrancesado” y “El carbonero alcalde”, ambas localizadas en la Guerra de la Independencia; “La corneta de llaves”, ambientada en el marco de la guerra carlista; y “La buenaventura”, que recrea un episodio del bandolerismo andaluz. Narraciones inverosímiles agrupa una serie de novelitas de muy distinto carácter y estilo, entre las que destaca la titulada “El amigo de la muerte”.

No todos los cuentos e historietas alarconianas participan de la tendencia romántica. El sombrero de tres picos (1874) se sitúa en una línea de realismo moderado, movido por una intención idealizadora. Se publicó esta novela, relativamente corta, en la Revista Europea y en libro, en 1874. Su redacción está inspirada en la historia de “El corregidor y la molinera”, poetizada en romances, jácaras y canciones. La acción se desarrolla en un tiempo cronológico reducido, de unas dieciséis horas. Se localiza en tres núcleos especiales: el molino harinero, con sus dependencias y el emparrado, el camino del molino a la urbe y la casa del Corregidor, en la ciudad episcopal innominada. Estos espacios y las distintas secuencias de la acción se interrelacionan con cierta efectividad teatral. El final es lo más original de Alarcón y señala su momento culminante como narrador. Quizá sea un animado cuadro de costumbres, el broche de oro del costumbrismo español.

Pedro Antonio de Alarcón, El sombrero de tres picos.

El mayor éxito como novelista lo obtuvo Alarcón con El escándalo, publicado en 1875. Situada entre un romanticismo tardío y un prerrealismo dualista, es una novela de tesis, moralizante, de tema melodramático. Se funden en ella rasgos autobiográficos, hechos rigurosamente históricos y recuerdos de personajes reales. Su estructura responde al concepto clásico en el que el narrador, alternando con los personajes, transmite una historia llena de sucesos con la que pretende captar la atención de los lectores. El relato está dividido en ocho libros y un epílogo. Los recursos que emplea el autor, como el cambio de perspectivas, la utilización de distintos narradores, la influencia de situaciones del pasado y del presente, el abandono del relato lineal, la superposición de planos narrativos, no pueden interpretarse como una renovación técnica. Para el profesor Baquero Goyanes, estos artificios están ligados al "folletinismo" del siglo XIX, “en versión popular y efectista”.

El Escándalo es una novela de tesis religiosa, un relato, en cierto sentido tendencioso, que manifiesta la postura reaccionaria de Alarcón. Su polémico discurso de ingreso en la Real Academia Española sobre La moral en el arte, leído en 1876, confirma su actitud moralizante. Las opiniones que se han vertido sobre ella arrastran todos los tópicos que desde el siglo XIX se vienen repitiendo sobre el autor. Quizá las tesis que defendía han oscurecido elementos relevantes como la estructura narrativa, el manejo del tiempo y del espacio, los caracteres de los personajes, entre otros.

Siguiendo la misma tendencia religiosa espiritualista, el autor publicó en 1880 El niño de la bola. Dividida en cuatro libros, cuenta una moderna versión del tema de los amantes de Teruel en un escenario andaluz. Los protagonistas son perseguidos por un destino cruel que les hará morir uno en manos del otro. El final es violento y efectista. Para Montesinos es la mejor novela romántica.

Del año siguiente es El capitán Veneno (1881), dedicada a Tamayo y Baus. Es un ejemplo de ficción idealizante, en la que se mezclan elementos humorísticos y sentimentales y se eliminan los propósitos moralizadores. La acción se centra en la historia de un capitán autoritario, gruñón, opuesto al matrimonio, “domesticado” por la joven enamorada Angustias. La moraleja es que el amor termina por vencerlo todo.

El ciclo novelístico de Alarcón se cierra con La Pródiga, publicada en el suplemento literario de la Revista Hispano-Americana, de febrero de 1881 a febrero de 1882. La narración no encontró eco en la crítica de su tiempo, por lo que el autor, disgustado, no volvió a escribir. Puede considerarse su testamento literario y su mejor novela. Sigue la postura de tesis: es un alegato contra el amor libre y una defensa del matrimonio católico. Sin embargo, en esta novela, Alarcón ha logrado materializar de forma negativa la relación más significativa de la sociedad, la “antiprodigalidad”. Frente a esto, el escritor es capaz de elaborar una verdadera utopía contestataria, a la que él mismo no se une.

Los últimos años de vida del novelista estuvieron ligados a la localidad madrileña de Valdemoro, donde tenía una casa de veraneo a la que solía acudir con frecuencia para alejarse del bullicio de Madrid. En 1888 sufrió una hemiplejía que le dejó serias secuelas, por lo que decidió retirarse a Valdemoro para descansar. Sin embargo, unos días antes de su fallecimiento, al empeorar seriamente su estado de salud, fue trasladado a su residencia habitual en la calle Atocha de Madrid, donde falleció el 19 de julio de 1891.

Autor

  • AGM